Los videojuegos han llegado al móvil para quedarse. La posibilidad de jugar en cualquier lado y conectado con otros jugadores es una tendencia creciente. Black Shark lo sabe y ha lanzado el Black Shark 2 que combina la potencia, las funcionalidades gaming y un precio asequible.
Hasta ahora, si un usuario buscaba un teléfono enfocado a jugar necesitaba un alto desembolso debido a que este tipo de smartphones equipan altas prestaciones para responder a exigencias elevadas por parte de los jugadores.
Sin embargo Black Shark aplica el mismo principio que Xiaomi: dar más por menos, y la segunda versión de su teléfono para jugones lo demuestra. Buen rendimiento, diseño cómodo, precio asequible y una serie de funcionalidades optimizadas para sacar todo el rendimiento posible a la hora de jugar.
El Black Shark 2 parte de los 549 euros, un precio que le sitúa en la alta gama media, pero es todo potencia. Cuenta con un procesador Snapdragon 855 de Qualcomm de 8 a 12 GB de RAM, una reducida latencia, un sistema de refrigeración líquida que llega a bajar hasta en 14 grados la temperatura del chip, batería de 4.00 mAh con carga rápida de 27W, un cuidado motor de vibración y un software optimizado para mejorar el rendimiento. Es como llevar una consola en el bolsillo.
Uno de los elementos donde la compañía ha apostado sobre seguro ha sido en la pantalla. Aunque apuesta por un panel OLED de 6,39 pulgadas, considerablemente más grande que la primera versión, los marcos superiores e inferiores son notables y no se consigue aprovechar todo el frontal. Asimismo, queda un paso por atrás de otros rivales con la tasa de refresco del panel, como ofrecen el Razer Phone 2 o el OnePlus 7 Pro, sin embargo, situarse en un escalón por debajo le permite rebajar su precio y apostar por otras virtudes.
Bajo la pantalla se encuentra un lector de huellas que, aunque no es tan preciso como el del Xiaomi Mi 9 o el OnePlus 7, actúa con solvencia. Eso sí, es casi más veloz la apuesta por el reconocimiento facial que en este terminal funciona de forma casi inmediata.
Con respecto a su capacidad fotográfica, monta una doble lente trasera de 12 megapíxeles y una frontal de 20 megapíxeles. No se encuentran entre la gama alta de 2019, pero rinden de forma notable y mantiene el tipo teniendo en cuenta que no son su principal atractivo.
Un diseño cómodo para jugar
En un momento en el que la mayoría de los teléfonos tienen unas líneas de diseño similares, el Black Shark 2 rompe la tendencia con unas líneas agresivas en la parte trasera buscando comodidad y rendimiento para jugar.
Pese a que es algo pesado, (205 gramos) su diseño trasero es ergonómico buscando tener un agarre extra gracias a incrustaciones en aluminio. Esto permite que la mano se adapte al teléfono a la perfección, sin que se deslice en absoluto. Además, la trasera también incorpora vidrio pensando para disipar el calor y no resentir el rendimiento ni que sea incómodo al jugar durante mucho tiempo.
Como muchos elementos gaming, el teléfono cuenta con dos identificadores LED RGB -uno en la parte trasera y otro en el lateral- que se pueden personalizar para las notificaciones. Un toque característico y llamativo del terminal que no deja indiferente.
Más allá de la cuidada trasera que busca el cómodo agarre para pasar horas jugando, el Black Shark 2 permite mejorar la experiencia con la posibilida de comprar por 90 euros adicionales dos mandos que se colocan en los laterales del teléfono.
Un software que le convierte en consola
Más allá de las características y el diseño, todo el software del Black Shark 2 está construido en torno a la jugabilidad del usuario. En el lateral podemos encontrar un botón que cuando se desliza el teléfono pasa a un modo juego denominado Shark Space.
La interfaz de Android se transforma en un centro de juegos personalizado, la memoria RAM se borra al instante para volcarse al máximo al rendimiento del juego, y todos los juegos que están instalados en el teléfono se organizan instantáneamente como una galería para que el acceso a ellos sea más rápido y cómodo.
Esta interfaz de juego cuenta con un menú superior que permite ciertas personalizaciones de juego, manejar las notificaciones, conocer los datos de rendimiento o personalizar la sensibilidad de los controles, todo sin salir del juego.
Más allá de esta personalización, el smartphone cuenta con el modo Ludicrous, que permite al usuario controlar el rendimiento del procesador y memoria para adaptarlo a las necesidades del juego para no tener la sensación de quedarse atrás del resto de jugadores.
En suma, el Black Shark 2 es un ambicioso teléfono que, gracias a una impecable relación entre calidad y precio, busca convencer al gamer de que su próxima sea el móvil.