Con Trump en la Casa Blanca los pulsos, los giros de guion cargados de dramatismo y los movimientos arriesgados con marcha atrás se han convertido en la nueva realidad de los mercados. Si bien esto solía aplicarse a las negociaciones arancelarias, este miércoles se vivió una hora cargada de volatilidad. En cuestión de 60 minutos, Jerome Powell, presidente de la Fed, pasó de rumores de despido a ser ratificado de nuevo en su cargo hasta mayo del próximo año. Unos instantes en los que los mercados de renta variable y el dólar cayeron un punto de golpe y el oro repuntó un 2% para luego deshacerse de todas estas fluctuaciones con las palabras de Trump. Lo que ocurrió ha llevado a una profunda reflexión de los analistas que se ha centrado en dos puntos: Lo primero, que el final de Powell se acerca y es ya inevitable, llegue más pronto o más tarde. Y lo segundo, que las consecuencias de su marcha parecen claras.
Pero, ¿qué pasó exactamente? Algunos diputados republicanos del Congreso de EEUU escribieron en las redes sociales que Powell iba a ser despedido de forma inminente. Aunque en primera instancia sus tuits pasaron bajo el radar, todo estalló cuando los grandes medios publicaron diversas informaciones que afirmaban que varios congresistas habían hablado directamente con el presidente y que era él el que estaba sondeando con ellos hasta que punto se podía dar ya el paso y echar a Powell inmediatamente.
Detrás de esta decisión están las críticas permanentes del republicano al presidente nominado por él en su primera etapa por no bajar los tipos de interés. "Creo que es terrible", declaró Trump a la prensa el martes. "Hablas con él, y es como hablar con... nada. Es como hablar con una silla. Sin personalidad", decía Trump en una publicación en su red social Truth en la que le llamaba "Mister too late". Todo ello después de haberle llamado lindezas como "imbécil", e insistir en que debería bajar los tipos "por debajo del 0,5%" porque "la economía de EEUU está muy caliente".
Este es el motivo real, pero la excusa con la que podría despedirle es la reforma de la Fed. Desde que el Tribunal Supremo sentenció que Trump no tiene el poder de cesar al presidente del banco central -al contrario que cualquier otro cargo de la Administración-, el equipo de la Casa Blanca se puso a buscar alguna irregularidad que pudiera usar como excusa para justificar ese cese. Y la solución le llegó por los sobrecostes en la reforma de la sede central de la Fed en Washington: la semana pasada, la Oficina de Presupuestos y Personal de la presidencia le envió una carta exigiendo explicaciones y señalando la "gravedad" de esos sobrecostes. Y Trump se ha aferrado a esa vía para cumplir la exigencia de una "causa justificada" para cesar a Powell. "Hay mucha gente que dice que debería ser destituido por el fraude que está cometiendo", declaró Trump este miércoles en una entrevista emitida por Real America's Voice.
Posteriormente Donald Trump salió a desmentir la noticia, alegando que "no descarto nada, pero creo que es muy improbable, a menos que tenga que irse por fraude". Eso sí, no perdió la oportunidad para mandarle otro de sus recados. "Él tiene un trabajo muy fácil que hacer. ¿Sabes cuál? Bajar los tipos de interés". Preguntado sobre esa presunta reunión con congresistas en la que les dijo que está viendo cómo despedir a Powell y su impacto él lo negó parcialmente, aludiendo a que hubo un malentendido y que solo buscaba conocer su punto de vista. "Casi todos me dijeron que debía despedirlo, pero yo soy más conservador que ellos".
Desde Capital Economics comentan que, si bien todos dan por hecho que en el momento que Powell se vaya y quede clara la influencia de Trump ya al fin en la Fed el oro subirá y la renta variable caerá, la clave está en el mercado de bonos, o al menos eso es que dice la experiencia de los últimos días. "Como era de esperar, los rendimientos a corto plazo cayeron y a largo plazo subieron. Sin embargo el problema es la escala con una caída de diez puntos a corto y otros 10 a largo. Estos movimientos no se han deshecho por completo".
La credibilidad de la Fed, en juego
El principal problema de las amenazas de Trump es que el presidente está jugando con el valor del dólar, la pieza clave del poder económico estadounidense. Desde el final del 'patrón oro', la moneda estadounidense opera mediante un 'patrón Fed': su valor depende de la credibilidad que tenga el banco central a la hora de prometer que hará todo lo posible por mantener la inflación en el 2%, cueste lo que cueste. Y para ello necesita toda la independencia posible para tomar decisiones que molesten al presidente o sean impopulares, si consideran que esa 'medicina' es la necesaria para mantener los precios en ese rango del 2%.
La imagen de un presidente de la Fed que se limite a obedecer a Trump, por el contrario, crea escalofríos entre los economistas. Rebecca Patterson, presidenta del Consejo de Educación Económica de EEUU, tras pasar por JPMorgan y Bridgewater Associates, advertía de que echar a Powell para situar a un sirviente del mandatario en su lugar solo tiene sentido "si Trump quiere tener una inflación del 35%", comparándolo con la crisis monetaria que vive Turquía, donde una sucesión de gobernadores del banco central obedecieron las órdenes del presidente, Recep Tayyip Erdogan, para bajar los tipos, provocando que la inflación se disparara al 85% y el valor de la lira se derrumbara a marchas forzadas.
