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El crucero que rejuvenece a sus pasajeros millonarios y los exóticos lugares de citas entre biohackers: turismo al ritmo de perder años

Foto: elEconomista.

El turismo de la longevidad va más allá del, spa, tumbonas y cócteles de lujo por el Mediterráneo. En vez de eso, una estación intravenosa para dar un tratamiento con células madre toma fuerza en el sector del turismo de lujo entre personas que buscan el rejuvenecimiento. Todo esto, obviamente, en un entorno azul con comidas orgánicas y un barco de crucero impulsado por energía solar que llega al mercado de la mano de Storylines. Así es, los cruceros de bienestar surgen como las alternativas más atractivas para personas del calibre de Bryan Johnson, Dave Paco, Liz Parrish o Larry Ellison, todos del selecto grupo de CEO y multimillonarios de la longevidad que, en vez de cumplir años, solo rejuvenecen, y que tienen como misión encontrar esos lugares o entornos apropiados para convertirse en jóvenes.

Aquí es cuando aparece la figura de Storylines, una compañía que está liderando una tendencia en el turismo de longevidad, un sector en rápida expansión en la industria del bienestar, que actualmente mueve 5,6 billones de dólares.

En el mundo del turismo de lujo existen diferentes tipos de excentricidades. Algunos optan por sumergirse en el fondo del mar para poder buscar restos del pecio del Titanic, con las consecuencias que ya se conocen, otros deciden caminar por el espacio, y otros buscan spa´s que incluyen tratamientos de células madre y estaciones intravenosas para rejuvenecer.

"Zona azul en el mar"

En este contexto, la propuesta de Storylines, autodenominada "zona azul en el mar", surge como respuesta a un cuestionamiento profundo sobre las vacaciones tradicionales, caracterizadas por el exceso de comida, bebida y poco descanso. Esta nueva filosofía de viajar busca fomentar la salud y la vitalidad, apostando por experiencias que favorezcan un envejecimiento saludable, incluso superando los 100 años.

Alister Punton, director ejecutivo de Storylines, destaca a Fortune que los viajeros contemporáneos son conscientes de que para disfrutar plenamente de sus aventuras por el mundo es esencial mantener un buen estado físico.

"Quieren poder explorar sin limitaciones", explica, apuntando a la interconexión entre bienestar, longevidad y turismo. En los cruceros de Storylines, los huéspedes pueden disfrutar de una variedad de tratamientos antienvejecimiento, clases de yoga, sesiones de meditación, infusiones intravenosas con vitaminas y terapias de reemplazo hormonal, aspectos que ilustran cómo la industria se está adaptando a las demandas actuales.

Hoteles de longevidad

El auge del turismo de lujo de la longevidad no se detiene en los cruceros. Excéntricos establecimientos están incorporando ofertas similares, como es el caso de Estate, creado por Sam Nazarian y Tony Robbins, que planea abrir hoteles y centros de longevidad enfocados en la medicina preventiva y la inteligencia artificial.

"No estamos construyendo hoteles médicos, sino residencias y clínicas urbanas comprometidas con transformar vidas", señala Nazarian al medio económico, evidenciando cómo este enfoque también busca atraer a clientes acaudalados.

Asimismo, en Six Senses Ibiza, los huéspedes encuentran el RoseBar, un club dedicado a la longevidad que ofrece pruebas de biomarcadores y recomendaciones personalizadas sobre estilo de vida. Talana Bestall, miembro fundador del lugar, resalta a Fortune que no es necesario comprometerse con un retiro completo, ya que se pueden recibir tratamientos breves, que van desde terapia de crioterapia hasta infusiones reparadoras, haciendo que la salud y el bienestar sean accesibles dentro de la experiencia vacacional.

En datos, las cifras respaldan que entre 2020 y 2022, la demanda de viajes de bienestar se incrementó un 30%, y se proyecta que el turismo de bienestar alcanzará un billón de dólares para 2024.

