
Desde el salón de su piso en Nueva Jersey, EEUU, Jenny Lei, diseñadora estadounidense, de 28 años, observaba con preocupación una montaña de 300 bolsos hechos por ella que, en total, habían sido una inversión de 28.000 euros. En medio del paro y en su búsqueda como emprendedora por crear el bolso de trabajo ideal, el camino había sido complicado y dramático: meses de diseño, producción y, finalmente, decepción con solo 20 unidades vendidas. "Mi plan fracasó estrepitosamente", confiesa Lei a CNBC Make it. Al mismo tiempo recuerda lo angustiante que fue ver cómo sus ahorros se esfumaban.
Según el relato de su historia, el inicio de su carrera empresarial tuvo lugar en un momento de transición en su vida. Mientras era estudiante de posgrado en la Universidad de Cornell, se encontró buscando un bolso que pudiera cumplir con sus necesidades. Frustrada por lo que ofrecía el mercado, tomó la decisión de diseñar uno por sí misma, con características que le permitirían llevar su portátil y otros elementos esenciales de manera eficiente. Con sus ahorros de un negocio secundario de dropshipping, invirtió 28.000 euros en la creación de un prototipo, sentando las bases de lo que sería Freja.
Sin embargo, según cuenta al medio de finanzas personales, cuando recibió su primer pedido de 300 unidades, la realidad fue dura. La calidad del producto dejaba mucho que desear, y las ventas iniciales fueron decepcionantes. Lei reconoce que, durante ese primer año, las dificultades para vender sus bolsos fueron abrumadoras. La presión económica la impulsó a redoblar sus esfuerzos, lanzando una segunda colección y apostando por una fuerte campaña publicitaria en redes sociales.
Hoy, sin embargo, a sus 28 años, se ha convertido en la CEO y fundadora de Freja, una prometedora firma de moda con sede en Nueva York que se especializa en bolsos de trabajo y accesorios de viaje. En solo cuatro años, su empresa ha alcanzado la sorprendente cifra de más de 10 millones de euros en ingresos.
El despegue de Freja y la dura competencia
El momento de despegue llegó en 2022, cuando Freja logró generar 1,6 millones euros en ingresos, cifras que reflejaban el arduo trabajo de Lei en marketing y su habilidad para llegar a nuevos públicos. Su dedicación dio frutos, y el año siguiente las ganancias se dispararon, alcanzando la notable suma de 5 millones de euros, lo que permitió a la marca estar en una trayectoria ascendente proyectando 11,4 millones para el final de 2024.
El crecimiento de Freja es particularmente notable en una industria de la moda donde la competencia es letal. Lei ha logrado diferenciarse no solo a través del diseño minimalista de sus productos, sino también gracias a un fuerte compromiso con la sostenibilidad. A pesar del éxito, la competencia en el mercado de bolsos de lujo es devastadora. Con un valor total de 22.800 millones, gigantes como LVMH lideran la industria con ganancias que superan los 16.000 millones. Aunque Freja se ha establecido como un actor en el mercado, Lei es consciente de que debe adaptarse constantemente a los cambios de la moda y a las necesidades de los consumidores.
"Logro significativo"
Katie Weir, experta en la industria del lujo, señala a CNBC que para las marcas emergentes como Freja, la simple supervivencia puede considerarse un "logro significativo". Ante este panorama, Jenny ha tomado medidas proactivas, organizando eventos para fidelizar a sus clientes y sirviendo de mentora para otras mujeres emprendedoras. Su objetivo es expandir su línea y atraer a una audiencia más amplia, con el firme propósito de seguir en la carrera.
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