
Las dificultades económicas siguieron apretando a los hogares en 2022. El año marcado por la guerra en Ucrania dio una de cal y otra de arena a los presupuestos familiares. Los ingresos medios por persona aumentaron, mejoraron las tasas de hogares que pudieron afrontar facturas a tiempo pero aclimatar la vivienda o irse de vacaciones supusieron 'lujos' inasumibles para más personas que un año antes.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha publicado este lunes la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) correspondiente a 2022. El sondeo mide la tasa de riesgo de pobreza o exclusión social siguiendo la definición AROPE (At Risk Of Poverty or social Exclusion) de la Estrategia Europa 2030 implementada en 2021 y tiene en cuenta tres indicadores para la obtención del resultado: el riesgo de pobreza (cuántas personas tienen ingresos bajos en relación al conjunto de la población), la baja intensidad en el empleo (hogares en los que sus miembros en edad de trabajar (18-64 años) lo hicieron menos del 20% del total de su potencial de trabajo en el año) y la carencia material y social severa (se calcula en base al número de miembros del hogar que cumplan con al menos siete de las 13 limitaciones que analiza, como la posibilidad de irse de vacaciones o comer determinados alimentos).
El estudio de 2022 trae mejoras en cuanto al del año previo. Los tres componentes han descendido con respecto a 2021 y sitúan la tasa AROPE en el 26% (1,8 puntos porcentuales menos que en la estadística anterior). El riesgo de pobreza bajó 1,3 puntos hasta el 20,4%, la baja intensidad en el empleo cedió hasta el 8,6% y la carencia material y social severa se redujo al 7,7%.
El ingreso medio por persona, en este caso referido a 2021, también anotó una subida en su tasa interanual frente al descenso registrado en la última ECV, el primero desde 2013 (12.269 euros). En concreto, ascendió a los 13.008 euros, un 6% más. Para marcar el umbral de pobreza, Eurostat fija este en el 60% de la mediana de ingresos por unidad de consumo (el valor que se sitúa en mitad de la tabla en la que aparecen todos los ingresos ordenados de mayor a menor); para un hogar unipersonal se situó en 10.088 euros y para uno con dos adultos y dos menores de 14 años, en 21.185 euros.
Atendiendo a la actividad, las evoluciones varían. Mientras los ocupados han visto revalorizarse su renta media un 18,5% desde el año 2008 (de 12.470 a 14.785 euros), año en el que estalló la crisis financiera global que desataría una crisis económica en los siguientes años, los jubilados han experimentado una mejora del 35,8% (de 11.677 a 15.868 euros), casi duplicando la subida de los trabajadores. Los parados, por su parte, son los que menos avances han presentado de los tres grupos, algo menos del 1% para alcanzar los 9.146 euros el año pasado.
En consecuencia, el riesgo de pobreza y exclusión, en estos grupos, también presenta unas diferencias grandes. Estarían en esa situación el 55,7% de los parados, el 17,4% de los jubilados y el 16,5% de los ocupados.
Los gastos siguen apretando a los hogares
Sin embargo, detrás del avance positivo de estos indicadores, el estrés económico sigue apretando a los hogares. En el año de la guerra de Ucrania que terminó por disparar la inflación a cotas que llegaron a superar el 10%, el precio de la energía marcó el presupuesto de las familias. Si en 2021 la encuesta del INE destacó el aumento de los hogares que no podían afrontar las facturas relacionadas con la vivienda principal a tiempo (hipoteca o alquiler, recibos de gas, comunidad...) un año después esa variable mejoró 1,2 puntos porcentuales para situarse en el 13,2%. Pero otra empeoró en casi tres puntos: la del número de hogares que no pudo mantener una temperatura adecuada (poner la calefacción, el aire acondicionado, ventiladores...) ascendió al 17,1%.
En esta línea, la ECV, que se realizó en el segundo cuatrimestre de 2022, también arroja un aumento de más de dos puntos, hasta el 35,5%, de los hogares que no pudieron asumir gastos imprevistos sin tener que recurrir a préstamos o pagos a plazos. Se trata del mayor nivel en esta medición desde 2018, cuando se situó en el 35,9%.
Irse de vacaciones al menos una semana fue un lujo para más familias en 2022 que en 2021. El INE indica que el número de hogares que no se lo pudieron permitir ascendió ocho décimas, hasta el 33,5%. También aumentó en seis décimas el porcentaje de quienes no pudieron permitirse una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días. Esto fue inviable para un 5,3% de los hogares, por encima incluso del 5,2% que arrojó esta variable en el año en que estalló la pandemia.
Llegar a final de mes supuso un reto para el 8,7% de los hogares, que reconoció encontrar "mucha dificultad", aunque en este caso la cifra desciende una décima con respecto a 2021 para ser la más baja desde 2019 (7,8%)