Podría parecer una locura, pero no lo es. Un hombre ha sido condenado a prisión por incendiar su casa a propósito dos veces en menos de 90 minutos porque es 'fan' de los bomberos y le gusta verlos actuar. En el último año los llamó más de 80 veces para observar como luchaban contra las llamas, como una especie de pirómano que provoca incendios porque sí.
El culpable, un hombre de 26 años llamado James Brown, causó dos incendios de forma deliberada en su casa en tan solo una noche por su obsesión con el cuerpo de bomberos, poniendo en grave peligro su propia integridad como la de las personas que admira, un comportamiento que le ha costado su libertad.
La noche en la que sucedió todo
Los hechos tuvieron lugar la noche del 9 de septiembre de 2023 en Northumberland, Reino Unido, cuando Brown llamó a los bomberos porque su contador eléctrico estaba lanzando chispas y unas sábanas se le habían prendido fuego. Rápidamente los profesionales acudieron al lugar para comprobar la situación y decidieron cortar el suministro a modo de prevención.
No obstante, tan solo 90 minutos después recibieron otra llamada, también de Brown, que aseguraba que el mismo contador eléctrico estaba defectuoso y seguía chispeando, una declaración que ya puso en alerta a los bomberos, que la consideraron incoherente, dado que no era posible que eso estuviera pasando porque ellos mismos lo habían dejado sin corriente. Fue entonces cuando empezaron a sospechar que este hombre podía estar provocando los incendios a propósito, sobre todo porque se habían dado cuenta que este hombre les grababa con entusiasmo mientras apagaban el incendio.
Se declaró culpable
Al abrirse la investigación e investigar sus antecedentes, se descubrió que Brown había hecho más de 80 llamadas a los bomberos durante 2024, la mayoría de las cuáles eran falsas. Esto, sumado al entusiasmo que mostraba al ver a los rescatistas actuar, fueron pruebas cruciales en el juicio.
Aquí, Brown fue acusado de provocar varios incendios por estar obsesionado con los bomberos y hacer un uso ilegítimo de sus servicios, declarándose culpable de dos cargos por incendio provocado con imprudencia temeraria.
El juez del caso, Robert Adams, lamentó que había provocado un despilfarro de recursos públicos "que podrían destinarse a asuntos más importantes donde hay vidas en peligro", añadiendo que, más que querer provocar incendios, "su principal interés parece ser contactar con el servicio de bomberos" por su obsesión.
Condenado y en tratamiento psicológico
Al final, Brown fue sentenciado a ocho meses de prisión con suspensión por dos años y a cumplir 150 horas de trabajo comunitario. Mientras, su abogado ha indicado que ya ha comenzado un tratamiento psicológico para tratar su obsesión y que está sumamente arrepentido, tanto que desde su detención no ha vuelto a contactar con los servicios de emergencia.
