
Los aliados que auparon el poder de la República Islámica de Irán en la región de Oriente Medio dejan solo a los líderes de Teherán ante la ofensiva de Estados Unidos e Israel. Ahora mismo, los líderes iraníes se encuentran en un momento en el que la violencia y los ataques estadounidenses e israelíes van a más, mientras sus soportes en la región parece que no quieren poner a sus países nuevamente en peligro.
Las posturas de Siria y Hezbolá (una organización político-militar chiita con base en Líbano) han mostrado su apoyo a Irán y decidieron mantener la presión política y logística, sin escalar hacia un enfrentamiento bélico de la mano de Teherán. Por su parte, los Hutíes (Norte de Yemen) y algunas milicias iraquíes podrían dar alguna respuesta, pero los gobierno tampoco han mostrado disposición de unirse al ejército iraní. A pesar de que estas milicias se han beneficiado del apoyo de Teherán durante años, no tienen capacidad suficiente para entrar en combate.

Por su parte, Rusia y China muestran también un apoyo diplomático, pero se mantienen completamente al margen del conflicto. Desde Pekín condenaron de forma flagrante el bombardeo estadounidense a las instalaciones nucleares de Irán. El Ministerio de Exteriores publicó en su cuenta de X (antes Twitter) que los ataques estadounidenses "violan gravemente los propósitos y principios de la Carta de la ONU de derecho internacional, y han exacerbado las tensiones en Oriente Medio".
En este sentido, desde Pekín hacen un llamamiento "a las partes en conflicto", señalando directamente a Israel, a que alcancen "un alto al fuego lo antes posible", que se garantice la seguridad de los civiles e "inicien el diálogo y la negociación". En este sentido, la diplomacia china se ofrece como actor neutral para "aunar esfuerzos y defender la justicia" para restablecer la paz en la zona.
A pesar de que Irán vende alrededor de su 90% de petróleo a China, en Pekín están mucho más pendientes de guardar sus fuerzas, ya que puede estallar un conflicto en cualquier momento con Taiwán. Actualmente, las cosas en el mar de China están muy tensas, y Pekín necesita toda su potencia militar en controlar la zona y mantener sus fuerzas centradas en esta área de tensión.
El presidente ruso, Vladimir Putin, mantuvo la misma línea que Pekín. Denunció la "agresión no provocada" contra Irán. El presidente calificó el ataque de "infundado e injustificado" tras reunirse con el ministro de Asuntos Exteriores Iraní, Abbas Araghchi, este mismo lunes en el Kremlin. El líder ruso añadió que quería discutir con el enviado iraní cómo salir de la situación actual.
A pesar de esta situación de 'aislamiento', desde Teherán ya han advertido que "habrá consecuencias" a los ataques estadounidenses a sus instalaciones nucleares. Estos ataques se produjeron después de que Israel bombardeara el país el día 13 de junio, momento en el que EEUU tomó parte en el conflicto.
Putin, que también habló con el primer ministro iraquí, Mohammed Shia Al-Sudani, para abordar las crecientes tensiones en la región, se mantuvo al margen y, al igual que China, se ofreció ante su homólogo estadounidense, Donald Trump, para mediar entre las partes. Pero el presidente estadounidense siguió con la ofensiva durante el fin de semana.
La tensión siempre se palpó en Oriente Medio, aunque llevaban décadas de relativa calma, el orden geopolítico en la región está sufriendo una enorme reestructuración. Los ataques del 7 de octubre de Hamás a Israel, que desencadenó todo el conflicto que mantiene a la Franja de Gaza en un asedio, con millones de desplazados y más de 54.000 personas que han muerto en el enclave, la mayoría civiles, a causa de los ataques israelíes, según el Ministerio de Salud de Gaza, fueron solo el comienzo.
Esta escalada de la violencia por parte de Israel provocó múltiples conflictos y puso a prueba las alianzas de décadas de antigüedad. Durante la campaña, y a su regreso a la Casa Blanca, Donald Trump se ofreció como mediador en el conflicto en la Franja de Gaza para instaurar la paz en la región, pero, finalmente, decidió involucrar a Estados Unidos como actor en la guerra, haciendo lo que ningún presidente se había atrevido a hacer antes: atacar a Irán de forma directa y agresiva.
Otro apoyo que resultaría crucial para Irán sería el de los BRICS. El grupo que conforman Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica mantienen como filosofía el restablecer un nuevo orden que acabe con el dominio de las potencias occidentales. Irán se unió a este grupo a comienzos de 2024 y la organización se ha mantenido en silencio sobre los ataques de Israel y Estados Unidos.
Moscú podría perder un gran aliado
Las alianzas de Irán con Rusia son más que patentes. En enero firmó con Rusia un tratado de cooperación estratégica que le proporcionó a Putin drones de combate a los inicios de la invasión de Ucrania. Pero desde Moscú ya han dejado claro que este tratado no implica la defensa mutua y que Rusia no tiene intención de brindar más armas a Irán, aunque aseguran que Teherán no ha solicitado este apoyo armanentístico.
Pero las relaciones entre la República Islamista y el Kremlin siempre han sido muy estrechas. En 2015, ambos se unieron para enviar fuerzas a Siria y salvar el régimen de Bashar Al-Assad, por lo que no se explica mucho esta actitud tibia de Moscú cuando agreden a un aliado suyo.
Tanto el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, como su homólogo estadounidense, Donald Trump, aseguraron que era el momento de un cambio de régimen. El líder estadounidense, hizo referencia al posible cambio de régimen, como es habitual, a través de su propia red social Truth Social: "No es políticamente correcto usar el término "Cambio de Régimen", pero si el actual régimen iraní no puede RECONCILIAR LA GRANDEZA DE IRÁN, ¿por qué no habrá cambio de régimen?". El presidente publicó esto seguido de las siglas MIGA (Make Iran Great Again - Hagamos a Irán Grande de Nuevo).
Por su parte, Netanyahu, en una entrevista de Fox News el domingo, también insinuó la posibilidad de un posible cambio de régimen. En concreto, dijo que bajo su liderazgo, Israel no solo intentaría desmantelar los programas nucleares y de misiles balísticos de Irán a través de ataques militares, sino que marcaría el comienzo de un cambio de régimen en Teherán.
Dijo que el régimen del Ayatolá Ali Jamenei "es muy débil". Así, puede ser que los planes de Tel Aviv vayan más allá de intentar frenar el programa nuclear de Irán e intentará hacer caer al Gobierno. Una estrategia muy similar a la que emplearon Estados Unidos y el propio Israel en 2003 con la invasión de Irak. Basándose en las armas de destrucción masiva, consiguieron derrocar al régimen de Saddam Hussein.
Estas posibles intenciones de cambio de régimen deberían poner en alerta a Moscú, ya que corre el riesgo de perder otro gran aliado en una región clave. Sin embargo, a pesar de que el Kremlin condena los ataques, Putin parece estar dispuesto a no tomar acciones en el terreno, ya que la guerra de Ucrania le está costando mucho a nivel económico y militar. El hecho de entrar en otro conflicto armado, abocaría a Rusia a una crisis sin precedentes.
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