
Funcas afirma que pese al repunte que está experimentando el precio de la vivienda en los últimos años, todavía no hay elementos objetivos que den pie a pensar en la formación de una nueva burbuja inmobiliaria en el país. De hecho, el volumen total que representan los nuevos préstamos hipotecarios solo supone una cuarta parte de los que llegaron a concederse en 2006, justo antes del estallido de la última gran crisis económica.
En el último número de los 'Cuadernos de Información Económica', una publicación editada por Funcas, el experto Joaquín Maudos explica que ni el precio, ni el volumen de las hipotecas concedidas y de los préstamos, ni las condiciones de los créditos, ni el volumen de morosidad, ni la carga financiera que supone ahora adquirir una vivienda para las familias, hacen sospechar de la creación de una nueva burbuja en el mercado de la vivienda.
Además de que el volumen de préstamos concedidos en los últimos 12 meses fue de solo 43.500 millones de euros, un 25% del importe registrado hace doce años, las entidades de crédito españolas conceden el 5,2% de los préstamos para la compra de vivienda de la banca de la Eurozona, un porcentaje muy por debajo del 20% al que se llegó en 2006.
En cuanto a las condiciones, el tipo de interés de los nuevos préstamos concedidos en España si sitúa ligeramente por encima de la media de los países que componen la Eurozona, en concreto un 2,02% frente al 1,83%. Además, si se tiene en cuenta el tipo medio del stock que hay en el balance de la banca española, la situación se revierte y el tipo español se queda en tan solo el 1,21%, frente al 2,12% del resto de países que comparten el euro.
Respecto al margen que aplica la banca en España a los préstamos hipotecarios se ha mantenido "relativamente estable" desde hace cuatro años y en la actualidad es similar al resto de la Eurozona -solo 10 puntos básicos más-.
Lo que sí ha supuesto un cambio de tendencia es la proporción entre las hipotecas firmadas a tipo fijo y las referenciadas al euríbor. Debido a la intensa rebaja de los tipos de interés llevada a cabo por el Banco Central Europeo (BCE), el peso de las hipotecas a tipo variable ha caído del 90% en 2008 al 38% en 2018, aunque sigue siendo superior al resto de las principales economías europeas.
Por último, España también destaca en el contexto internacional por ser uno de los países en donde más ha caído la ratio del esfuerzo de las familias para hacer frente a un préstamos hipotecario, en concreto 5,2 puntos porcentuales en diez años, hasta suponer ahora el 6,6% de su renta disponible.
La subida del salario mínimo es "desmesurada y arriesgada" por su impacto en los jóvenes
Sobre la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) a 900 euros mensuales aplicada este año, Funcas considera que es "desmesurada o, como mínimo, arriesgada" por el impacto negativo que puede tener sobre los jóvenes y sobre las comunidades autónomas que presentan mayores tasas de desempleo.
En un artículo elaborado por el profesor del IE Business School Daniel Fernández Kranz el autor reconoce que los efectos sobre el empleo de la subida del SMI no son unánimes, pero sí advierte de que existe evidencia de que aumentos excesivos del mismo "pueden afectar negativamente el empleo de aquellos grupos a los que se pretende ayudar", como los jóvenes.
Con la subida del salario mínimo a 900 euros mensuales, España ha pasado a ser el quinto país con mayor salario mínimo, alcanzando una tasa de cobertura (porcentaje de trabajadores que cobran un salario equivalente o inferior al valor del SMI) de entre el 7,6% y el 8,9% de la fuerza laboral. No obstante, para grupos más desfavorecidos, como los jóvenes menores de 24 años, la tasa de cobertura ronda el 30%.
Según este artículo, las comunidades autónomas con mayor tasa de desempleo son las que más incrementarían la cobertura si el SMI subiera a 1.000 euros mensuales en 2020, pero esta medida tendría efectos "muy reducidos" en comunidades con menos paro y donde las tasas de cobertura ya son de por sí bajas.
"Estas diferencias regionales apuntan a una preocupación: un aumento excesivo del SMI podría desplazar del mercado laboral a grupos de la fuerza laboral que ya se encuentran en alto riesgo de exclusión", apunta el profesor Fernández Kranz.
Aunque el "desacoplamiento" de los salarios con la productividad justificaría en parte un aumento del SMI, en el artículo no se respalda el argumento de que contribuiría a reducir la pobreza y la desigualdad salarial.
La correlación entre salario mínimo y pobreza "es muy débil"
Así, aunque se defiende que la subida del salario mínimo puede beneficiar a trabajadores con bajos salarios, asegura que ello no ayudaría necesariamente a las familias con bajo nivel de renta. En España, argumenta Fernández Kranz, sólo un 10% de la población por debajo del umbral de la pobreza son trabajadores que cobran el SMI.
"En España muchos trabajadores son pobres porque tienen contratos precarios, con frecuentes interrupciones involuntarias del empleo y con contratos a tiempo parcial. A estos trabajadores el salario mínimo no les afecta directamente", expone.
El autor da otros dos argumentos para asegurar que existe una correlación "muy débil" entre salario mínimo y pobreza: la mayoría de las familias pobres no tienen a ningún miembro trabajando, por lo que la subida del salario mínimo no les afectaría, y muchos trabajadores con bajos salarios, especialmente los más jóvenes, no son miembros de familias pobres.
Por todo lo anterior, en el artículo se apuesta por plantear subidas más graduales del salario mínimo, a fin de que pueda estudiarse su impacto sobre el empleo de los grupos afectados. Al mismo tiempo ve aconsejable que se establezcan diferencias en el nivel del salario mínimo entre grupos de trabajadores, a semejanza de lo que se hace en Alemania, donde la cuantía del salario mínimo es inferior para jóvenes con poca experiencia laboral.