
La ley de la vivienda -aprobada el miércoles en el Senado- y la decisión de la Generalitat de Cataluña de expropiar pisos vacíos para destinarlos al alquiler social acabarán definitivamente con el sector inmobiliario español. Es la denuncia de Eduardo Molet, consultor inmobiliario y presidente de Red Expertos Inmobiliarios (REI), que anticipa que en los próximos meses desaparecerán miles de casas del mercado, lo que dificultará el acceso a la vivienda a las familias con rentas medias y bajas. El consultor define la situación actual del sector como un "caos de incertidumbre y temor" y denuncia que existe una estrategia política para que la sociedad normalice las expropiaciones.
"Es una estrategia a medio plazo impulsada por los partidos políticos que gobiernan para que la sociedad acepte las expropiaciones como un mal menor, y para ello primero tienen que dejar en la calle a miles de familias vulnerables que no podrán acceder a viviendas de alquiler por la poca oferta y los elevados precios", dice Molet, que dibuja un mercado inmobiliario colapsado y al borde del desastre.
Cuando eso ocurra, la sociedad entenderá que haya expropiaciones de pisos vacíos. "Empezaron con los grandes tenedores, cuya condición situaron en diez pisos vacíos. Más tarde, pasaron a considerar grandes tenedores a aquellos con cinco pisos vacíos, y al final lo será cualquier pequeño propietario", dice.
Respecto a las trabas que pone la ley para el desalojo de morosos y okupas, cree que estos cambios procesales serán incluso más perjudiciales que el tope de precios. "El propietario se puede quedar sin casa durante años". Molet cree que lo que hay detrás de la nueva ley de vivienda es una visión cortoplacista sobre cómo abordar un problema que va más de allá de regular precios. "Es una medida electoral que deja en manos de la comunidades autónomas la aplicación final de la ley. Habrá mucha desigualdad entre regiones dependiendo del signo político de cada comunidad, y eso, como siempre, lo acabarán pagando propietarios e inquilinos", dice.
El consultor explica que en las últimas semanas muchos pequeños propietarios que tenían viviendas en alquiler han decidido retirarlas del mercado una vez finalicen los contratos de arrendamiento que están en vigor. Los propietarios no quieren correr el riesgo de que sus inquilinos de conviertan en inquiokupas.
"Tienen miedo de que no les paguen el alquiler y no puedan recuperar la vivienda en años si los inquilinos son consideradores vulnerables. Pero también les preocupa que les expropien la vivienda si no la alquilan y permanece un tiempo vacía", concluye.