
Los socialistas asumen la fortaleza del BNG en estas elecciones gallegas y el efecto del voto dual. Esto es que hubo voto prestado del PSdeG a los nacionalistas gallegos, aunque el resultado previsto no fue el esperado, pero si estrepitoso para una formación que sacó del armario empolvado al candidato Jose Ramón Gómez Besteiro a modo de superheroe de última hora.
Se puede afirmar una victoria sin paliativos del PPdeG, al que se enfrenta a una quinta mayoría absoluta y que obliga a una profunda reflexión a la izquierda gallega, sobre todo al PSdeG-PSOE y, por ende, a Pedro Sánchez. El hundimiento es, claramente, el del PSOE que bajó, nada más y nada menos que cinco escaños en Galicia quedándose en nueve. Esto lleva al socialismo a tener que hacer una profunda reflexión, porque con estos resultados queda de manifiesto que el Gobierno Central no conecta con una buena parte del panorama nacional, con una Galicia que no le sirve de espejo y el voto de izquierdas se siente mucho más identificado con la propuesta nacionalista.
Lo mismo sucede con los sindicatos, ya que la Confederación Intersindical de Galicia (Cig) es el sindicato mayoritario en la región del noroeste. Es cierto que el BNG ocupa un espacio que tuvo el socialismo en sus mejores momentos, pero aún así, no es suficiente. Llegan sin llegar. Cuando el escrutinio superaba anoche el 95%, los populares pierdían dos escaños respecto a 2020 y se quedan con 40, el BNG obtiene cinco más, y se queda en 25, mientras que el PSdeG-PSOE caía otros cinco y se quedaba en nueve.
La sorpresa fue para Democracia Ourensana que entra en el Parlamento con un diputado. Pero no lo hace como le gustaría, ya que el objetivo de Gonzalo Pérez Jácome, actual líder de la fuerza independiente y alcalde de Ourense, aunque gobierna en minoría gracias al Partido Popular, pretendía entrar como llave necesaria para gobernar. Pero el líder ourensano, muy en su línea, advirtió que van a "disparar la audiencia de los debates parlamentarios". En este sentido Jácome resaltó que Ourense pasa de ser "la cenicienta gallega" para tener voz propia y posicionarse como David contra Goliath.
Una factura muy grande para los socialistas
A ello hay que añadir que Galicia registró una participación del 67,24% en las elecciones al Parlamento de este 2024, una cifra que está casi 20 puntos por encima de la registrada en los comicios de 2020, marcados por la pandemia, y en los que votaron el 48,97% de los electores. En 2016, este porcentaje había sido del 53,63%.
Por provincias, con el porcentaje de voto escrutado hasta el momento, en A Coruña ha votado un 65,84%; en Lugo, el 69,82%; en Ourense, 68,75%; y en Pontevedra, el 67,24%. Fuentes internas del PSdeG aseguraon anoche a elEconomista.es que la directiva gallega ya está trabajando para "situarse como oposición". Preguntadas por si se estaban planteando celebrar un comité extraordinario, de momento lo descartan. "Hay que sentarse y analizar los resultados", aseguraron.
El propio Gómez Besteiro declaraba anoche ante los medios desde la sede del partido en Santiago de Compostela que aceptaban el resultado y mandó sus felicitaciones al candidato del Partido Popular, Alfonso Rueda. "Los socialistas somos demócratas y aceptamos sin reserva alguna los resultados", dijo el candidato. Aseveró que el Partido Socialista tiene "un compromiso inquebrantable con Galicia" y por ello recalcó que se va a mantener en la oposición "sin trincheras".
Está claro que el tono de la campaña de ser la llave del gobierno en alianza con el BNG y de hablar, sobre todo, en clave nacional, le han pasado una factura muy grande al Partido Socialista de Galicia.
Podemos y Sumar
Sumar ha sido otro de los fracasos en los comicios gallegos celebrados en el día de hoy, su primer test electoral autonómico, al quedarse como fuerza extraparlamentaria tras cosechar un exiguo 1,86% del voto (25.195 papeletas) con el 91,22% escrutado, muy por debajo incluso de 3,9% que consiguió Galicia en Común en 2020.
Por su parte Podemos, que concurrió por su cuenta tras la fractura con Sumar, sigue con su desplome electoral que viene arrastrando desde 2019 y se sitúa en la irrelevancia en esta comunidad al obtener 0,25% del sufragio (3.469 votos), superado incluso por el PACMA.
El resultado supone un golpe para Sumar, que no logra sus mínimas expectativas de conseguir dos escaños (en Pontevedra y Coruña) para ser claves en la gobernabilidad si el PP perdía la mayoría absoluta. Por tanto ni corrige la descomposición electoral que ya sufrió en 2020 la izquierda alternativa estatal ni saca rédito de su presencia en el Gobierno nacional.
El mal resultado también empaña el liderazgo de Díaz, que pese a ser un referente político en Galicia (su comunidad natal) e implicarse en la campaña de Sumar, no ha podido corregir la concentración de voto progresista en el BNG. De esta forma, Sumar pierde bastante respaldo en relación a las elecciones generales, cita en la que logró un total de 178.691 votos, el 11,1% de los conseguidos en esta comunidad, que le valieron dos escaños por las circunscripciones de Pontevedra y A Coruña.
No ha logrado emular el apoyo electoral del 23J, al que apeló insistentemente durante la campaña. Así, Sumar no ha logrado revertir el hundimiento de Galicia en Común-EU-Anova (la marca que auspició Podemos junto a Izquierda Unida y Anova, formación de carácter soberanista que milita Xosé Manuel Beiras y que en estos comicios brindó apoyo al BNG) cuando se quedó fuera del Parlamento gallego al cosechar solo el 3,9% del voto (51.223 votos), cámara en la que este espacio llegó a ser segunda fuerza política con la marca En Marea, que se descompuso por disputas internas.
Hay que recordar que en el ciclo electoral de hace casi una década superó al PSOE y absorbió buena parte del electorado del BNG, que consiguió salvar su grupo parlamentario con seis diputados, que se recuperó a partir de 2019 hasta convertirse en el principal partido progresista con representación en la cámara gallega (con 19 diputados). Y a partir de ese año perdió su poder municipal en las locales de 2019, la antesala a quedarse fuera del Parlamento autonómico al año siguiente.
Fuerza residual
En el caso de Podemos, la formación morada que ha concurrido en coalición con Alianza Verde sigue con su mala tendencia en comicios regionales, tras la debacle que padeció en las últimas elecciones autonómicas del año pasado, donde pasó a ser fuerza extraparlamentaria en Madrid, Comunidad Valenciana y Canarias además de experimentar un fuerte retroceso en Aragón, Baleares y Asturias.
Ahora, en estas elecciones gallegas los morados son incluso superados en votos por el PACMA, aunque en el partido eran conscientes de que era muy difícil obtener representación en Galicia, ante la pujanza electoral del BNG. No obstante, evidencia su debilidad territorial al quedarse como formación residual en la izquierda tras romper con Sumar.