Tecnología

Un uniforme de combate inteligente 'made in Spain' que reduce el calor y la humedad

Uno de los ensayos del IBV.
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Dos empresas españolas, Fecsa y ECima, junto con el Instituto de Biomecánica (IBV) de Valencia, participan en un proyecto financiado por el Ministerio de Defensa para desarrollar ropa que permita a los soldados hacer frente a las condiciones extremas en entornos extremos, desde desiertos a selvas.

El proyecto bautizado como Termoconf "Nuevas tecnologías para la mejora del confort y la reducción del estrés térmico del combatiente en condiciones de alta temperatura y humedad" está investigando una solución que disminuya la carga térmica sobre las personas en condiciones ambientales de calor extremo, como es el caso del Ejército de Tierra español en el desempeño de operaciones, para minimizar sus consecuencias.

En condiciones de alta temperatura ambiental, la única forma natural que tiene el cuerpo humano de regular el calor es a través de la evaporación de la sudoración, que se ve favorecida por la ventilación o circulación de aire cercano a la piel. Por ello, mejorar esta ventilación es fundamental para reducir la carga térmica sobre el organismo.

La solución desarrollada en el marco del proyecto Termoconf consiste en un sistema mixto diseñado con materiales 3D y electrónica de bajo coste que permite evacuar el sudor a la vez que canaliza la circulación de aire, refrigerando zonas críticas y vitales. El combatiente evita así saturar por sudoración los mecanismos de regulación del cuerpo, consiguiendo estar más seco y más fresco, sin perder movilidad. 

Para su desarrollo, ya se han llevado a cabo pruebas con combatientes, en condiciones controladas en el laboratorio de Confort Térmico del IBV, que han permitido optimizar y adecuar el sistema a las actividades y requisitos de indumentaria, balística y carga del Ejército de Tierra español.

En el marco En las pruebas de validación de la innovadora solución han participado miembros del Mando de Operaciones Especiales (MOE) de Alicante y del Regimiento de Defensa Nuclear, Biológica y Química (NBQ) Nº 1 del Acuartelamiento Daoiz y Velarde, de Paterna, Valencia. Los tests se han realizado tanto con hombres como mujeres con el objetivo de que la solución se valide contando con criterios antropométricos, térmicos, ergonómicos, morfológicos y de género.

Todo el poceso está siendo supervisado de cerca por el Ministerio de Defensa, asegurando que las futuras prendas de indumentaria para entornos de estrés térmico cumplan con los estándares más exigentes de calidad y seguridad. Los resultados se han obtenido empleando la uniformidad del Ejército de Tierra, siendo aplicables al resto de Fuerzas Armadas.

Esta investigación cuenta con la financiación del Ministerio de Defensa en el marco del Programa 'COINCIDENTE 2020', gestionado por la Dirección General de Armamento y Material (DGAM) a través de su Subdirección General de Planificación, Tecnología e Innovación (SDG-PLATIN).

Según explica, Juan Carlos González, director de innovación en Indumentaria de IBV, el centro "ha creado una metodología que permite detectar pequeños cambios de temperatura y recrear un mapa corporal 3D para predecir y analizar su evolución".

Gemma Romualdo, responsable de Proyectos de I+D en FECSA, explica que "en paralelo al novedoso sistema de ventilación, se ha desarrollado un nuevo equipo de combate con textiles ligeros, permeables y de altas prestaciones mecánicas que aportan al usuario una mejora en el confort térmico en ambientes extremadamente cálidos. Gracias a este proyecto, se conseguirá minimizar el estrés del combatiente para mantener sus capacidades tanto a nivel físico como psicológico en la toma de decisiones."

Una solución con usos civiles

Aunque inicialmente se ha concebido para satisfacer las necesidades de los combatientes del Ejército de Tierra, esta solución podría ser traslada al ámbito civil, para su uso en puestos de trabajo y actividades donde las elevadas temperaturas provoquen el estrés térmico de los trabajadores. Desde trabajos de construcción, actividades de limpieza, mantenimiento de calles o jardinería, a hornos industriales o la metalurgia, entre otros, podrían desempeñarse de forma que se redujese el riesgo de sufrir golpes de calor.

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