Francisco Zamora asumió hace dos años la presidencia de la Federación Valenciana de Empresarios de la Construcción (Fevec) en un momento crítico para un sector, que pasó de ser uno de los motores del crecimiento económico en la región a uno de los más castigados por la crisis, en la que ha perdido el 80 por ciento de sus empresas y puestos de trabajo. A pesar de los incipientes signos de reactivación, Zamora considera que "2015 será aún un año duro" para la construcción.
¿El sector constructor ha sido culpable o víctima de la crisis?
Creo que desde el Gobierno se ha demonizado al sector como culpable de la crisis, cuando realmente el problema de fondo ha sido financiero. El ajuste en el sector de la construcción ha sido muy duro, porque no ha habido realmente una voluntad política de ayudar. Más bien al contrario. Al no haber un acuerdo entre el sector financiero, la Administración y el sector constructor se ha derivado en esa situación. En la Comunidad Valenciana, se vio agravada por los impagos por parte de las Administraciones Públicas. Hasta 2014, la deuda acumulada por obra pública ascendía a 350 millones de euros. Se ha pagado una gran parte, pero aún quedan pendientes entre 60 y 70 millones. A ello hay que añadir otros 200 millones a los promotores inmobiliarios que asumieron el déficit de ayudas a la VPO, que aún no se les han reembolsado. Estos impagos y el cierre del crédito bancario -por orden del Banco de España- provocaron una falta de liquidez en muchas empresas, que no han podido aguantar la espera y se han visto obligadas al concurso de acreedores o al cierre. En el caso de Fevec, nos han pagado proyectos hasta 2010, pero aún quedan pendientes de cobro 150.000 euros. Si nos hubiésemos sentado todos, administraciones, entidades financieras y empresas de la construcción, y hubiésemos estudiado cómo hacer para no destrozar el mercado y hubiésemos logrado un acuerdo, se hubiese llevado poco a poco a la construcción al peso que debe de tener en el PIB nacional, y no se hubiesen destruido tantas empresas y puestos de trabajo. En la Comunidad Valenciana, de unas 300 empresas apenas quedan unas 90 y hemos perdido alrededor de 200.000 puestos de trabajo, un 80 por ciento.
Se ha hecho muy mal dejando caer un sector que era uno de los motores de la economía del país, no sólo por el empleo directo, sino también porque arrastra a un gran número de empresas proveedoras y auxiliares. A nivel nacional, hay prácticamente dos millones de trabajadores directos del sector en paro y otro millón y medio de indirectos. Entiendo que haya que cambiar el sistema productivo del país, pero no puede hacerse de la noche a la mañana y hay que hacerlo de una manera ordenada, para no provocar lo que ha ocurrido: un empobrecimiento general del país. Las únicas empresas que han logrado mantenerse activas han sido las que han conseguido la poca obra civil licitada por la administración autonómica y central.
Sin embargo, las licitaciones también se han reducido al mínimo.
Así es; la licitación de obra pública en la región se ha reducido también del orden del 80 por ciento desde 2007. Y la comunidad es una de las peor tratadas por el Gobierno central. Si la región aporta el 10 por ciento del PIB, lo lógico sería que se invirtiese en infraestructuras ese mismo porcentaje. Sin embargo, en lo que llevamos de año, apenas hemos recibido un 1,4 por ciento de las licitaciones a nivel nacional. Y el Gobierno autonómico, debido a la situación de sus arcas, hace lo justo. No entiendo cómo se trata tan mal a la Comunidad Valenciana. Somos la comunidad autónoma peor financiada de España. Se nos considera una comunidad rica, cuando tenemos un nivel de salarios similar al de Andalucía. No somos una zona rica, somos una zona pobre. Es clave lograr la negociación del modelo de financiación autonómica.
Las entidades financieras han vuelto a abrir líneas de crédito para proyectos de promotoras y constructoras, y a facilitar el crédito hipotecario a los consumidores. ¿Se está notando en el mercado?