Las citas románticas de los biohacker

Kayla Barnes, empresaria estadounidense de 33 años y CEO de una empresa de bienestar, puso una serie de condiciones médicas antes de conocer a quien sería su actual marido, Warren Lentz. Mientras establecían una relación a distancia por FaceTime, intercambiaban mensajes de texto, fotografías, vídeos, pero por, sobre todo, información detallada del estado de salud de Lentz. Y es que, eran las mínimas que podía pedir una directora ejecutiva de una empresa de bienestar para ver si, además, de un 'match' sentimental también existía un 'match' de longevidad que dure hasta los 150 años. Kayla y Warren se conocieron en Raya, una aplicación de citas privada basada en membresías. Antes de quedar, la CEO solicitó a Lentz sus analíticas de salud, que incluían: una prueba de salud intestinal y una prueba de toxinas totales, que miden los niveles de metales pesados y toxinas ambientales en el cuerpo, además de una serie de otras evaluaciones, niveles de nutrientes, inflamación y una variedad de biomarcadores.

Según reza una publicación de Fortune que recoge esta historia de amor y longevidad, Warren se los hizo todos en una clínica local de California y sin dudarlo. En esta línea, Kayla sabía, por poco romántico que fuera, que tanto su cumplimiento como sus resultados mostrarían más de lo que cualquier otra prueba de compatibilidad de citas o pregunta común y corriente podría mostrar.

Un novio que no consuma cerveza frente a la TV

"Él hizo todo eso sin cuestionarlo", explicó Barnes a al medio económico. Y menos mal, agrega, explicando que era "crucial tener una pareja que apreciara y alentara su estricto estilo de vida", y admitiendo que "nunca funcionaría" tener un hombre que volviera a casa, bebiera cerveza, comiera papas fritas y mirara televisión.

"Los resultados de salud son mucho mejores cuando tenemos un gran sistema de apoyo a nuestro alrededor", afirmó. Afortunadamente, sus analíticas parecían buenas y había margen de mejora para fortalecer y optimizar su salud intestinal, agregó. Lo más importante es que también estaba ansioso por ver los resultados y mejorar su salud con ella.

También pasó otras pruebas. Le preguntó a su pretendiente si frecuentaba la tienda de alimentos orgánicos de élite de Los Ángeles, Erewhon (lo hacía), así como también acechó rápidamente su Instagram para asegurarse de que seguía a una cantidad adecuada de personas influyentes en el ámbito de la salud (lo hacía), detalla Fortune.

"Nunca nadie me había pedido que hiciera análisis de salud en el contexto de una cita", contó Warren de 36 años y director de ingresos de una agencia de marketing. "Pero me gustó que ella estuviera segura de que eso era importante para ella", agregó.

La empresaria "fanática" de la salud

Kayla siempre ha buscado la perfección en cuanto a la salud. De niña, trabajó para perfeccionar sus habilidades gimnásticas; de joven, estudió nutrición y obtuvo la certificación de entrenadora cerebral del Daniel Amen, un neurocientífico conocido por realizarles tomografías cerebrales a personajes públicos adinerados.

Hoy, como empresaria, es parte de su trabajo: es presentadora del podcast Longevity Optimization y copropietaria de LYV the Wellness Space, una clínica de precisión de salud y longevidad con una membresía de hasta 1.000 euros por mes con sede en Cleveland, donde la tecnología novedosa y los rastreadores de salud no solo están a su alcance, sino que también son requisitos profesionales. "Siempre tuve ambiciones súper altas para mí y solo quería convertirme en la mejor versión de mí misma", explicó.

Kayla admite a Fortune que su estilo de vida y sus valores no son en lo más mínimo identificables. Pero, aunque algunos la llamen fanática de la salud o del fitness, en el léxico actual, Kayla es el "epítome del biohacker moderno": alguien con una dedicación pura a experimentar y optimizar la salud mediante el uso de datos, tecnología e intervenciones en el estilo de vida.

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