
El runrún sacude esta semana el sector tecnológico y promete dar mucho que hablar en los próximos meses: Apple estaría en condiciones de comprar Netflix. Dinero tiene, lo que no queda tan claro sus ganas de gastárselo y que su estrategia de crecimiento vaya por esos derroteros.
La ocurrencia saltó el pasado lunes, cuando un analista de JP Morgan, Sanik Chatterjee, aventuró una posibilidad que ha puesto en alerta de decenas de observadores del mercado. "Creemos que existe valor para que Apple adquiera el jugador más exitoso en este espacio, algo que es difícil de replicar con un jugador más pequeño", apuntó el representante de un banco de inversión que no acostumbra a dar puntadas sin hilo.
El modelo de suscripción de Netflix encajaría de maravilla con el catecismo de Apple, aunque el fabricante de iPhone no se ha distinguido históricamente por sus grandes compras. Más bien, todas fueron de escaso volumen en comparación con lo que podría costar Netflix. Así desembolsó 18.000 millones de dólares (15.700 millones de euros) por Toshiba Memory, 3.000 millones de dólares (2.600 millones de euros) por Beats Electronics o 400 millones de dólares (350 millones de euros) por Shazam. El año pasado, ya se especuló con la compra Sony Entertaiment, y aquello quedó en nada y sólo afectó a dos de los jefazos de Sony que ficharon por la empresa de Cupertino.
Por lo pronto, Apple dispone de casi 250.000 millones de dólares (220.000 millones de euros) en efectivo, una caja tan colosal que permitiría a la firma de la manzana hacer suyo el mayor videoclub online del mundo, cuya capitalización actual ayer rondaba los 153.400 millones de dólares (135.000 millones de euros). A lo anterior habría que restar los 7.000 millones de dólares (6.130 millones de euros) de deuda de Netflix y añadir una prima mínima del 20% (otros 32.000 millones de dólares o 25.800 millones de euros). En total, el capricho costaría unos 153.000 millones de euros. Eso es muchísimo dinero incluso para la empresa con mayor tesorería del planeta.
Apple necesita contenidos audiovisuales propios, pero quizá le bastaría con invertir mil millones de dólares cada año en películas y series para ponerse a la altura de sus rivales.