
La crisis energética hizo que aumenten los precios del gas y la electricidad. Por esta razón, nos hemos visto en la obligación de buscar soluciones para ahorrar. De cara al invierno, que es el periodo del año en que nos vemos más perjudicados por la subida de los costes energéticos, la solución, entre otras, es el aislamiento térmico.
Se trata de una inversión previa que puede generar un ahorro considerable a largo plazo. Lo bueno es que esta opción, nos puede proteger tanto del calor en verano y ahorrar en aire acondicionado o ventilador, como en el invierno con el ahorro en calefacción.
Si decidimos tomar esta decisión, es importante saber que existen ciertas subvenciones que ayudan con la inversión inicial, tal y como informa la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
Subvenciones para aislar la vivienda
El ejercicio de aislar una casa no es muy caro en lo que respecta a los materiales, aunque la obra o instalación puede encarecer el presupuesto.
La OCU señala que los precios en un piso de 90 m2 en la zona climática D, oscilan entre 3.200 euros si se hace una reforma ligera, que consista solo en aislar parcialmente los muros exteriores, y 10.523 euros si se opta por un mayor espesor del aislamiento y un cambio de ventanas.
Para aquellos que no se pueden permitir este aislamiento, la OCU explica que hay subvenciones del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que cubren desde el 30% al 80% del coste de la reforma, pero sin incluir el IVA. Para los consumidores más vulnerables, en algunas comunidades autónomas pueden cubrir todo el coste de las obras, pero de nuevo excluyendo el IVA.
En concreto, las ayudas a las que puedes acceder son:
Subvenciones directas a las obras de aislamiento térmico (Real Decreto 853/2021, del 5 de octubre): se pueden aplicar a viviendas individuales o a edificios enteros. Para las viviendas se cubre hasta el 40% de la inversión, que debe ser de 1.000 euros como mínimo. La ayuda máxima será de 3.000 euros. Los requisitos son que la reforma logre un ahorro del 7% del consumo de energía de la vivienda o que se consuma un 30% menos de energía no renovable.
Subvenciones para rehabilitar viviendas en poblaciones en "reto demográfico"(Plan Pree 5.000): la reforma debe lograr un ahorro de un 30% del gasto en energía de origen no renovable o mejorar al menos una letra la etiqueta energética del edificio.
Deducciones fiscales para la inversión en la rehabilitación de la vivienda habitual: se puede desgravar el 20% de lo invertido si las obras disminuyen en un 7% el gasto de energía para calefacción y refrigeración. Si se alcanza un 30% de reducción del consumo o se logra una etiqueta energética A o B, la deducción sube hasta el 40%. Cuando la rehabilitación afecta a todo el edificio, la deducción puede alcanzar el 60%.
Las ayudas se solicitan telemáticamente en cada comunidad autónoma (puedes informarte en IDAE), pero se solicitan muchos documentos que pueden echar para atrás a muchos solicitantes.