
El ministro de Transportes, Óscar Puente, ha abierto la puerta a que el Gobierno de España "auspicie" una alternativa española a la entrada del grupo húngaro Magyar Vagon en Talgo, después de que, semanas atrás, mostrase su rechazo a la entrada de los inversores magiares en el fabricante de trenes. El máximo responsable del sector ha asegurado estar "a la espera de otros actores, inversores y fabricantes, que entren en juego", al tiempo que observan la opa "con el máximo cuidado". Semanas atrás, elEconomista.es desveló que Trilantic, socio mayoritario de Talgo, había abierto conversaciones con la compañía suiza Stadler para lanzar una posible contraopa.
Preguntado por si el cambio de capital en Talgo podría ser liderado por una compañía española que evite a los inversores húngaros, el ministro exclamó que "en eso estamos", abriendo la puerta a que el Ejecutivo apoye la entrada de este nuevo socio. "Esa alternativa se puede constituir sin el auspicio del Gobierno de España, pero si hubiera que auspiciarla, valoraríamos hacerlo", esgrimió Puente.
Puente volvió a reiterar que Talgo "es una empresa estratégica" dada su "pata tecnológica que hay que proteger" y el hecho de que forma parte del "portfolio de empresas españolas que sacamos por el mundo". Tras nombrar a otros fabricantes presentes en el país como CAF, Stadler o Alstom, ha admitido que "es la más pequeña", aunque por "su carácter histórico, tecnología crítica y españolidad es una empresa que tenemos que proteger, y nosotros (el Gobierno) vamos a jugar nuestro papel".
La posibilidad de que Moncloa entre en el capital de Talgo a través de la SEPI lleva semanas rondando la operación, en una operación similar a la ejecutada como consecuencia del desembarco de la saudí STC en Telefónica. Se da la casualidad de que la opa lanzada por Magyar Vagon también tiene como inversor al fondo estatal húngaro Corvinus, creado por el ejecutivo de Viktor Orbán para apoyar la entrada de capital magiar en empresas internacionales.
Duda de la capacidad industrial de Magyar Vagon
El ministro ha puesto en duda que las ocho fábricas que el posible comprador ha puesto a disposición del fabricante español puedan cubrir estas necesidades: "no tenemos claro que las fábricas de Hungría tengan la capacidad de producción que requiere Talgo. No parece que sea tan fácil de hacer, como se dice", exclamó.
Aun así, ha reconocido que Talgo tiene un problema con su capacidad de producción: "necesita un aporte de producción mayor", esgrimió tras asegurar que "Talgo es una empresa que tiene mucho éxito, muchísimos pedidos y tiene que atenderlos en plazo".
También ha enmarcado su veto a Magyar Vagon en el hecho de que la operación "es un problema geopolítico" al esgrimir que Talgo posee "una tecnología estratégica" en términos de movilidad militar. "Ojo, que el contexto no es fácil y Talgo tiene un material muy sensible en una situación como esta", señaló.