Motor

La bomba de los aranceles deja un agujero de 4.156 millones en las cuentas de las automovilísticas japonesas

Concesionario de automóviles Stone Mountain Nissan en Lilburn, Georgia, al este de Atlanta. (EE. UU.) | Alamy
Madridicon-related

Las ondas expansivas de los aranceles han impactado las cuentas financieras de los grandes fabricantes japoneses, publicadas en estos días, y en las que han reportado costes por 714.600 millones de yenes (4.156,85 millones de euros al tipo de cambio actual). Algo que ha provocado que las ganancias hayan caído hasta un 97% anual en el primer trimestre fiscal (que va de abril a junio), en el caso de Mitsubishi, y que, en el caso de Nissan, hayan reportado pérdidas.

Aunque los cinco grandes grupos automovilísticos japoneses que tienen mercado en Estados Unidos han señalado distintas razones para explicar sus malos resultados de los últimos tres meses —desde el impacto del tipo de cambio hasta ajustes de producción por problemas en la cadena de suministro o paradas técnicas para adaptar sus plantas a la electrificación—, el golpe más duro ha llegado de la mano de la política comercial de Donald Trump.

Desde que en abril el presidente de Estados Unidos impuso un arancel adicional del 25% —que se sumaba al 2,5% ya existente— sobre las importaciones de automóviles, los grandes fabricantes mundiales han intensificado la presión sobre los Gobiernos de sus países de origen para cerrar un acuerdo comercial con Trump que frenara la sangría que este recargo estaba causando en sus ventas.

Aun así, el impacto se reflejó en el primer trimestre del ejercicio fiscal presente (que comenzó en abril para los grupos nipones) y sus ganancias se vieron mermadas, siendo la más acuciada la que registró Nissan. La automotriz, que tiene un acuerdo con Mitsubishi y Renault, cerró junio con pérdidas por 115.758 millones de yenes (674 millones de euros). El fabricante del Qashqai se encuentra en una profunda restructuración para poder sacar adelante la empresa, en la que contempla el cierre de siete fábricas a nivel mundial y la reducción de 20.000 puestos de trabajo.

El CEO de la compañía, Iván Espinosa —que asumió el cargo hace apenas un par de meses— anunció el cierre de la histórica planta de México el mismo día que reveló que los aranceles estadounidenses habían supuesto un impacto de 70.000 millones de yenes (407,19 millones de euros) en sus resultados. La caída de Nissan provocó una reacción en cadena: su socio desde hace tres décadas, Renault Group, también reportó pérdidas por el deterioro de su participación del 35,7%, valorado en 11.600 millones de euros.

Dentro de esta alianza franco-nipona también se encuentra Mitsubishi Motors, el fabricante reportó el primer trimestre fiscal un beneficio neto atribuido de 738 millones de yenes (4,29 millones de euros), una caída del 97,5% respecto al mismo periodo del año anterior. El grupo, aunque logro un aumento en su volumen de ventas en Norteamérica del 5% anual gracias a estrategias flexibles de precios e incentivos en respuesta a los gravámenes de automóviles, tuvo que pagar un recargo de 14.400 millones de yenes (83,77 millones de euros). Además, su cifra de negocios se contrajo un 3%, al tiempo que su beneficio operativo se redujo un 84%.

Norteamérica, un mercado importante

Mitsubishi no es la única firma que depende de Norteamérica (que en la mayoría de grupos, además de EEUU, contempla también a Canadá y a veces a México) para engrosar su volumen de ventas. De hecho, el 70% de las ventas de Subaru provienen solo de Estados Unidos, según admite la compañía. Para el fabricante del Outback (modelo popular entre los estadounidenses, según los medios especializados del país) el golpe de los aranceles fue de 55.600 millones de yenes (323,43 millones de euros). En el último trimestre, la compañía registró un beneficio neto atribuido de 54.864 millones de yenes (319,14 millones de euros) un 34,7% interanual menos.

Y aunque el pasado 23 de julio Estados Unidos consiguió un acuerdo con Japón para rebajar las tarifas existentes del 25% al 15%, a cambio de inversiones por 550.000 millones de dólares, Subaru aun así estima un impacto arancelario para su año fiscal que finaliza en marzo de 2026 sea de que 55.600 millones de yenes (1.221,58 millones de euros).

Subaru no es el único que ha pronosticado el coste de los aranceles para la totalidad de su año fiscal, hace unos días Toyota sitúo la cifra en los 8.150 millones de euros y Honda en los 2.617 millones. Ambas marcas tienen en Estados Unidos uno de sus mercados más importantes. Según el listado de la guía de compraventa de vehículos Edmunds, ambas firmas tienen entre ambas cuatro modelos entre los turismos más vendidos de 2024 en los concesionarios estadounidense.

No solo esto, sino que para Toyota América del Norte es su segunda región más grande por volumen de ventas después de Japón, comercializando un 794.000 de las 2,41 millones unidades que vendió en todo el mundo entre abril y junio. En este periodo, el impacto arancelario hizo que Toyota recortara su beneficio neto atribuido un 37% hasta los 841.345 millones de yenes (4.894 millones de euros).

Por su parte, Honda vendió más de la mitad del total de sus automóviles en Norteamérica (457.00 unidades), y a pesar de que incrementó su volumen de ventas en la región un 12,6%, los aranceles y una caída de ventas en China (donde los grupos locales acaparan cada vez más cuota), le hizo registrar un beneficio operativo de su división automotriz en negativo de 29.600 millones de yenes (172,18 millones de euros).

Honda finalmente recortó a la mitad su beneficio neto atribuido en su primer trimestre fiscal respecto al del mismo periodo del año anterior, registrando 196.670 millones de yenes (1.144 millones de euros), afectado, entre otras cosas, por un coste arancelario de 124.600 millones de yenes (724,6 millones de euros). De hecho, el grupo argumenta que, retirado el efecto que ha tenido la política comercial en sus cuentas, y un gasto especial en su negocio de vehículos eléctricos, hubiera anotado el mismo beneficio operativo que el ejercicio pasado.

Suzuki se libra del golpe

Entre los grandes fabricantes japoneses solo hay un ganador en el periodo, y es Suzuki. El grupo ha esquivado la furia arancelaria, dado que sus principales mercados se encuentran, además de Japón, en Europa, India, Asia y Latinoamérica y África, siendo Norteamérica una porción pequeña de su negocio de motocicletas. El grupo, aun así, vio caer su volumen de ventas global un 3,8% sobre todo por una reducción en sus entregas europeas del 26,5%. La cifra de negocio de la empresa cayó un 4,1% a los 1,4 billones de yenes (8.130 millones de euros).

Suzuki también anotó un impacto de 23.000 millones de yenes (133,79 millones de euros) por la diferencia en el tipo de cambio, y sufrió una crisis de materias primas en su mercado de la India, lo que hizo su beneficio neto atribuido cayera un 10,7% hasta los 102.025 millones de yenes (593,48 millones de euros). Y aunque no tenga la tormenta arancelaria sobre su cabeza, el fabricante automovilístico también espera una reducción en su previsión anual debido a un "ambiente de incertidumbre" sobre la industria global del automóvil, una situación que va más allá de la política comercial de EEUU.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky