Tras limitar la construcción de hoteles y truncar el aterrizaje de proyectos como el Museo Hermitage a Barcelona, la alcaldesa de la capital catalana, Ada Colau, tiene una nueva víctima. La edil anunció este viernes que pedirá tanto al Gobierno como a la Generalitat limitar el volumen de cruceros que llega cada día a Barcelona.
En una entrevista concedida a Ràdio 4, la dirigente denunció que los cruceros "generan contaminación". "El modelo de cruceros sin límite que ha habido hasta ahora no es sostenible y, por tanto, se debe regular también", advirtió.
Por ello, la alcaldesa pidió "un debate sereno y con datos", pues a lo largo del mes de mayo han atracado en la ciudad hasta 125 barcos de crucero, con los consecuentes efectos para la ciudad. "Ya no es solo la contaminación, son miles de personas que llegan, están pocas horas y se concentran mucho en la zona del centro, por lo que de golpe se genera una sensación de colapso", señaló.
La voluntad de la alcaldesa llega después haber pactado con el Puerto la ampliación de la terminal de cruceros de la ciudad con nuevos muelles aunque limitó la cifra a un máximo de siete. Aunque alejará los barcos de la ciudad permitirá la llegada de navíos más grandes.
En 2019, la última temporada turística previa al coronavirus, Barcelona recibió tres millones de cruceristas y el 40% solo estuvo cuatro horas en la ciudad. "No es sostenible", zanjó.
No obstante la ciudad se encuentra todavía lejos de las cifras anteriores a la pandemia. Entre enero y abril legaron a la capital catalana 220.316 cruceristas, una cifra todavía lejana a las de antes de la Covid-19.
La edil admitió no obstante que todavía no ha hablado con el presidente del Puerto de Barcelona, Damià Calvet, para trasladarle la propuesta.
Colau se inspira en la regulación a los cruceros de Baleares
La alcaldesa puso como ejemplo a estudiar el acuerdo alcanzado en Baleares para regular el sector. El pacto que afecta al puerto de Palma de Mallorca establece que solo pueden llegar a la capital balear tres cruceros al día. Y únicamente uno podrá tener una capacidad superior a los 5.000 pasajeros.
La norma en el archipiélago se firmó a comienzos de mayo después de un acuerdo entre el Ejecutivo autonómico y la patronal de navieras. "Equilibra el sector", celebró entonces el Gobierno balear.
Barcelona no tiene competencias en materia portuaria, pero sí está presente en la Autoridad Portuaria, que está presidida por la Generalitat y en la que también está el Gobierno.