Fue en enero de 2024, cuando la empresa de Elon Musk, Nueralink, dedicada a la neurociencia logró implantar exitosamente un microchip en el cerebro de Noland Arbaugh, convirtiéndolo en el primer paciente de la compañía.
Tras más de ocho años paralítico por culpa de un accidente de tráfico en 2016, Arbaugh ha compartido su experiencia en una entrevista con Fortune en la que explica como el microchip de Neuralink le ha cambiado la vida y le ha devuelto aspectos de esta que pensaba que había perdido para siempre.
Si bien Neuralink no es la primera empresa en conseguirlo, no hay duda de que el hecho de que el nombre de Elon Musk esté detrás hace que sea un caso más llamativo, pero el paciente explica que él no lo hizo ni por Musk in por él mismo, sino para la ciencia y su desarrollo. "Nunca dudé ni un segundo de que fuera a funcionar", afirma Arbaugh, que personalmente no tenía opiniones muy firmes sobre Elon Musk ni en un sentido ni en otro.
Después del accidente que lo dejó paralítico, Arbaugh creyó que nunca más podría estudiar, trabajar o jugar a videojuegos. "Simplemente no tienes control, ni privacidad, y es duro", explicaba el paciente, "tienes que aprender que tienes que depender de otras personas para todo".
"Si todo salía bien, podría ayudar siendo participante de Neuralink", dijo, "si ocurría algo terrible, sabía que aprenderían de ello".
No obstante, gracias al chip de Neuralink este hombre ha recuperado parte del control de su vida al poder controlar un ordenador con dicho microchip. Y es que cuando despertó de la intervención quirúrgica que le instaló el dispositivo, dijo que al principio era capaz de controlar un cursor en una pantalla pensando en mover los dedos.
"Técnicamente soy un cíborg porque he sido mejorado por una máquina, pero sigo considerándome un tipo normal"
"Sinceramente, al principio no sabía ni qué esperar". Con el tiempo, su capacidad para utilizar el implante ha aumentado hasta el punto de que ahora puede jugar al ajedrez y a los videojuegos.
"Estoy muy ocupado todo el tiempo", dice. "Es tan diferente a lo que era la vida antes... Me siento como si estuviera jugando a ponerme al día de ocho años sin hacer nada: como tirado, mirando las paredes". Desde que Arbaugh se convirtió en el primer paciente, la compañía ya ha implantando esta tecnología en otros ocho pacientes.
Lo cierto es que los expertos, a pesar de las grandes ventajas que supone esta tecnología, ven un lado negativo a todo esto, y como señala Anil Seth, catedrático de Neurociencia, Universidad de Sussex, "el principal problema es la privacidad, una vez que permites que accedan a nuestra actividad cerebral, estamos permitiendo el acceso no sólo a lo que hacemos, sino potencialmente a lo que pensamos, lo que creemos y lo que sentimos".
Pero esto no es algo que le preocupe a Arbaugh y de hecho, este quiere que la tecnología vaya a más y explica que le encantaría que, por ejemplo, el chip se desarrollara para que pudiera controlar la silla de ruedas. Esta tecnología demuestra que el desarrollo es muy importante, y que podemos llegar a lugares que antes se pensaban imposibles, aun así queda mucho camino por delante, pero estos primeros pasos del sector son muy prometedores.