
El mundo está lleno de paisajes únicos que la gran mayoría desconoce y que merece la pena visitarlos al menos una vez en la vida. Brasil es cuna de muchas maravillas naturales y no es necesario acudir a una gran ciudad del país sudamericano para descubrirlo.
Uno de los lugares más espectaculares de Brasil es el Parque Nacional de los Lençóis Maranhenses. Se trata de un área protegida integral de la región nordeste de Maranhão, en la que está el río Preguiças, que divide el parque hasta el parque de la desembocadura en el Océano Atlántico.

Este parque está pensado para proteger la flora y la fauna y fue declarado Parque Nacional en 1981. Algunos de los animales que viven allí son el coatí, ocelote, tatu y aves como el ibis y la garza.
Se sitúa en una zona costera con dunas de arena blanca, vientos fuertes y lluvias. Se puede visitar durante todo el año. El mar de dunas de agua cristalina de color turquesa abarca 70 kilómetros de la costa y destacan por sus lagunas de aguas verdes y azules. La más sorprendente es la Lagoa Azul. Existen dos oasis llamados Queimada dos Britos y el Baixa Grande.
Hay que evitar ir en temporada de lluvias y es recomendable visitarlas de mayo a septiembre. Para llegar, el pueblo más cercano es Atins y desde allí se puede ir con un guía. Es verdad que el camino es un poco largo pero al final se obtiene la recompensa con las dunas.