
El que fuera máximo responsable de uno de los grandes grupos corporativos valencianos durante décadas, Nefinsa, vuelve a la actividad empresarial. Javier Serratosa Luján, miembro de la saga familiar que fue dueña durante décadas de Valenciana de Cementos y que tras su venta fundó la aerolínea Air Nostrum, dirigió el grupo de materiales de construcción Uralita y fue socio de referencia de Gamesa, se ha embarcado en una nueva aventura: el despliegue de una red de centros de recarga de camiones eléctricos que permita cubrir los principales países europeos.
Serratosa se ha convertido en uno de los inversores que han entrado en el accionariado de la startup británica PragmaCharge, fundada el año pasado por varios directivos europeos con experiencia en sectores como la energía y la logística. Serratosa además ha asumido la gestión como director general de la compañía en España para impulsar su desarrollo en toda la Península Ibérica.
Un salto que se produce dos años después de que Nefinsa, el holding inversor de la familia valenciana, fuera liquidado tras la venta ordenada de los últimos activos de la antigua Uralita, que había quedado herida de muerte por las indemnizaciones vinculadas al uso de amianto décadas antes.
Ahora con PragmaCharge apuesta por la descarbonización en el sector del transporte por carretera mediante vehículos eléctricos pesados. La firma aspira a operar una de las principales redes de carga eléctrica de este tipo en el continente. Para conseguirlo la firma no se limita a los centros de recarga, si no que también ofrecer a las compañías y operadores de transporte otros servicios para englobar toda la gestión de este tipo de flotas, desde el leasing de los propios camiones eléctricos a la planificación las rutas de transporte y la tecnología para optimizar los tiempos de uso de las baterías.
"Somos una empresa que integra todo el proceso", explica el propio Serratosa, que señala que para facilitar el salto al eléctrico PragmaCharge también adquiere los camiones y los ofrece en leasing, ya que el coste sigue siendo uno de los mayores obstáculos. Mientras un camión diésel convencional cuesta unos 110.000 euros, un vehículo eléctrico pesado tiene un precio de unos 280.000 euros. La mitad se corresponde al coste de las baterías, que ya permiten autonomías de entre 380 y 500 kilómetros.
PragmaCharge ya ha arrancado los proyectos de sus primeros centros de recarga en Reino Unido, Finlandia y España, y está trabajando para ponerlos en marcha también en Francia y Alemania, según explica el propio Serratosa. En el caso de España, la firma británica ya ha conseguido la concesión y ha iniciado las obras para su primera gran estación, que se ubicará en Valencia y espera que esté operativa en octubre de 2025, después de una inversión de al menos 4 millones de euros y que contará con cargadores fabricados por la valenciana Power Electronics.
Se trata de un espacio de 12.400 metros cuadros ubicado en MercaValencia, el mercado mayorista de la ciudad, que tendrá capacidad para que pueda ser utilizado a la vez por 50 vehículos de gran tonelaje. Una ubicación que no es casual: está situada junto a la V-30 y a poco más de 3 kilómetros del puerto de Valencia, cuyo corredor con Madrid forma el mayor eje de transporte de contenedores por camión de España.
Madrid, la siguiente escala
"La idea es tener centros de recarga cada 350 kilómetros, esto también permite que un conductor esté al volante sus cuatro horas y media reglamentarias y se pueda aprovechar el momento descanso para recargar el camión", comenta el expresidente de Nefinsa y ahora director general para España de PragmaCharge. Por ello su siguiente paso es una segunda estación en Madrid, de forma que pueda garantizar la electrificación de ese corredor. A medio y largo plazo el objetivo es contar con entre 15 y 20 centros de recarga para cubrir toda la Península Ibérica.
Junto con el desarrollo de la primera infraestructura, Serratosa también ha cerrado ya el primer contrato con un cliente, la compañía de transporte valenciana Transnugon, que cuenta con una flota de un centenar de vehículos. El acuerdo por cinco años con PragmaCharge incluye el leasing de hasta 25 camiones eléctricos, que arrancará con diez camiones en 2025 en que Transnugon transportará agua embotellada desde Chóvar (Castellón) hasta Silla (Valencia).
Uno de los pilares del plan de negocio de PragmaCharge es el calendario de Europa para la descarbonización en el transporte por carretera. En enero de 2027 se empezará a cobrar por las emisiones de CO2 de los camiones, de forma que cada camión diésel que genera unas 120 toneladas anuales tendrá que pagar unos 5.000 euros al año, según estima Serratosa. En 2030 los actuales fabricantes estiman que el precio del camión eléctrico igualará al diésel, cuya venta se prohibirá en la Unión Europea en 2040.