Economía

El nuevo récord de parados de 50 años que cobran el subsidio pone en duda la última reforma de Díaz

Foto: EP

La reforma del nivel asistencial de la protección por desempleo ha venido acompañada de un aumento de los beneficiarios de subsidios, que han alcanzado los 802.173, un 6,45% más que hace un año, a pesar de la reducción del desempleo. La cifra es la más alta desde mayo de 2021, si bien sigue lejos de los niveles anotados en la crisis financiera, cuando llegaron a rebasar el millón. Lo que sí marca un récord es el número de mayores de 50 años que cobran estas ayudas, que vuelven a romper los registros históricos y anotan un total de 555.723. El 84,5% perciben el subsidio específico para mayores de 52 años, dotado con 480 euros y que es el único puede percibirse hasta el momento de la jubilación.

Esto apunta a que la reforma de las prestaciones, pensada para racionalizar el gasto y mejorar su eficacia como apoyo a la búsqueda de empleo en coordinación con las políticas activas, tal y como exige la Comisión Europea, tiene un serio problema en el envejecimiento de la población desempleada. Y es que la mayoría de los parados de larga duración quedan fuera de su alcance efectivo.

Tras una compleja y accidentada tramitación, que incluyó un veto a la propuesta inicial del Gobierno en el Congreso, la norma vio la luz definitiva a mediados del pasado año, si bien no entró en vigor hasta noviembre. Una de sus principales novedades era un incremento de la cuantía inicial de los subsidios por desempleo a 570 euros (o 95% del IPREM) los primeros 180 días, para bajar a 540 (90% del IPREM) los siguientes 180 días y a 480 euros (80% del IPREM) a partir de ahí y hasta que se agota.

La idea es incentivar la búsqueda de empleo con una rebaja progresiva de la ayuda que no es tal, ya que el 80% del IPREM es la cuantía que tenían los subsidios antes de la reforma. Además, se introduce la posibilidad de compatibilizar la prestación contributiva o el subsidio con un trabajo a través del complemento de apoyo al empleo, si bien la posibilidad no entró en vigor hasta el pasado mes de abril.

Los datos de prestaciones y subsidios del SEPE solo llegan hasta marzo y no recogen el impacto de esta medida, pero sí constata un incremento del 5,3% en los beneficiarios de prestaciones y del 6,3% en los de los subsidios, que levan el gasto un 7,3%

Una evolución que eleva el gasto en prestaciones un 10,2% y un 6% en los subsidios en marzo, lo que contrasta con el descenso general de las cifras de desempleo de un 5,39% en dicho mes. Se puede interpretar que los beneficiarios de la prestación contributiva crecen, en parte, porque crecen los fijos discontinuos inscritos inactivos como demandantes, que no cuentan como parados, pero sí tienen derecho a cobrar el paro.

El caso de los subsidios por desempleo es más difícil de explicar. No puede achacarse a los colectivos excluidos del paro registrado y apunta a un incremento del desempleo de larga duración. Existe la posibilidad de que algunas personas a las que se les agota la prestación contributiva y pasan a cobrar los subsidios, retrasen su búsqueda de empleo para beneficiarse de la cuantía mayor durante los primeros meses, pero esto es solo una sospecha.

Así las cosas, los beneficiarios menores de 50 años suben un 11% en el último año, hasta los 246.450, la cifra más alta desde abril de 2022. Aunque el grupo mayoritario siguen siendo los que superan esa edad, que crecen un 3,3% interanual, hasta los 555.723.

La incorporación de subsidiados más jóvenes reduce el peso de los mayores de 50 años sobre el total al 69% (ants de la reforma superaba el 73%). Pero no frenan la tendencia al alza en las cifras absolutas, que parece imparable porque los incentivos para buscar empleo no funcionan igual para los séniors: tienen más dificultades para encontrar trabajo y esto lleva a la gran mayoría a acabar percibiendo el subsidio de 52 años.

Esta modalidad ha estado en el epicentro de la polémica que ha rodeado la normativa. Su cuantía es siempre de 480 euros, pero es el único subsidio que el desempleado puede percibir interrumpidamente hasta jubilarse, y además el SEPE cotiza por un equivalente al 125% de la base de cotización para la futura pensión. Este aspecto lo convierte en una fórmula clave para los procesos de prejubilación. En 2012, el PP redujo el porcentaje al 100% y elevó la edad de acceso a los 55 años, pero una de las primeras medidas de Pedro Sánchez al llegar al poder a mediados de 2018 fue revertir este recorte.

Sin embargo, cinco años más tarde, al plantear su reforma de los subsidios, PSOE y Sumar plantearon volver a recortar la sobrecotización al 100%. La oposición de Podemos a esta medida, que interpretó como un castigo a los parados de mayor edad, tumbó esta versión de la norma cuando llegó al Congreso.

Condenados a la jubilación

Finalmente, el Ejecutivo optó por mantener las mismas condiciones para este subsidio. Pero el incremento de beneficiarios, que suponen el 84,7% de los mayores de 50 años que perciben un subsidio y un 59% del total supone un claro indicador de la falta de políticas activas dirigidas a esa franja de edad. En el último año han aumentado un 3%, aunque su peso se ha reducido levemente, del 85,9% al 84,5%. Pero el papel de estas ayudas sigue siendo relevante porque afecta a la composición del gasto en subsidios y su eficacia.

La explicación al aumento de los mayores de 50 años es el envejecimiento de la población, pero también juega a su favor el retraso de la edad de jubilación. Esto se aprecie en un incremento de los beneficiarios mayores de 60 años, que suponen el 47% del total, con 265.908 personas. El 93% cobra la modalidad a partir de los 52 años, y se aprecia que el incremento se acelera en 2018, cuando el PSOE recuperó sus condiciones iniciales.

En este sentido, el retraso de la edad de jubilación y el endurecimiento de la jubilación anticipada lleva a estos beneficiarios a retrasar su retiro y seguir conformándose con los 480 euros. No es, desde luego, la situación ideal para ellos, pero muestra que para muchos desempleados las políticas de incentivo a la vida laboral son papel mojado por la falta de oportunidades laborales.

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