Cofundador y presidente de Greenward

Este 2025 ha inaugurado una nueva etapa a nivel internacional. Los anuncios de Donald Trump en sus primeras semanas como Presidente han reavivado el debate sobre el equilibrio entre acelerar la agenda verde y otras prioridades. De la reacción de la UE y España dependerá nuestra competitividad en las nuevas coordenadas geopolíticas.

España se posiciona en un lugar privilegiado dentro del panorama energético europeo, no solo por su ubicación geográfica, sino también por el potencial latente en un recurso fundamental pero frecuentemente subestimado: la eficiencia energética. Y es que, la eficiencia energética representa un pilar clave para la transición hacia una economía más verde y sostenible.

Desde el mes de julio el precio medio del pool eléctrico español se ha disparado hasta alcanzar máximos históricos y más que triplicando la media de la última década. El Plan de Choque anunciado por el Ejecutivo para mitigar el impacto sobre la factura eléctrica es voluntariamente cortoplacista ya que incluso las medidas de rebaja de impuestos (eficaces y muy bienvenidas) tienen un horizonte temporal. Por otra parte, la medida "estrella" de recorte de los llamados "beneficios extraordinarios" de las compañías energéticas será sin duda contestada y litigada, y puede ser un auténtico boomerang. Puede suceder algo similar a lo ocurrido con el recorte retroactivo de las subvenciones a las renovables, en un pasado no tan lejano y, por tanto, volver a encontrarnos ese importe socializado nuevamente en las facturas de todos los consumidores.

El próximo 12 de febrero se cierra el periodo de participación pública abierto por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico -MITECO- para regular un mecanismo que acredite la consecución de una cantidad de ahorro energético a efectos del cumplimiento de las obligaciones del sistema nacional de obligaciones de eficiencia energética. El tema es de suma importancia, y el hecho de que el Ministerio, junto al Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), estén empujando y liderando esta iniciativa es muy buena noticia. Porque queda mucho por hacer.

Sin una intervención extensa e intensiva para mejorar la eficiencia energética del parque edificatorio en España no será posible alcanzar los objetivos de descarbonización establecidos por el Gobierno, por la Unión Europea y por el Acuerdo de París, ni conseguir la necesaria tracción para que España se recupere de los efectos económicos de la crisis del COVID-19 en el menor tiempo posible.