Capital Economics explica que el problema no se trata de la sustitución de Powell porque "incluso si se va, no está claro que el reemplazo automáticamente bajará los tipos dado que la política se decide por votación". Sin embargo, "lo más importante que está quedando reflejado en los mercados es la dirección que tomará la independencia de la Reserva Federal, especialmente con una política fiscal expansiva como la de Trump".
"La politización de la Fed apuntala más que nunca un dólar débil"
Para Jonas Golterman, experto de la firma, "la experiencia de otros países cuyos gobiernos han golpeado la independencia de los bancos centrales ha sido la de una pendiente resbaladiza". Además que lo ocurrido muestra que Trump tiene cada vez más formas de esquivar los controles y contrapesos políticos y legales. Sin embargo, la esperanza son los mercados, "que no son tan fáciles de eludir".
Desde Commerzbank creen que los eventos obligan a considerar tres recortes adicionales en 2026 ante "la politización de la Fed" que "apuntala más que nunca un dólar débil". Jorg Kramer, investigador del banco alemán, comenta que esperan un precio del dinero en el 3% con movimientos muy agresivos desde el mismo instante que Powell deje su cargo.
En ese sentido, el experto compara la situación con la Reserva Federal de los años setenta. En aquel momento los políticos, en particular el entonces presidente Richard Nixon, lograron una influencia decisiva en la institución. "Aquel presidente nombró al prestigioso Arthur Burns como presidente de la junta y las grabaciones [de Nixon en su despacho] mostraron quejas parecidas, como que 'siempre hace todo con seis meses de retraso' en conversaciones directas, donde Burns respondía 'sí señor presidente, no me gusta llegar tarde'. El mismo Nixon llegó a comentar con cinismo que "sé que existe el mito de una Reserva Federal independiente".
"Hungría y Turquía también bajaron los tipos con fuerza, y los intereses de la deuda a largo plazo subieron"
Siempre presionado, Burns aceptó una política monetaria laxa, que "fue una de las claves por las que se generó una inflación permanentemente alta en esa década y solo se desaceleró significativamente con Reagan, que finalmente brindó a la Fed el respaldo que necesitaba". Commerzbank señala que lo ocurrido y la historia muestra una conclusión evidente, que "se trata de una erosión a su independencia que aumentará la inflación a largo plazo. Es probable que la inflación crezca los próximos meses por los aranceles y que una Fed (sin Powell) no actúe en consecuencia".
Por su parte, la firma coincide en que "si los riesgos inflacionarios que plantean los nombramientos de Trump en la Fed se hacen más evidentes, es probable que aumenten las expectativas de inflación a largo plazo. Esto justifica más que nunca un dólar más débil, sobre todo porque sigue estando significativamente sobrevalorado frente al euro en términos de paridad de poder adquisitivo".
Pero el mayor problema para Trump, como explica Patterson, es que echar a Powell no conseguirá que bajen los intereses del bono a 10 años, del que depende la mayor parte de su deuda y otros indicadores, como el precio de las hipotecas. "Hungría y Turquía también bajaron los tipos con fuerza, y los intereses de la deuda a largo plazo subieron, porque los inversores pedían más para compensar los riesgos políticos y la inflación" provocados por esas bajadas. De poco sirve incinerar la credibilidad de la Fed para bajar tipos si los inversores, que son los que al final comprarán esos bonos, acaban exigiendo una prima por 'falta de credibilidad'.
¿Es Waller la solución?
Dentro de la lista de posibles candidatos a suceder a Powell, la opción que más tranquilidad despierta en los mercados es la de Christopher Waller, según apunta Conor Sen, fundador de Peachtree Creek Investments. Waller se ha destacado en las últimas semanas como el mayor partidario de empezar a recortar tipos ya en julio, en vez de esperar a septiembre. Su apuesta es que eso le sirviera para entrar en el 'cuaderno de candidatos' de Trump como el miembro de la junta directiva actual más 'paloma' de todos.
En este caso, la clave es que el nombramiento de Waller implicaría la menor cantidad de cambios posibles en el Comité de Mercados Abiertos y dejaría a una figura respetada y con experiencia al mando del banco central. Aunque ese cambio pudiera inclinar ligeramente el equilibrio de la Fed a favor de los que apuestan por recortar tipos más rápido, difícilmente aceptaría las exigencias de Trump de recortar los tipos tres puntos de golpe. Y, una vez nombrado, Trump ya no podría echarle: su mandato terminaría un año después de que Trump finalice su segunda y última etapa en la presidencia.
En este caso, el Senado también tendrá algo que decir. Aunque los senadores republicanos han aceptado todos los nombramientos de Trump, la posibilidad de que cuatro de ellos se rebelaran a la hora de poner en juego la credibilidad del dólar es mucho más grande. Si otros aspirantes, como Kevin Hassett o Scott Bessent, acaban recibiendo un rechazo explícito o 'soterrado' de los senadores, Waller sería el 'plan B' más institucional. Y, probablemente, la mejor opción que le queda a la independencia de la Fed.