Análisis | Antonio Lorenzo
La capacidad de asombro del sector tecnológico cotiza a la baja. Los más de 107.000 visitantes que han participado del éxito del Mobile World Congress (MWC) difícilmente recordarán esta semana por la irrupción de algún hallazgo realmente rompedor. Mientras que la política enfangaba la feria de puertas hacia fuera, dentro del recinto solo se respiraba negocio. Los asuntos locales son peanouts, de forma que los conflictos soberanistas les han importado a los congresistas extranjeros lo mismo que un cacahuete.