Economía

El peligro tras el asalto del euro al dólar: así puede acabar el sueño de Lagarde en pesadilla

  • La fortaleza del euro puede gripar el gran motor de crecimiento de la eurozona
  • Ser la divisa de reserva global tiene ventajas, pero también levanta obstáculos
  • La economía de la zona euro tendría que dar un giro a su balanza comercial

Este lunes Lagarde sorprendió a todos en su intervención en el Centro Jacques Delors en la Hertie School en Berlín. La presidenta del BCE habló abiertamente de la debilidad a la que se ha visto sometido el dólar en "un mundo fracturado" y la oportunidad del euro de ganar influencia y "convertirse en una alternativa al dólar". Tras esto, la francesa prosiguió comentando el 'beneficio exorbitante' que supone para el dólar su estatus como moneda global. Sin embargo, los analistas mantienen sus dudas y creen que si bien el mayor protagonismo del euro parece un escenario inevitable, si no hay un cambio drástico de modelo económico y un compromiso de todos los países, las consecuencias pueden terminar siendo más negativas que positivas, pues sostener el sistema financiero mundial entraña grandes recompensas, pero también grandes peligros.

"Hoy en día, el euro es la segunda moneda mundial, representando alrededor del 20% de las reservas de divisas, en comparación con el 58% del dólar estadounidense. Aumentar el papel internacional del euro puede tener implicaciones positivas para la eurozona", explicaba la francesa. Respecto a los beneficios, Lagarde lo tiene claro. La presidenta explicaba "se reducirían los costes de endeudamiento, mejoraría la inversión y generaría una demanda interna mejorada". También señaló otros elementos como "proteger Europa de sanciones o medidas coercitivas, nos aislaría de las fluctuaciones en los tipos de cambio (porque se negociaría en euros) y, nos permitiría controlar nuestro propio destino". En resumen, y centrándose en la economía, si hay una gran demanda internacional de la moneda, las economías de la región pueden endeudarse de forma más barata, lo que impulsa los mercados internos, una dinámica que ya se ha visto en EEUU.

Sin embargo, ¿por qué desde la Casa Blanca desprecian los beneficios del dólar como ancla del sistema financiero global e incluso lo ve como un gran lastre? ""Como su presidente, cualquiera podría pensar que estoy contento por nuestro dólar fuerte. "No lo estoy", comentaba Trump en su campaña electoral. En 2024 el republicano explicaba que "tenemos un gran problema de divisas, la diferencia con el resto es enorme y esa un gran carga para nuestras en empresas, un carga enorme".

En cualquier caso Trump siempre hablaba de un dólar más barato pero no se atrevía a cuestionar el status del dólar como ancla del sistema mundial. Sin embargo el presidente del Consejo de Asesores Económicos en la Casa Blanca, Stephen Miran, sí que ha dado este paso este último mes. ""La función de reserva del dólar ha causado distorsiones persistentes en el mercado de divisas y ha contribuido, junto con las barreras comerciales injustas de otros países, a déficits comerciales insostenibles. Estos déficits han diezmado nuestro sector manufacturero y a muchas familias de clase trabajadora y sus comunidades, para facilitar que los no estadounidenses comercien entre ellos". Si bien muchos de sus argumentos son vistos por los expertos como equivocados, hay algo que sí genera un gran debate entre los mismos y enciende las dudas sobre los peligros que acecharían el ascenso del euro: el golpe a las exportaciones.

Fin a los superávits comerciales

Los analistas de Commerzbank lo explican en su último informe que si el euro se convierte en el valor de referencia y se dispara la demanda desde el exterior, esto resultaría casi imposible de conseguir con un enorme superávit en la balanza comercial de la región como el de la UE. "Si el euro fuera la moneda de reserva mundial mañana y la eurozona siguiera teniendo superávits en cuenta corriente (por razones estructurales que no se pueden cambiar rápidamente), habría escasez de euros en el resto del mundo: para pagar las exportaciones de la eurozona, el resto del mundo tendría que transferir constantemente la nueva moneda de reserva mundial a su emisor: la eurozona. Como resultado, el euro se apreciaría mucho más de lo justificado desde una perspectiva nacional".

El resultado está claro, un golpe tremendo a los exportadores que sentirían de manera instantánea. La realidad es que en el caso de la UE las exportaciones representan un 16% de su PIB y para EEUU solo el 52%. Sin embargo, aquí es donde entra la fragmentación política de Europa pues el porcentaje varía de forma clara entre los diferentes países que, en algunos casos, se han convertido en verdaderas máquinas de exportaciones como modelo económico.

El ejemplo más claro es Alemania, para el que la venta al exterior de bienes y servicios supone la mitad de su economía (43%), para Francia e Italia ronde el 33-34% y para España es el 38%. Sin embargo, el problema viene precisamente los países más pequeños, que se han volcado en el mercado exterior y que sufrirán especialmente el golpe de un euro en auge. Destaca el caso de Irlanda supera el 130% y Luxemburgo el 200%. Todos estos datos, según las cifras del Banco Mundial. Esta anomalía estadística es porque los bienes y servicios producidos dentro del país no tienen por qué formar parte de su economía directamente, sino que son empresas internacionales que venden al exterior poniendo su base en este país para vender a toda la región.

La cuestión es que la transición sería un proceso que duraría tiempo y, mientras tanto, podría haber un camino de dolor. "La tesis del privilegio exorbitante es clara, como los estadounidenses proporcionan la moneda de reserva mundial, sus costes de financiación son menores, lo que significa que su crecimiento es mayor, y pueden permitirse un déficit permanente por cuenta corriente. Y si el euro se convirtiera en la moneda de reserva mundial, podríamos disfrutar de estas ventajas" comenta el banco alemán.

