
Si algo une a la política italiana y a la española es utilizar las obras públicas como desagüe de toda clase de triquiñuelas políticas. Ahora el Gobierno de Giorgia Meloni ha dado un nuevo paso que España podría intentar imitar en el futuro. Roma calificó el proyecto del 'ponte sullo Stretto' como "infraestructura estratégica" en una carta enviada a la Comisión Europea el mes pasado.
El objetivo de Meloni es doble. Por un lado, Italia quiere que la construcción del que será el puente colgante más grande del mundo, que unirá Sicilia y Calabria, se cofinancie con fondos europeos. Por otro lado, al calificar la obra civil como estructura crítica, Roma puede añadir su coste a las partidas militares y así engordar su gasto en defensa, ahora que la OTAN exige invertir el 5% del PIB anual.
La negativa de Sánchez frente a la picaresca de Meloni
La semana pasada, la Alianza Atlántica aprobó un nuevo plan de inversión militar para elevar el gasto en defensa anual del 2% del PIB al 5%. Esta nueva meta es obligatoria para todos los países. No obstante, el rechazo público del presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, alimentó una fuerte polémica y la amenaza arancelaria del presidente de EEUU, Donald Trump.
Giorgia Meloni, presidenta del Consejo de Ministros de Italia, criticó las declaraciones de Sánchez, asegurando que "España ha firmado exactamente el mismo documento que Italia" y que la actitud del presidente "pone en peligro la seguridad de todos". No obstante, la mandataria italiana esquivó responder cómo Italia, con unas cuentas públicas peores que las de España, pagará el rearme impuesto.
Estas semanas ha llegado la primera de esas ideas: imputar la construcción de un puente sobre el estrecho de Mesina como "infraestructura estratégica". El proyecto, que cuenta con varias décadas almacenando polvo en las oficinas del Ejecutivo italiano, está presupuestado en 13.000 millones de euros, según Euroactiv. Para poner en contexto a las cifras, Italia gastó en defensa el año pasado 32.000 millones de euros (el 1,5% de su PIB), según cifras de la OTAN.

El propósito de la obra de ingeniería es cimentar un corredor terrestre entre Sicilia y el resto de Europa, un sueño que se remonta a la Antigua Roma. Con una longitud de 3.660 metros, una anchura de 61 metros y unas torres de suspensión de 400 metros de alto, será el mayor puente colgante del mundo sobre una de las zonas con mayor actividad sísmica de la corteza terrestre, según indica We Buid Group, firma italiana encargada de su diseño. "Podría permitir el paso de seis millones de vehículos y 60.000 trenes al año, acercando a los cinco millones de habitantes de Sicilia al resto del continente", señala la compañía.
Satisfacer a Trump con trucos de salón
Trump ha sido el mandatario que ha presionado para incrementar el gasto militar del 2% al 5%. Para ello, Mark Rutte, secretario general de la OTAN y ex primer ministro de Países Bajos, trazó un plan para 2035 que dividía el gasto en dos componentes.
- Los países deberán gastar anualmente el equivalente al 3,5% del PIB en inversiones militares directas como misiles, tanques o submarinos.
- El 1,5% restante se destinará a un gasto militar indirecto, ambiguo o de doble uso, como infraestructuras estratégicas, planes de protección civil, ciberdefensa, etc.
Este segundo componente, impreciso en su definición, es el que quiere aprovechar el Gobierno de Meloni con un envite propio del Mus: disfrazar un puente como un corredor estratégico para la OTAN en caso de conflicto. Trump ha reconocido públicamente su pasión por los juegos de cartas y es frecuente verlo en alguna partida cuando visita sus casinos repartidos por el país. ¿Picará el tahúr estadounidense en el órdago de la romana? Hay argumentos militares que desaconsejan usar un puente tan vulnerable para transportar tropas.
En Sicilia hay situadas cuatro instalaciones militares, incluida la Base Aérea de Sigonella operada por la OTAN, que en caso de conflicto serían movilizadas. Sin embargo, el transporte terrestre pondría en riesgo la seguridad de las tropas, que sería blanco de bombardeos del enemigo. El movimiento de unidades más seguro sería mediante cargueros aéreos como los Airbus A400M de la Fuerza Aérea Italiana o buques de asalto anfibio.
Un ejemplo histórico reciente que pone en contradicción la estrategia militar de Meloni es el puente sobre el estrecho de Kerch, que une Crimea con el resto de Rusia mediante un viaducto sobre el mar Negro. La infraestructura ha sido víctima de varios ataques por parte de las fuerzas especiales ucranianas que han incapacitado su uso a lo largo de la guerra. El puente italiano sobre el estrecho de Mesina sería un blanco más jugoso porque aislaría una isla entera del resto del continente.
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