En la Comunidad Valenciana nos encontramos en una situación singular frente al resto, porque nos hemos quedado prácticamente sin sector financiero. En otras comunidades autónomas, han ayudado a los bancos y cajas de ahorros y no se han perdido. Aquí han desaparecido las principales entidades -Bancaja, CAM, Banco de Valencia y gran parte de las cajas rurales, integradas en grupos con sede en otras regiones-. Yo también habría comprado el Banco de Valencia por un euro y con promesas de ayudas por parte del Frob si no se llega a ciertos objetivos, como ha hecho La Caixa. Todo esto ha ocurrido porque no hemos tenido un gobierno autonómico fuerte. En promoción inmobiliaria, prácticamente el 90 por ciento de las viviendas está en estos momentos en manos de entidades financieras; hay muy poca de promotores privados. Sí es cierto que, después del parón de tantos años en el sector inmobiliario, ya en algunas localidades hay necesidad de iniciar proyectos nuevos de viviendas, que tendrán que hacerse a precios adecuados a la situación actual del mercado. Ya hay contactos entre promotores y entidades financieras para intentar poner en marcha promociones, pero son muy incipientes. Entre la negociación de acuerdos, desarrollo de proyectos y tramitación de licencias no creo que este año se reactive realmente el sector, sino que más bien nos iremos a 2016. La excepción son algunos municipios de Alicante, donde se han reactivado proyectos, sobre todo por la demanda de inversores extranjeros. Además, no hay que olvidar que se han eliminado las ayudas y desgravaciones por compra de vivienda, lo que desincentiva la inversión. Necesitamos un Plan Pive, como en los automóviles. En general, 2015 será aún un año duro.
Parece que para usted las políticas de la Administración y las estrategias del sector financiero siguen siendo obstáculos para la recuperación del sector.
Lo que ha ocurrido con la vivienda en los últimos años nos ha empobrecido. Al final, los únicos que ganan siempre son los bancos. Las pymes que nos hemos dedicado tradicionalmente a la construcción en la Comunidad Valenciana dominábamos el negocio, y construíamos y vendíamos a un precio razonable, con una valoración calidad-precio adecuada. Con el boom, vinieron empresas de fuera y entidades financieras que se metieron en el sector y cambiaron el modelo; vinieron aquí a especular y se hizo mucho daño al sector. Pasamos a estar en el puesto diez o doce por precio de la vivienda entre las Comunidades Autonómas, a estar en el quinto o sexto, y acercándonos cada vez más a las más caras -Madrid, Cataluña y País Vasco-. De repente, la vivienda se convirtió en un activo tóxico que destrozaba los balances de las entidades financieras. Los poderes públicos decidieron darles a ellas crédito y tiempo para sanearlos. Con menos de la mitad del tiempo y de los apoyos públicos que se les ha dado, las empresas del sector habrían podido absorber esos activos y no se hubiese producido la crisis que ha habido y por la que han tenido que pagar todos los españoles. ¿Qué compromisos se les ha pedido a los bancos para darles 70.000 millones de euros? Se les ha dado el dinero a cambio de nada y en el sector financiero también se han destruido empleos. Los gobiernos deben de pensar más en las pymes, que son las que crean puestos de trabajo en este país, y dejar de apoyar tanto a los monopolios. A las entidades financieras y a las compañías energéticas se les ayuda, y no hay competencia. Cuando se habla de puertas giratorias en este país, por algo será.
Las últimas elecciones han provocado cambios de gobierno tanto a nivel autonómico como en los principales ayuntamientos de la región, que, a priori, han suscitado recelos entre empresarios e inversores. ¿Cómo cree que afectarán estos cambios en su sector?
Hemos tenido siempre buena sintonía con todos los gobiernos, y la tendremos con los nuevos, también. Nos ponemos a su disposición para ver qué podemos hacer para que el sector tenga actividad y crear empleo, que es lo prioritario. Los gobiernos se deben de dar cuenta de que el problema del paro en este país está realmente en el sector de la construcción. Hasta que realmente no se genere otro modelo productivo, la industria que tenemos es la que tenemos y lo ideal sería retomar los niveles de actividad que teníamos antes del inicio del boom. Lo importante es que se invierta el dinero en lo que realmente hace falta. No va a haber más dinero, así que los nuevos gobiernos tendrán que optimizar el gasto.
