
En Svalbard existe un peligro real de encontrarse con osos polares, advierte el sitio web oficial del destino turístico del Ártico. Pero es más que un simple lugar que nos proyecta una imagen polar inhóspita. Detrás de esta pequeña zona noruega existe un interés geopolítico de Rusia, China y de la propia OTAN. Hace poco estuvo en venta y el gigante asiático quería comprarlo, pero todo se ha detenido por temor de occidente.
El Gobierno noruego ha bloqueado un plan para vender el último trozo de tierra de propiedad privada en el archipiélago ártico de Svalbard, las tierras de Sore Fagerfjor, para evitar su adquisición por parte de China. Hablamos de un tesoro escondido del Ártico donde pesca Rusia y donde el gigante asiático tiene puesta la mira.
"Los actuales propietarios de Sore Fagerfjor están abiertos a vender a actores que podrían desafiar la legislación noruega en Svalbard", ha manifestado la ministra de Comercio e Industria, Cecilie Myrseth en un comunicado que recoge EFE. "Podría perturbar la estabilidad en la región y potencialmente amenazar los intereses noruegos", ha agregado. La propiedad de Sore Fagerfjord, en el suroeste de Svalbard (60 kilómetros cuadrados de montañas, llanuras y un glaciar), estaba a la venta por 300 millones de euros.
El archipiélago está situado a medio camino entre la Noruega continental y el Polo Norte, en una región del Ártico que se ha convertido en un foco geopolítico y económico a medida que el hielo se derrite y las relaciones entre Rusia y Occidente se vuelven cada vez más tensas. Svalbard se rige bajo un marco legal inusual que permite a entidades extranjeras afianzarse en la región.
El talón de Aquiles de la OTAN
Este territorio con el doble de superficie que Bélgica se considera a veces el "talón de Aquiles" de la OTAN en el Ártico ya que ofrece la oportunidad a Rusia o China de dejar huella en esta zona estratégicamente importante y económicamente prometedora.
Y es que aparece un tratado atípico, firmado en 1920 en París, que reconoce la soberanía de Noruega sobre Svalbard, pero garantiza a los ciudadanos de los Estados firmantes (46 en la actualidad) la libertad de explotar sus recursos naturales "en base de perfecta igualdad", recoge Swissinfo.

De este lugar donde la temperatura llega a los –20 grados en invierto, Rusia, y antes la Unión Soviética, extrae carbón en estas islas habitadas por menos de 3.000 personas de unas 50 nacionalidades. Además, se pueden ver esculturas con lemas comunistas. Incluso casi 400 rusos y ucranianos del Donbás conviven en torno a una mina de carbón de baja calidad.
"Spitzberg (como llaman los rusos), está cubierto del sudor y la sangre del pueblo ruso durante décadas", señala el cónsul Serguéi Guschin. "No discuto que es un territorio noruego, pero forma parte de la historia rusa", añade.
Argumentando que sus pescadores y cazadores acuden a estas latitudes desde el siglo XVI para capturar ballenas, focas y osos polares, y su importante papel económico en las islas, Moscú quiere tener voz en la gobernanza de Svalbard.
La poderosa flota rusa del norte
Hasta aquí Rusia tiene un sentimiento de apropiación y chovinismo por esta inhóspita región. Sin embargo, en la isla que se encuentra más al sur del archipiélago, llamada Bjørnøya (la isla de los Osos), se encuentran aparcados los submarinos nucleares rusos de la poderosa Flota del Norte. Posición estratégica para tomar las aguas que los llevarían al Atlántico.
"El principal interés de los rusos es evitar una situación en que otros puedan usar el lugar con fines ofensivos", detalla a Swissinfo Arild Moe, investigador del Instituto Fridtjof Nansen en Oslo. "Para conseguirlo, van a mantener una presencia razonable y estarán muy atentos a qué ocurre", añade.
Tras pedir en vano una cogestión al terminar la Segunda Guerra Mundial, Moscú reclama ahora, tampoco sin mucho éxito, "consultas bilaterales" para levantar las restricciones que refrenan sus actividades en el archipiélago, agrega el portal de noticias.

Importancia para la ciencia
A lo antes señalado, se suma que en esta zona se encuentra el Banco Mundial de Semillas conocida como el "Arca de Noé vegetal". También se pueden apreciar unas 130 antenas que parecen pelotas de golf gigantes que comunican con el espacio y uno de los dos cables de fibra óptica que une Svalsat con el continente