
Tras un año de reuniones y trabajos de expertos técnicos, Foment del Treball presentó este lunes las conclusiones de la comisión para la ampliación del Aeropuerto de Barcelona-El Prat. La patronal catalana hizo públicas hasta once propuestas distintas para incrementar la capacidad de la instalación aérea. Y a pesar de admitir que no hay ninguna opción sin contrapartidas, principalmente medioambientales o de impacto acústico, pidió ponerse manos a la obra a la clase política para lanzar la obra.
En el documento enviado a las instituciones, la entidad evitó apoyar ninguna de las distintas opciones viables, aunque sí constató que todas las vías económicamente viables conllevan un coste medioambiental para los espacios protegidos, principalmente el estanque de La Ricarda, o para los vecinos de Gavà y Castelldefels. Las dos opciones con más peso: extender la pista que afecta al área amparada con la certificación Natura2000 o volver a la operativa de pistas independientes, con el impacto para las poblaciones colindantes.
El presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, especificó que la patronal no toma partido por ninguna opción concreta. "No nos corresponde a nosotros, simplemente presentaremos las propuestas técnicas a los que deben decidir", señaló en una comparecencia ante los medios de comunicación.
Así, dividió las once propuestas en tres categorías según las externalidades generadas. Las preferidas, alargar la pista y afectar La Ricarda, ya fueran los 350 metros que pedía Barcelona Global, los 500 metros que proponía Aena o una nueva alternativa, ganando 840 metros para tener una pista de 3.500 metros –la longitud óptima- construyendo una suerte de puente por encima del estanque.
"Con la obra de 840 metros podríamos recuperar la fauna subacuática de La Ricarda, ahora prácticamente inexistente", defendieron los expertos de la comisión. La vía se erigiría sobre unas columnas entre dos y cinco metros sobre el nivel del agua. Además, Foment propone la creación de nuevas zonas verdes en nuevas ubicaciones para compensar el golpe a la biodiversidad y convencer a la Comisión Europea de que dé su visto bueno a la operación.
De este modo, la comisión de Foment dio a conocer una propuesta de máximos, que además sería la más sostenible económicamente, defendió. Aunque no se inclinó específicamente por ella, sí pareció una de las más trabajadas y vista con mejores ojos con la entidad. "Si le preguntas a un ingeniero te dirá que hay que hacer que la pista tenga 3.500 metros", añadió.
Además, la cubierta vendría acompañada de un trabajo de rehabilitación de la fauna subacuática de La Ricarda y se crearían nuevos espacios para las aves que visitan el estanque.
Pero más allá de la extensión de la pista, los expertos reunidos por la patronal también valoraron la posibilidad de recuperar la operativa de pistas independientes, que se abandonó en 2006 por el impacto acústico sobre las poblaciones vecinas. Si ahora los ruidos son una molestia para alrededor de 3.000 personas, con el cambio la cifra se ampliaría a 75.000 personas. "Todavía muy por debajo de los 300.000 afectados en Ámsterdam o los 400.000 de Londres", comparó Lluís Moreno, presidente de la comisión.
Existe la posibilidad de insonorizar las viviendas de los afectados hasta los límites máximos -65 decibelios durante el día y 55 decibelios de noche-, pero el dirigente admitió que la medida no tenía la misma eficacia que en el norte de Europa que en el Mediterráneo por el tipo de vida, más expuesto al exterior.
El informe añade además que sería una medida de un alto coste político debido a la oposición de los vecinos de la zona.
Medidas más improbables: un nuevo aeropuerto o pistas sobre el mar
La patronal también dio a conocer las medidas con peor valoración, según sus criterios. Entre ellas estaría, por ejemplo, recuperar la idea de construir un nuevo aeropuerto en las comarcas del Penedès o l'Anoia, un plan que estuvo sobre la mesa hace décadas, pero que queda prácticamente descartado por su elevado coste económico.
Otra opción es la de ganarle terreno al mar. Ya sea con la edificación de una nueva pista sobre la costa -que tendría la misma tecnología de pilares aplicada en la propuesta preferida- o la construcción de pistas paralelas a la actual pista cruzada, que también invadirían parte de la playa y la costa.
Y por último: no hacer nada, como piden ciertos sectores políticos encabezados por Barcelona en Comú y parte de ERC. Los aeródromos de Reus y Girona, todavía con margen de crecimiento, serían los encargados de absorber el tráfico.