Todos los programas de gobierno incluyen la reconversión del modelo de construcción y promoción hacia actividades de rehabilitación, reformas y vinculadas a la eficiencia energética.
Sí, uno de los ámbitos de dinamización del sector puede ser la rehabilitación de viviendas, en sus distintas modalidades, pero, sobre todo, en temas vinculados con la eficiencia energética y adaptación a la nueva normativa urbanística. A finales del año pasado, el Gobierno firmó un acuerdo para dar ayudas y desgravaciones fiscales para la rehabilitación. Esta línea puede demandar mucha mano de obra. Pero nos encontramos con que falta mano de obra cualificada. En la época del boom, se producía mucho y los profesionales estaban muy especializados por actividades. Pero en rehabilitación hace falta un perfil de albañil tradicional, que sepa hacer varias cosas. En esta línea, estamos haciendo una labor importante en formación, para conseguir un profesional que trabaje en distintos campos y que consiga más estabilidad en sus empleos. Hay una nueva ley de formación a nivel nacional, que desarrollarán las Comunidades Autónomas, así que nos podremos en contacto con el nuevo Consell para que haya una asignación importante a nuestro sector. Tener buenos profesionales permitirá ser más eficientes, mayor calidad y reducir costes.
Hace muchos años que Fevec habla de fusiones y de consorcios entre empresas para abordar grandes proyectos e internacionalizarse. Pero no acaban de llegar...
Las empresas valencianas suelen ser muy independientes y es difícil llegar a acuerdos de integración y fusiones, más allá de que se formen utes (uniones temporales de empresas) para abordar ciertas obras. Hemos intentado desde hace años hacer consorcios de empresas para trabajar en otros países, pero no lo hemos podido lograr. Hay empresas de la Comunidad Valenciana trabajando en prácticamente todas las regiones del mundo: Europa, África, Latinoamérica, Oriente Medio... En Latinoamérica vemos muchas oportunidades, porque hay mucho por hacer en todo tipo de infraestructuras, además de por la facilidad de la cercanía cultural y del idioma. La internacionalización ha sido fundamental en la supervivencia de muchas empresas, que vieron paralizada su actividad nacional. Es muy importante que las empresas de nuestro sector que trabajan en otros países tengan el apoyo de las embajadas. Exportar para una empresa que hace productos es muy fácil, porque entregas mercancía a cambio de dinero y ya está. Pero, en nuestro caso, tenemos que trabajar en el país y es más complicado.
Tras varios meses de incertidumbre, el juez del concurso del Instituto Tecnológico de la Construcción, Aidico, ha aprobado su compra por una empresa privada. ¿Qué supone esta decisión para el sector?
El Gobierno valenciano lo ha hecho muy mal y no ha dado una solución adecuada. Aidico es una entidad reconocida a nivel nacional e internacional y se la han cargado. Ha ido reduciendo las asignaciones a los institutos tecnológicos, que son entidades sin ánimo de lucro, y se han visto obligados a afrontar recortes bestiales para adaptarse a las circunstancias. En Aidico se ha pasado de 200 empleados hace siete años a unos 80. La empresa a la que se le ha adjudicado mantendrá sólo ocho empleos y dejará de ser instituto tecnológico. Desde Fevec planteamos soluciones para reconducirlo y hacerlo viable y mantener, al menos, esos 80 empleos. Teníamos financiación, pero necesitábamos un aval. Se pidió al Instituto Valenciano de Finanzas (IVF), pero lo denegó. Ahora, el juez del concurso asigna un patrimonio de todos los valencianos valorado en seis millones de euros a una empresa que va a pagar 500.000 euros y va a hacer negocio a costa de todos. Como sector que necesitamos de la innovación, tendremos que hablar con los institutos tecnológicos que quedan en la comunidad e intentar llegar a un convenio y que creen una rama dedicada a la construcción.
*Leer la entrevista completa y otros reportajes y noticias en la revista 'elEconomista Comunitat Valenciana': http://diario.eleconomista.es/i/532914-eleconomista-comunitat-valenciana-26-junio-2015?token=