Transportes y Turismo

Moncloa vigila la posible OPA a Talgo por si su tecnología fuera estratégica

Trenes diseñados por Talgo en una de sus fábricas. / Talgo

Los tambores de OPA del grupo húngaro Magyar Vagon (MAVAG) para hacerse con la totalidad del capital de la fabricante de trenes Talgo llevan semanas rechinando en Moncloa. La opacidad con la que se ha desarrollado el movimiento del grupo inversor del este de Europa, cuya identidad no fue desvelada de primeras; junto a los vínculos de estos empresarios con el presidente húngaro, Viktor Orbán, conocido por su buena relación de este con el mandatario ruso Vladimir Putin, han puesto en guardia al Gobierno de Pedro Sánchez por si hubiera que replicar un movimiento similar al formulado tras la entrada de Saudi Telecom en Telefónica. En su vuelta a la cotización, Talgo se deja alrededor del 6,5%, después de que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) supendiera el valor el jueves al cierre de sesión.

Desde el Gobierno se monitoriza permanentemente cualquier movimiento de países no considerados 'amigos' en las relaciones diplomáticas para evitar injerencias no deseadas en empresas estratégicas. Aunque el presidente de Talgo ya dejó claro que, en caso de venderse, la compañía seguiría siendo española, Moncloa tiene a su disposición varios mecanismos para el asegurar que el principal valor de Talgo, su tecnología, siga en manos españolas.

Aunque la pertenencia de Hungría a la Unión Europea parece descartar que se active el escudo 'antiOPAs' para evitar una crisis diplomática, el Gobierno mira con lupa el principal factor estratégico de Talgo, su tecnología de rodadura desplazable. A día de hoy, sólo la firma de los Oriol y CAF son las únicas empresas a nivel mundial capaces de fabricar trenes de ancho variable, una tecnología que se espera que cobre fuerza en el Este de Europa en los próximos años para integrar a Ucrania como nuevo socio del club comunitario.

Esta tecnología única en el mundo, a priori, podría ser el motivo por el que se considere a Talgo como empresa estratégica, etiqueta con la que los estados de la UE están tratando de proteger sus industrias nacionales. Estos desarrollos le ofrecen ciertas ventajas respecto a otros grandes competidores del sector en aquellos paises que tengan redes ferrovarias con distintos anchos, como es el caso de todos los países que en su día orbitaban alrededor de la antigua URSS. Pero también permite superar la diferencia de ancho de la red ferroviaria española, un factor histórico que, aunque no se presuma necesario a día de hoy, sigue formando parte de los planes de la Defensa nacional.

Rusia controló los activos húngaros hasta 2022

Más allá de las posibles acciones a llevar a cabo, las sombras de la posible entrada de capital húngaro en Talgo tienen su origen en los vínculos empresariales con Rusia que mantenía el comprador que presentó la oferta, DJJ. Hasta mayo de 2022, esta sociedad estaba en manos del holding ruso Transmashholding (TMH). Sin embargo, tras declararse la invasión de Ucrania, pasó a manos del holding Magyar Vagon, constituído entonces para comprar la totalidad de las acciones de la filial húngara.

Esta compañía cuenta con el beneplácito tácito del gobierno de Viktor Orban con vistas a fomentar una industria ferroviaria local que pueda dar servicio a toda Europa del Este. En línea con la redefinición de la política industrial húngara aprobada hace unos años, el ejecutivo húngaro anunció a finales del año pasado la venta a Magyar Vagon del 75% de MÁV Vagon, fábrica de reparación de vagones y coches de viajeros situada en Szolnok que tenía el carácter de "estratégica".

Empresarios vinculados con Orban

A las dificultades de seguir la pista al dinero de esta operación se suma la premura de Talgo, que necesita incrementar su capacidad industrial para hacer frente a todos los pedidos que tiene en curso. Respecto a las relaciones de Mavag con el ejecutivo húngaro, el empresario que presentó la oferta al consejo de administración de Talgo fue Andras Tombor, una figura reconocida en los negocios del país magiar que ostentó el cargo de consejero de asuntos de seguridad nacional en el primer ejecutivo de Orbán, entre 1998 y 2002. Esta información no se dio a conocer en el momento en que Talgo comunicó la información a la CNMV, sino que fue desvelada con posterioridad.

Otro nombre relevante es el de Zsolt Komondi, presidente del consejo de Magyar Vagon y del fondo de inversión Solva Industrial, el que adquirió TMH. Komondi fue primero jefe de gabinete del Ministro de Desarrollo Nacional, y posteriormente ministro a cargo de las negociaciones con el FMI. La prensa húngara también desveló que detrás del fondo propietario de Magyar Vagon estaría Zsolt Hernádi, CEO de la petroquímica MOL, la segunda mayor empresa de Europa del Este, también relacionado con Orban.

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