
El paquete de medidas adoptadas por el Gobierno en materia de ahorro y eficiencia energética han suscitado un fuerte debate en el ámbito político y, por consiguiente, en el ámbito social.
Una de las más comentadas ha sido la temperatura a la que los negocios deben aclimatar sus establecimientos, quedando limitada la temperatura del aire acondicionado a 27 grados en la mayoría de casos, con algunas excepciones en las que se puede rebajar hasta los 25 grados.
Esta temperatura, aunque a muchos les puede parecer excesivamente alta, está solamente un grado por encima del margen que muchos expertos recomiendan. De hecho, desde la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) consideran que la temperatura óptima a la que debe funcionar un aparato de aire acondicionado se encuentra entre los 22 y los 24 grados. Por la noche, además, la temperatura más adecuada debe ser de uno o dos grados por encima. Otras fuentes, en cambio, consideran directamente como ideal la temperatura comprendida entre los 23 y los 25 grados.
"Cuando las temperaturas son elevadas es imposible resistirse al aire acondicionado, pero debemos aprender a usarlo adecuadamente para evitar riesgos para salud que pueden ir de un simple resfriado a una infección por bacterias u hongos graves", alerta la Dra. Olaia Bronte, neumóloga y miembro del Área de Medio Ambiente de SEPAR.
Así, desde esta sociedad señalan que hasta un 20 % de los cuadros catarrales, laringitis, faringitis o procesos bronquíticos se producen en verano a causa del uso inadecuado del aire acondicionado, al irritarse o inflamarse determinados órganos, como la faringe o la laringe.
También, puede deberse a los cambios de bruscos de temperatura, al pasar de un lugar con aire acondicionado a la calle, sin que el cuerpo tenga tiempo de aclimatarse.
Más allá de la temperatura
Otro de los problemas más habituales que provoca el uso del aire acondicionado no tiene que ver tanto con la temperatura a la que esté configurado, sino con su mantenimiento.
Cuando no se realiza una limpieza correcta de los filtros, en ellos se pueden acumular diversos gérmenes, entre los que destaca la bacteria Legionella pneumophila, responsable de que una neumonía pueda ser grave. "Otros de los principales contaminantes del aire son los hongos Aspergillus niger y Aspergillus fumigatus, que provocan rinitis, asma, neumonía o neumonitis por hipersensibilidad", destaca la doctora Bronte.
Por ello, desde SEPAR recomiendan revisar y limpiar los filtros del aire acondicionado de forma periódica, pero especialmente antes del verano. Asimismo, seguir las recomendaciones sobre mantenimiento de los fabricantes y además colocarlos en lugares adecuados de la casa o la oficina.