
Aramco ha perdido un billón de euros de valor de mercado desde sus máximos del 2022. La petrolera saudí se desploma en bolsa por la presentación de unos resultados que decepcionan al mercado por décima vez consecutiva. Esto hunde sus acciones en un 44% desde sus máximos históricos. La caída es tan pronunciada que la petrolera estatal más grande del mundo se sitúa a menos de un 1,5% de su mínimo histórico: el precio marcado en lo peor de la pandemia del coronavirus de 2020. Aun así, sigue siendo la compañía del petróleo más grande del mundo por capitalización de mercado.
Los últimos resultados, en los que el benéfico cayó en términos interanuales y fue peor de lo esperado por el mercado según recoge Bloomberg, preocupan a los inversores por el paulatino ritmo decreciente de los ingresos de la mano de la caída del precio del petróleo. Sus comparables occidentales rediseñan sus estrategias a largo plazo para lidiar con un entorno de superávit mundial de crudo. En la compañía suidí los planes no convencen a los inversores.
Mientras tanto, la deuda y el apalancamiento de la compañía crece para mantener su política de dividendos. Desde la compañía ya redujeron el dinero destinado al pago de dividendos en casi un tercio para 2025 hasta una cifra de 85.000 millones de dólares. Pero a medida que avanza el año, cada vez parece más difícil alcanzar esta cuantía sin que aumente la deuda de manera desorbitada. De hecho, la deuda financiera neta de Aramco ya supera los 30.000 millones de dólares.
Esto lleva a la compañía a marcar los 23,9 riales (5,5 euros al cambio) por acción, lo que supone un problema no solo para los accionistas, sino también para Arabia Saudí. Alrededor del 97% del accionariado de la compañía está en manos del Estado o del fondo soberano nacional. Es decir, los beneficios de la petrolera que se reparten por vía del dividendo suponen una fuente de financiación para Arabia Saudí más allá de la industria petrolera nacional, dado que estos fondos también pagan la construcción del resto de la infraestructura del país.
La OPEP+ (donde Arabia Saudí es socio de referencia) sigue enfocada en inundar de petróleo el mundo a pesar de que se estima que la demanda global se mantendrá por debajo de la oferta en los próximos meses. Esto lastra el precio del barril Brent y cercena los beneficios de Aramco, empresa que produce casi uno de cada 10 barriles de crudo del mundo y que en los últimos seis meses bombeó tanto gas y petróleo como en el mismo periodo del año anterior, a pesar de la caída de los precios. Si en el primer semestre del 2024 el beneficio operativo de este gigante de la bolsa se situó en los 94.670 millones de dólares, en este primer semestre se situó por debajo de la mitad, en los 44.129 millones.
En este mismo periodo, la compañía destinó el 126% de su flujo de caja libre al pago de dividendos. Y no es la primera vez que paga un dividendo mayor que el dinero que capaz de generar una vez descontados los gastos y el desembolso de capital. "El dividendo base de Aramco parece sostenible, pero sin un aumento considerable de los precios del petróleo no volverá a niveles del año pasado", afirma el experto de Morningstar, Allen Good.
Además, el acuerdo arancelario entre Estados Unidos y la Unión Europea contempla la mayor dependencia energética de la eurozona de su socio al otro lado del Atlántico, por lo que Aramco podría encontrarse con varios ejercicios consecutivos en los que perdería un gran cliente para sus productos refinados.
Ahora, varios expertos consideran que la petrolera podría registrar nuevas caídas en bolsa e incluso marcar nuevos mínimos históricos no vistos desde su salto al parqué en 2019. La venta de acciones de Aramco por parte del Estado o del fondo soberano saudí podría reportar al país parte de las ganancias que no se está embolsando directamente por la producción y venta de petróleo. "El potencial resultante por futuras ventas de participaciones es tan importante para el precio de las acciones como los cambios en los precios del petróleo y el dividendo", comenta el gerente de carteras en Ninety One, Varun Laijawalla, en relación a la baja liquidez de la compañía (free float inferior al 3%) que puede provocar bruscas caídas o subidas repentinas.
Las petroleras occidentales ganan el pulso a la saudí en 2025
Salvo en dos momentos puntuales, el precio del petróleo cotiza por debajo de los niveles en los que arrancó el 2025. En este periodo las petroleras occidentales suben en bolsa de manera generalizada, a excepción de compañías como TotalEnergíes que cede un 3% desde que comenzó el año. Otras como BP o la estadounidense Chevron avanzan un 3% mientras que Repsol se sitúa entre las más alcistas del sector al sacar un 10,5% al 2025.
Por el contrario, Aramco cae un 15% desde el primero de enero. A pesar de esta caída que lleva a la compañía a capitalizar 1,3 billones de euros, sigue siendo la petrolera cotizada más grande del mundo. ExxonMobil y Chevron, las siguientes más grandes, tienen una capitalización bursátil casi tres veces inferior. En paralelo, el consenso de mercado que recoge Bloomberg recorta el precio objetivo de la compañía hasta los 29 riales saudíes (6,7 euros al cambio). Así, con una recomendación de mantener, la compañía arroja un potencial en bolsa del 21%.