Los datos del mercado laboral confirman una y otra vez que la brecha de género en el empleo es consecuencia directa de la desigualdad en las labores del hogar y de los cuidados. Tareas históricamente asumidas por las mujeres cuyo nivel de arraigo es tal que está costando borrarlas incluso de la concepción de las generaciones más jóvenes, que aún piensan que de tener que asumirlas alguien, lo más lógico es que lo hagan ellas. El problema, lejos de ser exclusivamente sociológico, tiene un impacto notable en la economía, no sólo de las trabajadoras, que cuentan con peores jornadas y menores salarios, sino del país, por el valor agregado bruto que deja de ingresar.

Periodista, acérrima defensora del sólo con tilde y rastreadora de datos sobre economía doméstica. Saltar al mercado laboral en plena crisis financiera me hizo primar la sencillez sobre la floritura; ya es complejo interpretar una factura de la luz, como para tener que descifrar también las noticias. Como reza la famosa frase que nunca dijo Einstein: "Si no puedes explicarlo de forma simple, es que no lo entiendes suficientemente bien".