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Una mujer vende su cara a una inteligencia artificial por 1.500 euros y ahora se arrepiente: "Debería haber buscado asesoramiento legal"

Cara hecha con IA | Alamy

Sin apenas darnos cuenta, la inteligencia artificial ha pasado de ser un invento del futuro a estar presente en prácticamente cualquier ámbito de nuestra vida. Ya no solo estamos hablando de robots conversacionales, pues cada día los expertos encuentran un nuevo uso de esta tecnología. Y aunque normalmente es para ayudar al ser humano, hay ocasiones en las que puede volverse en su contra.

El caso más llamativo es el de una mujer que se hace llamar Lucy y que hace algunos meses decidió vender su rostro a una startup de inteligencia artificial. A priori parecía un negocio sencillo, pero la joven de 23 tardó muy poco tiempo en darse cuenta de que había tomado una decisión que cambiaría su vida.

En profundidad

Según cuenta el diario Mirror, Lucy era una chica como cualquier otra que en septiembre de 2024 recibió un mensaje a través de Instagram. Una empresa emergente de IA le quería ofrecer un trato: comprarle los derechos de su cara para poder utilizar sus rasgos en la creación de modelos generados artificialmente.

Sin pensarlo demasiado, decidió aceptar a cambio de 1.500 libras. Le pareció "una forma fácil de ganar dinero", pero rápidamente se dio cuenta de los peligros que suponía su decisión. Lo único que tuvo que hacer fue enviar unos cuantos vídeos, pero desde el momento en el que firmó el contrato, su cara se puede utilizar en cualquier anuncio, sin tener que pedirle permiso ni recibiendo ninguna compensación a cambio.

Y es que en Reino Unido ha entrado en vigor este mismo año una normativa según la cual las empresas tecnológicas pueden crear contenido generado con IA sin pagar a los modelos. "Me arrepiento mucho de haberme precipitado en mi decisión y debería haber buscado asesoramiento legal antes de firmar ese contrato o, al menos, haberlo hablado con mis padres. Además, nunca pensé en el largo plazo; lo único que me importaba en ese momento era el pago", explica Lucy.

Más detalles

El cineasta Sam Tullen, que produjo junto a Tegan Marlow un documental llamado 'The AI Face Trade' en el que expone este tipo de negocios, comenta que el caso de Lucy es solo la punta del iceberg, y que hay miles de personas que "están entregando su rostro voluntariamente sin comprender plenamente las consecuencias". Eso sí, hay que decir que en esta historia hay algo positivo, pues Lucy invirtió el dinero en un negocio propio de maquillaje que, por el momento, funciona correctamente.

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