
Un grupo de hackers robó el pasado mes de abril los datos de acceso de millones de funcionarios de Estados Unidos, incluyendo entre ellos empleados del Departamento de Defensa. El ataque, extremadamente grave, ha granjeado además a los criminales una recompensa especial: 5,6 millones de registros de huellas dactilares.
Así lo ha reconocido el gobierno de EEUU este miércoles, que ha elevado la cifra en 1,1 millones, frente a los 4,5 millones de registros de huellas dactilares que se habían estimado inicialmente.
La organización responsable de custodiar esos datos, la OPM, calcula además que se robaron los datos de la Seguridad Social de hasta 21,5 millones de personas.
El fracaso en la protección de datos sensibles, conocido desde hace meses, vive ahora un nuevo episodio al descubrirse que la agencia ha tardado varios meses en confirmar el número exacto de huellas robadas.