
Decía John Templeton que "las cuatro palabras más peligrosas en inversión son: esta vez es diferente". Y aunque a menudo nos cueste aceptarlo, el presente suele rimar con el pasado más de lo que estamos dispuestos a reconocer.
Si miramos atrás como buen analista técnico -y no como adivino-, observamos que en la gran tendencia bajista que desarrolló el mercado norteamericano en 2022 hubo dos potentes rebotes intermedios, que oscilaron entre el 17 y el 25%. Subidas fulgurantes, similares en forma y fondo a la que estamos viendo en las últimas semanas. Ambos rallies parecían ilusionantes, pero finalmente fueron trampas que sirvieron como trampolín bajista para nuevos mínimos decrecientes. ¿La clave? En ninguno de los dos casos se consiguió recuperar más de dos tercios (66%) de la anterior caída, una resistencia natural según la Teoría de Dow, tras haber superado el 61,80% desde el enfoque de Fibonacci.
Esto último no es un matiz menor. El rango de recuperación del 61,8/66% actúa como una frontera técnica que separa un simple rebote dentro de una tendencia bajista de una recuperación sólida y estructural. Solo si se supera con solvencia podremos pensar que esta vez podría ser, efectivamente, diferente.
Y ahora, otra vez, el mercado ha llegado a esa misma frontera.
Wall Street se encuentra exactamente en la zona crítica de recuperación del 61,80/66% de la última caída desde los máximos anuales -que bauticé como el techo de DeepSeek-, que provocaron la corrección iniciada en febrero. Este umbral técnico se encuentra en niveles de 20.300 en el Nasdaq 100, 18.300 en el Nasdaq Composite, 5.700 en el S&P 500, y 41.850/42.220 en el Dow Jones Industrial. Resistencias claras y bien definidas, cuya superación o rechazo nos ofrecerá pistas muy valiosas para la hoja de ruta de las próximas semanas.

Como comprenderán los lectores, el hecho de que estemos testeando estas resistencias invita a mantener la calma y observar con atención. Si los índices logran romper al alza esta barrera y consolidarse por encima, estaríamos ante una señal técnica positiva de gran calado. En ese caso, sería partidario de esperar una corrección proporcional del último rebote -entre el 50 y el 61,8%- para comprar con mayor confianza. Es decir, esperar el pullback clásico tras la ruptura de una resistencia clave. En cambio, si desde estos niveles vemos un giro bajista, seguiré manejando la hipótesis de que todavía puede haber un nuevo susto de mercado, que llevaría a los índices a marcar nuevos mínimos del año, con el S&P 500 buscando la zona de los 4.500 puntos, que supondría replicar con precisión quirúrgica la estructura bajista del año 2022.
Ese nivel, los 4.500 del S&P 500, es el que tendría marcado en rojo como posible zona de ganga, una oportunidad táctica para cargar cartera si el mercado decide darnos otra vuelta de tuerca a la baja. Como reza un viejo proverbio árabe: "La paciencia es un árbol de raíz amarga, pero de frutos muy dulces".
Europa, un paso por delante
La buena noticia es que Europa va por delante. Mientras Wall Street duda, el EuroStoxx 50 ya ha conseguido batir la resistencia del 61,8% y los 2/3 de recuperación de su última caída, lo que refuerza la tesis de que los mínimos del pasado 7 de abril fueron un suelo fiable.
Esta señal técnica, menos discutida pero igual de poderosa, invita a mantener una predisposición compradora sobre la renta variable europea en cuanto asistamos a una corrección proporcional de la última subida. No adelantaré niveles concretos de compra hasta que podamos identificar con claridad el techo del rebote actual. Solo entonces podremos trazar los soportes relevantes y preparar la escuadra y el cartabón técnico para volver a entrar.
Así que, mientras Wall Street juega su partida en la frontera del 66%, Europa ya ha movido ficha.
Y como dice un proverbio danés poco conocido: "No se puede cruzar un mar simplemente mirando el agua". Tampoco podemos esperar certezas absolutas: solo pistas, señales y niveles. Pero a veces, esas pistas son suficientes para navegar.
Paciencia. Aún faltan capítulos por escribir. Pero los soportes están trazados. Y los timoneles, atentos.