
Donald Trump lleva meses atacando e insultando al presidente de la Reforma Federal, Jerome Powell, por no recortar los tipos de interés "dos o tres puntos", lo que, en su opinión, reduciría los crecientes costes de la deuda pública. Por desgracia para él, el Tribunal Supremo decretó hace unas semanas que Trump solo puede cesar al presidente de la Fed por una "causa justificada", como irregularidades o delitos. Así que la Casa Blanca ha decidido atacar a Powell por esta vía: acusándole de una mala gestión por los sobrecostes de la reforma de la sede del banco central en Washington.
Ross Vought, director de la Oficina de Gestión y Presupuestos de la presidencia, y uno de los principales 'brazos ejecutores' de la estrategia de Trump para recortar gastos y eliminar a los empleados públicos 'no trumpistas' -ha abogado por "traumatizar a todos los funcionarios"-, ha sido el encargado de poner en marcha este plan. Este jueves publicó en la red social X una carta, dirigida a Powell, le acusaba de realizar una "ostentosa reforma" de la sede de la Fed valorada en 2.500 millones, "casi tanto como el Palacio de Versalles en dinero actual".
La clave de la carta es la acusación de no cumplir con el reglamento de la comisión que gestiona las obras en los edificios emblemáticos de Washington, y de tener unos sobrecostes de 700 millones de dólares. Tras hacer una lista de preguntas sobre la reforma, Vought termina exigiendo una respuesta en siete días, dejando claro que "nos tomamos este tema muy en serio".
La clave es que, en una declaración ante el Congreso, Powell negó alguna de las acusaciones de gasto más exótico aparecidas en la prensa, como terrazas en el ático, ascensores VIP, suelos de "mármol premium" o fuentes por el edificio, tachándolas de "exageraciones". Pero Vought asegura que esas partes estaban en la propuesta inicial de reforma, así que, o bien las ha quitado sin presentar un nuevo plan, violando las reglas; o bien ha mentido al Congreso. Y Trump ha asegurado que, si resulta ser lo segundo, Powell debería "dimitir inmediatamente".
El mandato de Powell como presidente de la Fed termina el próximo mes de mayo, y Trump ya ha amenazado con designar a su sucesor con mucha antelación para crear una especie de "presidente en la sombra" que desautorice a Powell ante los mercados durante los meses restantes. Pero un cese anticipado podría cambiar la situación a peor.
El principal deseo de Trump es poder designar todas las 'palomas' posibles que estén de acuerdo con su plan de recortar drásticamente los tipos de interés. El próximo mes de febrero vence el mandato de una de las gobernadoras, lo que ya le dará al presidente la oportunidad de designar a otro gobernador. Y las actas de la última reunión mostraban que dos directivos de la órbita republicana (Michelle Bowman y Christopher Waller) ya apostaron por bajar tipos en julio.
Vought ha salido este viernes a defender esa posibilidad. El alto cargo ha explicado que Trump "entiende mejor los tipos de interés que son necesarios en cada momento" que los miembros del banco central. Y preguntado por los gastos del presidente, ha justificado los enormes costes en redecorar el Despacho Oval con oro o reformar por segunda vez el Jardín de Rosas de la Casa Blanca porque "tenemos algunas prioridades y hace falta gastar dinero en ellas".
"Peor que el 'Día de la Liberación'"
Según un informe de ING, lo más probable es que su sucesor fuera una "superpaloma" que abogara por bajar tipos de forma desbocada, siguiendo los deseos de Trump. El banco advierte de que tendría que convencer a una mayoría de miembros del Comité de Mercados Abiertos, que es el que toma las decisiones, y que un solo nombramiento no sería suficiente para cambiar las mayorías existentes. Pero si consiguiera inclinar la mayoría a favor de los recortes, lo más probable es que la curva de los bonos se hundiera a corto plazo, pero se mantuviera alta en el largo, con una diferencia de hasta 3 puntos, una inclinación con pocos precedentes que no permitiría a Trump conseguir los grandes ahorros en los intereses de la deuda que desea.
Pero el mayor problema vendría en la credibilidad de la Fed. El Supremo prohibió a Trump despedir específicamente al presidente de la Fed, como excepción frente al resto de cargos de la Administración, por la necesidad de que el banco central mantenga su independencia. La pérdida de esa credibilidad, advierte ING, provocaría "ventas en los mercados" en el primer momento, y una huida del dólar, debilitando la moneda frente al resto de divisas avanzadas.
"El valor del dólar como moneda de reserva reside fundamentalmente en la independencia de la Reserva Federal, lo que significa que una gran salida de capitales del dólar probablemente estaría justificada. En nuestra opinión, esto parece una combinación aún peor para el dólar que el 'Día de la Liberación'", advierten. Y la combinación entre un cese de Powell y el retorno de los aranceles el 1 de agosto podría ser terrorífica para los mercados.