David Sanz
Las secuelas de los ataques de ransomware WannaCry en organizaciones de más de 150 países aún continúan. Y no solo por su impacto económico o a nivel de reputación, sino incluso por la repercusión en la salud pública. Al fin y al cabo, el entorno sanitario es la principal víctima de brechas de seguridad, con datos personales de casi 16 millones de personas sustraídos el pasado año solo en Estados Unidos.