Bruno tiene 39 años y comparte piso en Barcelona con otras tres personas. No son amigos, son solo convivientes bajo el mismo techo que se conocieron a través de un popular portal inmobiliario. Todos tenían un mismo interés: emanciparse sin que el gasto del alquiler consumiera casi todo su salario. Bruno paga algo más de 500 euros -gastos incluidos- por su habitación en el distrito de Les Corts. Dice que optó por esta fórmula de convivencia porque le permite residir en la gran ciudad y seguir con su ritmo habitual de ocio, algo que no podría hacer si viviese solo. No descarta dar ese paso, aunque es consciente de que tendría que sacrificar muchas cosas. "Estoy dispuesto a alquilar un piso de 20 m2 siempre que sea barato", dice.
Compartir casa ha sido tradicionalmente uno de las alternativas más utilizadas por los jóvenes -especialmente por los estudiantes- para dar el primer paso hacia la independencia. Alquilar una habitación supone un desembolso menor que vivir solo, y también permite ahorrar si el objetivo es comprar una vivienda en el futuro.
Sin embargo, la opción de compartir ha dejado de ser especialmente económica debido a la tensión que vive el mercado del alquiler, con los precios en niveles nunca vistos. Lo que antes se consideraba económico ahora no lo es tanto. Alquilar una habitación en una gran ciudad superan los 500 euros de media, la mitad que el salario mínimo interprofesional (1.080 euros).
En términos generales, compartir una vivienda en España cuesta 423 euros, un 22,3% más que hace cinco años, y un 64% más respecto a hace siete años, según el estudio Viviendas compartidas en España en 2022, de Fotocasa. En tan solo doce meses los alquileres en pisos compartidos han engordado un 20,8%, lo que se traduce en 75 euros más.
"Estamos frente al mayor encarecimiento del precio de las habitaciones en los pisos compartidos desde que en Fotocasa tenemos registros. Más de 75 euros en tan solo un año. La razón es clara: en 2022 el precio del alquiler ha alcanzado máximos históricos por encontrarse en una situación muy crítica de escasez de oferta. Esto implica que la dificultad de acceso a la vivienda se acrecienta todavía más", explica María Matos, directora de Estudios del portal inmobiliario.
La ciudad más cara del país es Barcelona, con una media de 575 euros al mes, lo que supone un 25% más que el año anterior. El segundo puesto lo ocupa Madrid, donde hay que desembolsar 527 euros mensuales de media por tener una habitación. En este caso, los precios se han encarecido un 34% respecto al año anterior. Un análisis pormenorizado de los principales barrios de Madrid y Barcelona -donde se concentra la mayor parte de los alquileres compartidos- corona al distrito barcelonés de Ciutat Vella como el más caro de todo el país para compartir piso, con 626 euros al mes.
Es destacable el hecho de que en la Ciudad Condal no existe ningún distrito con precios inferiores a los 500 euros. Ninguno. Después de Ciutat Vella, los inquilinos que mayor esfuerzo económico tienen que hacer para compartir casa son Sarriá-San Gervasi (611 euros) y Gràcia (608 euros). Por menos de 600 euros se puede vivir de alquiler en Eixample, Sant Martí o Les Corts. El distrito más accesible es Horta-Guinardó, donde se paga poco más de 500 euros al mes por compartir piso.

La fotografía del alquiler es muy similar en Madrid. Junto al distrito Centro existen otras zonas donde alquilar una habitación en un piso compartido supera los 500 euros al mes. Es el caso de Chamberí (574), Tetuán (568), Salamanca (558) o Chamartín (551). Por el contrario, los barrios más económicos de la capital son Puente de Vallecas (387 euros), Carabanchel (393 euros) y Usera y Latina, en ambos se paga en torno a 429 euros.
En Valencia, el precio de las viviendas compartidas también ha subido en el último año. Lo ha hecho un 14%, hasta los 362 euros al mes. Las zonas más caras de la ciudad son Ciutat Vella (397 euros), El Pla del Real (377 euros) y Poblats Marítims (374 euros). Los inquilinos con menos presupuestos pueden encontrar mejores oportunidades en La Saïdia (318 euros/mes) y Benimaclet (325 euros/mes).
Otras localidades
Además de los grandes ciudades, los precios del alquiler compartido también han subido con fuerza en otras localidades en los últimos doce meses. Destacan las alzas experimentadas en Getafe (44%), L'Hospitalet de Llobregat (31%), Granada (30%), Zaragoza ( 26%), Salamanca (21%), Sevilla (19%) y Alcalá de Henares (7%). Ahora bien, en todas ellas el precio de las viviendas compartidas se sitúa por debajo de los 500 euros al mes.
En concreto, el precio medio de las habitaciones superó los 400 euros a cierre del pasado ejercicio en Getafe (454) y L'Hospitalet de Llobregat (459). En una horquilla más económica se encuentran las localidades de Zaragoza (373), Sevilla (358), Granada (329) y Alcalá de Henares (322). Por otro lado, la ciudad más económicas del país para alquilar una habitación es Salamanca, con una renta media de 272 euros al mes.
Cataluña
En cuanto a las comunidades autónomas, el informe del portal inmobiliario desvela que el precio de las viviendas compartidas subió por encima del 10% en los últimos siete años en todas las zonas analizadas. Destaca el comportamiento de Cataluña (73,8%), Madrid (68,7%) y Comunidad Valenciana (57,8%), todos con incrementos superiores al 50%. Además, compartir vivienda en las tres regiones ahora supone pagar más del 50% que hace 5 años.
Le siguen muy de cerca Aragón (49,9%), Andalucía (41,0%), Galicia (40,2%), País Vasco (37,7%), Castilla y León (29,8%), Canarias (24,8%), Asturias (22,7%), Castilla-La Mancha (20,7%) y Región de Murcia (20,2%). En cuanto a los precios, las tres comunidades con rentas superiores a los 400 euros al mes son Cataluña (545 euros), Madrid (503 euros) y País Vasco (420 euros).
Por detrás se sitúan Aragón (358 euros), Comunidad Valenciana (353 euros), Canarias (345 euros) y Andalucía (327 euros). Las regiones en las que es más económico vivir en piso compartido son Galicia (283 euros), Principado de Asturias (282 euros), Castilla y León (274 euros), Región de Murcia (264 euros) y Castilla-La Mancha (245 euros).
Jóvenes de entre 18 y 35 años
La mayoría de los ciudadanos que comparten piso son jóvenes de entre 18 y 35 años que buscan emanciparse. Pero a medida que cumplen años, el deseo de compartir para socializar se convierte en una obligación para repartir gastos, ya que el incremento del precio del alquiler no les permite independizarse.
"El encarecimiento del arrendamiento ocasiona que el esfuerzo salarial al que tienen que hacer frente sea mayor al 50% en algunos casos como en las capitales de provincia más tensionadas", explica María Matos. La experta cree que la imposición de tener que compartir vivienda causa "estragos" en el desarrollo de los núcleos familiares, al "privar de intimidad a las personas, por lo que esta coyuntura podría incluso influir en las tasas de natalidad".