La crisis está matando el centro político
Aquel domingo un país entero respiró aliviado por su victoria, pero seguramente él no era completamente feliz. Acababa de ganar las elecciones presidenciales con un 82% de los votos y volvería a presidir uno de los países más importantes del mundo, pero en el fondo Jacques Chirac debía saber que su arrolladora victoria no era por él, sino por su rival: casi nadie en Francia quería al otro candidato, Jean-Marie Le Pen.