El giro estratégico de Estados Unidos está impactando incluso en sus aliados más fieles al otro lado del océano Atlántico. El ministro de Defensa de Italia, Guido Crosetto, anunció en una entrevista en La Repubblica que las conversaciones con Starlink para que la empresa de Elon Musk proporcionará un sistema de comunicaciones encriptadas se han paralizado. Crosetto señaló que la razón principal de la congelación de las negociaciones era que se había pasado de "los detalles técnicos a las declaraciones de Musk". El contrato consistía en que Starlink proporcionaría sistemas de comunicación militares y para los altos cargos del Ejecutivo por un importe de 1.500 millones de euros durante cinco años.
Este anuncio supone un fuerte viraje en la estrategia del Gobierno italiano con respecto a la Casa Blanca y sus más fieles aliados. Giorgia Meloni, jefa del Gobierno mediterráneo, había tratado de labrarse una posición como embajadora europea oficiosa ante Donald Trump, presidente de Estados Unidos. Las afinidades de la romana y su partido, Hermanos de Italia, con los actuales mandatarios de Washington eran aprovechadas por la presidenta con el objetivo de calmar el temperamento del neoyorquino y evitar una guerra comercial. La mandataria italiana fue, de hecho, una de las pocas figuras europeas invitadas a la investidura de Trump.
Los lazos con Musk
Meloni siempre ha mantenido una relación estrecha con Elon Musk, segundo de a bordo de Trump. Sin embargo, la idea de que Italia contratara los servicios de Starlink, una compañía extranjera, para encriptar las comunicaciones del Gobierno y el Ejército ha armado un fuerte escándalo político. La oposición se negó con ferocidad e incluso el presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella, había deslizado sus dudas al proyecto.
El acuerdo inicial se conoció a principios de enero, cuando Giorgia Meloni visitó a Donald Trump en su residencia personal en Florida. En los casi tres meses que median desde ese momento hasta la actualidad, la geopolítica ha cambiado bruscamente: Trump ha entrado como una apisonadora, anunciando aranceles a diestro y siniestro; JD Vance, vicepresidente de EEUU, soltó un discurso en Múnich que conmocionó a Europa y supuso una ruptura en las relaciones estratégicas entre Washington y el Viejo Continente; Musk ha interferido en la política de varios países europeos, y Peter Hegseth, secretario de Defensa, ha desdeñado el papel de la Unión Europea en las conversaciones de paz sobre Ucrania.
Todos estos mensajes procedentes de Estados Unidos han supuesto una movilización masiva de recursos militares por parte de la UE, así como el cierre de filas de los aliados de la OTAN, incluida Meloni, frente a Ucrania y la defensa de Europa.
El precedente de Ucrania
La estrategia de Musk está generando tensiones crecientes en la ciudadanía europea, lo que pone en un compromiso creciente a sus más acérrimos aliados. A principios de mes, el dueño de SpaceX dijo en X, su red social, que podría desconectar los satélites de Starlink que operan en Ucrania si Kiev no aceptaba un alto el fuego con Rusia. Los satélites de órbita baja de Starlink han permitido mantener cobertura en grandes áreas de Ucrania, incluido el frente, lo que permite coordinar operaciones militares.
El ministro de Asuntos Exteriores de Polonia, Radoslaw Sikorski, le respondió que era el Gobierno polaco el que estaba pagando dicho servicio. Musk insultó a Sikorski y Marco Rubio, jefe de la diplomacia estadounidense, contestó que "nadie ha amenazado con desconectar a Ucrania de la red Starlink". El rifirrafe a través de la red social de Musk aumentó la desconfianza hacia el antiguo aliado estadounidense; también en Italia.
Justamente a esta política errática de Musk es a la que hizo mención el ministro de Defensa italiano: "Cuando la polémica y los tiempos se hayan calmado, habrá un planteamiento técnico". El papel preponderante del magnáte sudáfricano en la Administración estadounidense está dinamitando el prestigio de las marcas como Tesla, cuyas ventas se están hundiendo en Europa.
El Starlink europeo
Los satélites de Musk no son la única posibilidad de comunicaciones encriptadas, pero sí es de las opciones más baratas. El otro gran proyecto al que podría acogerse Italia, aunque todavía sigue en pañales, es el programa IRIS: una red de satélites europeos en el que participan compañías como la española Indra a través de Hispasat y la francesa Eutelsat.
El rearme europeo quiere canalizar financiación a proyectos con sello europeo mientras trata de reducir la dependencia de contratistas internacionales. Es previsible que Europa priorice este proyecto, que cuenta con la bendición de la Unión Europea, y al que podría sumarse Italia en el corto plazo.