
Una pequeña estación de tren sin apenas tráfico en la pedanía de La Encina, en el municipio alicantino de Villena, prácticamente limítrofe con Murcia, Albacete y Valencia, ha sido uno de los grandes símbolos de los empresarios valencianos desde 2015 para reivindicar el Corredor Mediterráneo y la lentitud en los avances de esa infraestructura.
Esa pequeña localidad es un punto neurálgico de la red ferroviaria mediterránea para enlazar tanto el tráfico procedente de Alicante y de otras zonas más al sur, como Murcia y Almería, con Valencia y el norte, pero también con el centro y el resto de la Península Ibérica.
El denominado como Nudo de la Encina se había convertido en uno de los puntos negros en el trazado del Corredor Mediterráneo y, más concretamente aún, entre las dos grandes ciudades de la Comunitat Valenciana: Valencia y Alicante. A día de hoy viajar en tren entre las dos grandes capitales supone más de dos horas de tiempo, algo que lo hace poco competitivo frente al vehículo privado y que contrasta con que ambas ciudades estén conectadas con trenes de alta velocidad a Madrid, que pese a la mayor distancia tardan prácticamente lo mismo en el caso de Alicante e incluso menos tiempo desde Valencia.
Precisamente por ese motivo la puesta en marcha de la variante de La Encina, que ha entrado en servicio este mismo mes supone, un paso de gigante para poner fin a lo que se había convertido en un auténtico embudo para la circulación ferroviaria en el eje de la costa mediterránea y de paso acerca una reivindicación histórica de la sociedad valenciana: unir Valencia y Alicante en tren en apenas una hora. El nuevo trazado por el que ya circulan los convoyes es un tramo de 21,5 kilómetros en ancho convencional entre Xátiva y el Nudo de La Encina, que se suma al que ya se había finalizado entre L'Alcúdia de Crespins-Moixent en la provincia de Valencia.
La nueva variante en ancho ibérico permitirá derivar todo el tráfico ferroviario mientras se realizan las obras de adaptación al ancho internacional, el que utilizan los trenes de alta velocidad y que se pretende extender a todo el Corredor Mediterráneo para permitir convoyes de mercancías que utilicen el ancho estándar europeo, de la plataforma en la vía doble que tradicionalmente conectaba Xàtiva y el Nudo de la Encina.
Inversión de más de 500 millones
La inversión en esta infraestructura ha alcanzado los 505 millones de euros, una actuación "fundamental para garantizar las conexiones entre el sureste y el noreste peninsular y con Europa", según destacó la propia ministra de Transportes, Raquel Sánchez, en un acto en Xátiva para presentar el tramo.
En el caso de la Comunitat Valenciana, esta avance es también fundamental para lograr conectar la alta velocidad las tres capitales de la autonomía y conseguir que el ferrocarril se convierta en una verdadera alternativa al transporte por carretera en Alicante y Valencia al reducir los tiempos actuales. Algo que, sin embargo, no será factible hasta que se culmine la segunda fase, que supondrá renovar el viejo trazado de vía doble para que opere en ancho internacional. Según la ministra, "una revolución de la movilidad estatal e intracomunitaria que permitirá conectar, en una hora, a Alicante y Valencia y, en dos horas, a Alicante y Castellón; ahorrando media hora a los mejores tiempos actuales en ambos desplazamientos. Nuestra estimación es que los viajeros entre Alicante y Valencia se multipliquen por tres, beneficiando así a más de un millón de personas", llegó a asegurar Raquel Sánchez.
Eso sí, tras más de una década de aplazamientos e incumplimientos por parte de responsables políticos de todos los colores, aún habrá que esperar a 2026 para que la conexión regional de alta velocidad sea una realidad.
Las obras pendientes
La segunda fase contempla una inversión superior a los 245 millones de euros para la adaptación a la alta velocidad del trazado ferroviario en vía doble actual entre Xàtiva y La Encina, por el que deberán circular los futuros trenes que conecten las tres capitales valencianas a alta velocidad, además de los servicios que unirán el Mediterráneo de norte a sur y los convoyes de mercancías con destino a Europa. Por su parte, la nueva variante acogerá el tráfico de los servicios de Cercanías, Media Distancia y otros de mercancías que sigan utilizando el ancho ibérico tradicional.
En todo caso la variante es un nuevo paso para avanzar en el Corredor Mediterréno que debe abrir una puerta a Europa a las exportaciones valencianas. El propio Ministerio de Transportes estima que por cada euro invertido en la ejecución de esta infraestructura se registrará un retorno de 3,5 euros. Además impulsar el transporte sostenible ferroviario, con más de 4 millones de pasajeros españoles, junto a un número creciente de potenciales turistas, que podrán conectarse a la red europea.
Este mes también ha avanzado la mejora de la línea Zaragoza-Teruel-Sagunto, con la puesta en servicio de los siete apartaderos para trenes de mercancías de 740 metros en estaciones de Zaragoza, Teruel y Castellón por parte de Adif, con una aportación de 26,7 millones del puerto de Valencia.