En todas las ciudades del mundo, los pisos turísticos que hace solo un año estaban reservados al 100% para el verano han pasado a estar vacíos por la crisis del covid-19. Esto sucede sobre todo en los países donde el turismo extranjero presenta una demanda mayor que el nacional, como es el caso de Portugal. Esta situación puede ser una oportunidad para incentivar a sus propietarios para que pasen del alquiler turístico al alquiler convencional, algo en lo que ya se trabaja en la capital de Portugal.
Afectados por los bloqueos, las medidas de cuarentena y el distanciamiento social, parece probable que el mercado de pisos turísticos, dominado por Airbnb, no regrese completamente a los niveles previos a la pandemia por algún tiempo, si es que alguna vez lo hace. Para las ciudades que atraen a muchos visitantes, eso deja en el aire el uso de los apartamentos que anteriormente atendían a los turistas.
Un nuevo plan en Lisboa tiene como objetivo llenar algunas de estas viviendas para aliviar la situación que sufren algunos portugueses que no logran encontrar alquileres asequibles. Esta primavera, la capital portuguesa lanzó un programa para alentar a los propietarios de pisos turísticos a que vuelvan al mercado de alquiler a largo plazo.
La evidencia anecdótica sugiere que esto ya está sucediendo orgánicamente hasta cierto punto en muchas ciudades, explican desde la agencia financiera Bloomberg. Lisboa está alentando este proceso al eliminar riesgos para los dueños. Los propietarios participantes en este programa ya no alquilarán sus propiedades a inquilinos individuales, sino a la ciudad misma.
Ventajas para los propietarios
El programa, llamado Renda Segura, o ingreso seguro en castellano, funciona así: los propietarios temerosos de que sus apartamentos estén vacíos pueden solicitar el alquiler al municipio por un período mínimo de cinco años.
A su vez, la ciudad asume la carga de encontrar inquilinos, a través de un programa de vivienda asequible dirigido a jóvenes y familias con bajos ingresos. Las rentas están limitadas a niveles entre 450 euros por mes por una habitación hasta los 1.000 euros por una casa de tamaño generoso.
Para los propietarios, los ingresos de estas rentas fijas pueden ser más bajos de lo que podrían haber ganado alquilando a los turistas, pero al menos es se reducen riesgos y problemas, y los exime de los impuestos de la propiedad y de las ganancias de capital.
Los datos actuales sugieren que los propietarios de viviendas turísticas en Europa pronto tendrán que buscar usos alternativos para sus propiedades. Según los analistas de alquileres vacacionales AirDNA, las reservas en Airbnb y la plataforma rival Vrbo para la semana del 13 de julio han caído drásticamente en comparación con 2019. En Lisboa, se han desplomado en un 76% interanual. Amsterdam en un 75% y en París en un 74%.
Aunque es demasiado pronto para decir si un plan como el de Lisboa es realmente lo que las ciudades necesitarán para que los propietarios se sientan seguros como para cambiar a alquileres estables pero menos rentables. No obstante, este plan es una opción atractiva que podría limitar los daños de algunas medidas como la de establecer un tope directamente al precio de los alquileres sin ofrecer algo a cambio al propietario.
Por ahora, el programa ha atraído a un pequeño número de propietarios. La ciudad anunció el lunes que se aceptaron 177 apartamentos de la primera ronda de solicitudes, entre mediados de mayo y finales de junio.
En una ciudad donde 25.000 apartamentos están registrados oficialmente como alquileres turísticos, este cambio por ahora no será apenas visible. Pero si el programa continúa creciendo en los próximos años (ya está prevista otra ronda del proceso de solicitud para septiembre y octubre), podría tener un efecto perceptible ante la escasez de viviendas asequibles en Lisboa. Solo en los primeros nueve meses de 2017, la ciudad vio casi 1.500 desalojos de familias del centro de Lisboa.