El doble golpe para los exportadores

Desde ING, por su parte, dicen que si bien "el entusiasmo de Lagarde es comprensible", la cuestión de las ventas al exterior está sobre la mesa. "Los exportadores ya están expresando su preocupación por la fortaleza del euro, y los gobiernos nacionales, especialmente aquellos con finanzas más sólidas, podrían mostrarse menos interesados, dado que ya disfrutan de bajos costes de financiación". La firma holandesa explica que "sin ir más lejos, la propia apreciación del euro en los últimos meses ya está generando cierta tensión en algunos exportadores que temen una perdida de competitividad por la propia apreciación de la divisa y la ralentización del comercio global: un doble golpe".

"Es un doble golpe para los exportadores europeos a Estados Unidos, ya que no solo se ven afectados por aranceles, sino que la compensación habitual de una apreciación del tipo de cambio del dólar frente al euro no se está materializando; de hecho, está sucediendo lo contrario", afirmó Sander Tordoir, economista jefe del Centro para la Reforma Europea.

"Por lo tanto, si un exportador europeo depende del mercado estadounidense... mecánicamente, ambos efectos negativos se acumulan en lugar de compensarse", añadió. La UE exportó bienes por valor de 531.600 millones de euros a Estados Unidos el año pasado. Aunque los exportadores suelen protegerse de las fluctuaciones cambiarias a través de contratos de largo plazo y derivados financieros, esta estrategia tiene un límite, al final hay que enfrentarse a la realidad de un euro más fuerte, por lo que los grupos industriales se han mostrado cada vez más críticos con el impacto de la depreciación del dólar en las empresas europeas.

"La debilidad del dólar aumenta la presión que ya ejercen los aranceles y puede reducir la rentabilidad", asegura Manuel Kallweit, economista jefe del grupo de la industria automotriz alemana VDA, y añadió que Estados Unidos fue el mercado de ventas más importante para los exportadores alemanes de automóviles el año pasado. En las mismas proyecciones macro de la UE hablan de que tanto la incertidumbre del sector exterior como la revalorización del euro son los dos factores clave para explicar la reducción de dos décimas del crecimiento de la zona euro para 2025 y 2026.

Las declaraciones de ayer de la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, fueron notables: habló de un posible "momento global del euro", argumentando que la acción coordinada de los gobiernos podría impulsar el papel internacional del euro. Parte de la reciente sobrevaloración del EUR/USD probablemente refleje esta narrativa. Si las autoridades europeas siguen impulsando esta idea, podríamos ver cómo las posiciones largas estratégicas en el euro se acumulan aún más rápido. El entusiasmo de Lagarde es comprensible: un euro más fuerte y globalizado respalda la estabilidad del mercado de bonos y mantiene los tipos de interés bajos, mientras que la apreciación nominal ayuda a contener la inflación. Sin embargo, los exportadores ya están expresando su preocupación por la fortaleza del euro, y los gobiernos nacionales, especialmente aquellos con finanzas más sólidas, podrían mostrarse menos interesados, dado que ya disfrutan de bajos costes de financiación.

La apreciación del euro ya asusta

Sin ir más lejos, la propia apreciación del euro en los últimos meses ya está generando cierta tensión en algunos exportadores que temen una perdida de competitividad por la propia apreciación de la divisa y la ralentización del comercio global: un doble golpe.

"No estoy seguro de si a los europeos realmente nos interesa que el euro destrone al dólar como moneda de reserva mundial. Lagarde cita el viejo argumento del "privilegio exorbitante" de Estados Unidos: como los estadounidenses proporcionan la moneda de reserva mundial, sus costes de financiación son menores, lo que significa que su crecimiento es mayor, y pueden permitirse un déficit permanente por cuenta corriente. Y si el euro se convirtiera en la moneda de reserva mundial, podríamos disfrutar de estas ventajas", asegura el experto de Commerzbank.

También se puede ver al revés: el hecho de que Estados Unidos tenga déficits permanentes en cuenta corriente y, por lo tanto, transfiera constantemente dólares al exterior no crea una escasez de dólares estadounidenses en el resto del mundo, que necesita constantemente más de la moneda de reserva mundial. Como resultado, el euro se apreciaría mucho más de lo justificado desde una perspectiva nacional. Ser la divisa más importante del mundo tiene sus 'pros' y sus 'contras'.

Cae el dólar y sube el euro

La cuestión es que el plan o el sueño de Lagarde para convertir al euro en la gran divisa de reserva global puede coincidir en el tiempo con la intención indirecta de Donald Trump y EEUU de debilitar el dólar para corregir el sempiterno déficit comercial. Los analistas de Julius Baer creen que este cambio podría estar ya produciéndose: "Un cambio de régimen para el dólar estadounidense podría estar gestándose a largo plazo, tras haber alcanzado su máximo recientemente. La errática formulación de políticas en EEUU, la tensa situación fiscal y el elevado endeudamiento externo, en el contexto del doble déficit, sugieren que un dólar más débil es la vía de menor resistencia", aseguran estos expertos.

La debilidad del dólar ayudaría a corregir los desequilibrios de EEUU al mismo tiempo que reduciría el coste de miles de productos para los europeos. Durante décadas, EEUU ha sido país del consumo gracias a la fortaleza del dólar, lo que ha permitido que esta economía consuma muy por encima de sus posibilidades (consume e invierte más de lo que produce). Un cambio de régimen, con un euro 'todopoderoso', permitiría a los europeos comprar bienes y servicios del exterior a un menor precio relativo.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky