El incendio de las discotecas Teatre y La Fonda Milagros se ha cobrado la vida de 13 personas y ha destapado, de paso, que ninguno de los locales contaba con las licencias adecuadas, tal y como ha reconocido el propio Ayuntamiento de Murcia y a la vez ha negado el abogado de La Fonda Milagros.
Las miradas recaen no solo en el Ayuntamiento de Murcia por su inacción a la hora de comprobar si Teatre estaba abierta no (se le negó la licencia al no autorizarse la división en dos partes para albergar en la segunda a La Fonda Milagros, que ni siquiera existía para la Administración), también en el dueño de Teatre, el empresario Juan Inglés Rojo.
Tal y como se puede comprobar en el Boletín del Registro Mercantil del 2 de noviembre de 2018, Inglés Rojo es el administrador único y socio único de Teatre SL, una sociedad limitada que tiene como objeto social la "restauración, cafetería, hostelería, bares, discotecas, merenderos; el comercio y prestación de servicios de productos alimenticios, bebidas, tabaco, cafés, similares, en todo tipo de establecimientos y fuera de los mismos; Servicio de catering; actividades y servicios relacionados con el ocio".
El domicilio social de la empresa se encuentra en la calle Isla Cristina, número seis. La misma dirección de las discotecas que ardieron en la madrugada del sábado al domingo y que ahora están pobladas de bomberos tratando de resolver los enigmas que aún rodean al origen y propagación del incendio que ha causado 13 fallecimientos.
La empresa de la que Juan Inglés Rojo es dueño pidió en 2019 al Ayuntamiento dividir el espacio que ocupaba Teatre en dos para así crear una nueva discoteca, La Fonda Milagros. Sin embargo, el Ayuntamiento no concedió ese permiso y, de hecho, canceló su licencia a comienzos de 2022, fecha desde la cual las discotecas han operado sin licencia, dado que el consistorio negó la petición de una nueva licencia en marzo de ese mismo año.
De esta forma, ha transcurrido más de un año y medio en el que, tras la ausencia de inspecciones efectivas por parte de Urbanismo, ambas discotecas han operado de forma totalmente libre e incluso se han promocionado de forma continua y visible a través de diferentes perfiles en redes sociales como Instagram.
El empresario habría mantenido abiertas otras discotecas sin licencia
Con todo, Teatre y La Fonda no han sido las únicas discotecas a nombre de Inglés Rojo que han sufrido un incendio o han operado sin licencia. Tal y como ha desvelado El Confidencial, el empresario gestionaba la discoteca Flamingoville en San Pedro del Pinatar, que se incendió en 2019 y posteriormente siguió abierta a pesar de no contar con la licencia obligatoria.
De acuerdo con la información de El Confidencial, el Ayuntamiento constató en 2020 y en 2021 que la discoteca seguía operando a pesar de no tener esa licencia, algo que sucedió también con Teatre y La Fonda Milagros.
El negocio como prestamista de Inglés Rojo
Aunque la figura de Juan Inglés Rojo puede resultar casi desconocida a nivel nacional, lo cierto es que, como se puede ver, en la Región de Murcia es algo familiar. Y es que el nombre del empresario ha estado vinculado durante la última década a varios escándalos que incluso le han llevado a la cárcel.
El nombre para entender este pasado de Inglés Rojo en la Región de Murcia es Omarcux (antes denominada Créditos Murcia), la empresa prestamista en la que, como socio, realizó varias actividades de usura en las que se concedían préstamos de rápido vencimiento con intereses muy altos (de incluso entre un 20% y un 30%, tal y como reflejaba hace ya 10 años Lola López Mondéjar en La Opinión de Murcia) y que se aprovechaban de la situación vulnerable de las personas que los contrataban, a las que obligaban a establecer su propia vivienda como aval.
En paralelo, y para conseguir el dinero que debían prestar a esas personas, Omarcux se valía de inversores a los que se les prometía una rentabilidad mucho mayor que la del plazo fijo y a los que se les negaba posteriormente esa propiedad embargada para que finalmente esta recayese en firmas interpuestas, de tal forma que las personas que contrataban el préstamo se quedaban sin hogar y los inversores se quedan sin el dinero.
Por estas prácticas, Juan Inglés Rojo estuvo en prisión provisional en 2013 acusado de delitos de escrituras falsas, estafa y apropiación indebida, tras la denuncia de un grupo de inversores que se quedó sin el dinero que había aportado.
200.000 euros por un audífono
Sin embargo, el caso más sonado, que estuvo relacionado con esa empresa prestamista, fue el de Francisco García, una persona que pidió en 2004 uno de esos préstamos rápidos (en concreto, de 15.000 euros) para comprarse un audífono y que sufrió hasta seis intentos de desahucio porque Omarcux le reclamaba 200.000 euros por un retraso en el pago de las cuotas, tal y como informaba El País allá por 2015.
El caso mostró de forma cristalina el funcionamiento de los préstamos que lograba cerrar Inglés Rojo: en el préstamo se firmó como aval la escritura de la casa de Francisco García, que se retrasó unos días en pagar una de las cuotas. La consecuencia fue casi inmediata: el reclamo de una deuda de 100.000 euros. Aunque García intentó ponerse en contacto con el prestamista, a partir de ese momento fue imposible y, pasado un tiempo, la empresa estableció que la deuda había aumentado hasta los 200.000 euros y pidió el embargo de la casa, dado que el aval era la escritura de la vivienda.
A partir de ese momento, y durante varios años, la vida de García fue un auténtico infierno, llegando a sufrir seis intentos de desahucio que gracias a la ayuda de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) no se materializaron. No fue hasta 2018 cuando la Justicia determinó que a Francisco García solo se podía exigir el pago de 15.030 euros, librándole de la amenaza de un desahucio (tal y como se puede comprobar en este enlace del Boletín Oficial del Registro Mercantil)