
Las redes sociales son un gran escaparate para las marcas, ya que pueden publicitarse y llegar así a más posibles compradores. El problema llega cuando los estafadores aprovechan estos espacios para publicitar páginas falsas o de reventa de productos y los usuarios caen fácilmente, ya que se tratan de estafas muy logradas en redes muy fiables.
Respecto a las estafas de Instagram, tienden a seguir un patrón: se suelen presentar en forma de historia (que duran unos 15 segundos) y ofrecen generalmente calzado o ropa del gusto del usuario. Si el usuario pincha en el perfil, accederá a una cuenta falsa, simulando ser una tienda real.
En este tipo de estafas todo parece ir bien y que se está realizando una compra real, sin embargo, una vez efectuado el pago, el producto nunca llega y el usuario pierde el dinero invertido en el producto.
El problema radica en que tanto los anuncios como los perfiles están muy logrados, sin levantar sospechas. Así pues, se recomienda en primer lugar verificar sus seguidores: que tenga un número considerable de seguidores y que no sean 'bots' es fundamental y puede suponer una garantía de seguridad.
Sin embargo, es fundamental buscar la página en Internet y ver las valoraciones, y al igual que con los seguidores, cuantas más valoraciones tengan y de perfiles reales, más segura será la página. Por último, si estos dos pasos han sido satisfactorios, siempre se recomienda verificar que la página a la que estamos accediendo sea la oficial de la marca y no una copia.
Por otro lado, respecto a las estafas de TikTok, este patrón se puede repetir, en combinación con otro. Se puede dar el mismo caso, pero en lugar de llegar a publicidad en forma de historia, suele llegar en forma de vídeo publicitario mientras deslizamos, pero el funcionamiento es igual.
Además, existen perfiles personales de gente que dice vender productos artesanales a altos precios, cuando realmente son reventas de productos provenientes de países extranjeros que adquirieron por mucho menos dinero. En este caso el producto suele llegar, sin embargo, no son lo que dicen ser.
En este caso se apela a los sentimientos del usuario, inventando historias para favorecer las ventas (por ejemplo, que son para costar los medicamentos de un familiar enfermo) y en realidad tan solo es una técnica para revender productos multiplicando su precio.
Al igual que en el caso anterior, la recomendación es buscar opiniones y comentarios de los usuarios que ya han comprado previamente y comprobar que realmente se trate de un producto propio y no de una marca extranjera.