
Las churrerías de toda España han visto cómo, en los últimos días, su pequeño manjar de harina, agua y azúcar deja a miles de clientes que acuden a desayunar a sus locales faltos de churros o porras. Una carencia a la que también se ha sumado el aumento de su precio base, todo debido a las consecuencias directas de la guerra entre Ucrania y Rusia.
Domingo lluvioso y de frío por la mañana ante el que unos churros siempre han tratado de proteger el mejor levantar de los españoles. El desayuno más exportado al resto del mundo a través de diferentes formas y estilos, que sin embargo se está viendo muy perjudicado por el conflicto que estos días se libra entre Kiev y Moscú.
Todo por la carencia de una de sus materias primas más básicas, que ha dejado a los churreros de toda España pendientes de si en los próximos días podrán seguir alimentando a sus visitantes o, por el contrario, tendrán que elevar sus precios para poder seguir haciendo rentable unos negocios que siempre han encontrado en las primeras horas del día sus mejores clientes.
Este es el motivo por el que faltan churros en España
Y es que la falta de aceite de girasol alto oleico en los supermercados ha mermado las churrerías y sus provisiones. Con necesidad de una gran cantidad de litros para poder freír sus kilos y kilos de harina mezclada con azúcar y agua, las limitaciones de muchos establecimientos o la falta de stock de otros imposibilita que muchos churros y porras vean estos días la luz donde untarse con chocolate o café.
Un negocio más de los que estos días de guerra en Europa están viendo cómo su supervivencia depende, y mucho, de las provisiones que llegan desde Ucrania y por lo que ya se buscan alternativas para poder seguir friendo sus productos. Sin aceite de girasol, alrededor del 60% de las importaciones españolas provienen de Ucrania, las churrerías ya están mirando hacia el aceite de orujo o el de soja.
El aceite de girasol alto oleico es clave para aguantar las altas temperaturas de la fritura, así como para el sabor
Otros oros líquidos vegetales que, eso sí, no aguantan igual que el aceite de girasol alto oleico las altas temperaturas a las que deben someterse las frituras, como tampoco aportan un sabor idéntico al que durante años han degustado los mejores paladares por la mañana.
Una falta de materias primas que, sumado al encarecimiento de la luz en las últimas semanas, ha provocado, también, que los churros y porras tengan que aumentar su precio para mantener su rentabilidad. Golpes que están afrontando miles de comercios estos días, con especial hincapié en unas churrerías que dependen, en la inmensa mayoría de su producción de un aceite de girasol que se ha convertido en un bien de lujo a la espera de ver qué sucede con las importaciones ucranias.