Tecnología

Una semana con Windows 11: esto es lo mejor que hemos visto en el nuevo sistema

  • El nuevo Windows 11 incluye importantes cambios de diseño
  • El nuevo menú inicio, el protagonista
El nuevo Windows 11

Hemos tenido la oportunidad de probar Windows 11 durante siete días, en los cuales hemos podido comprobar de primera mano cómo son los cambios introducidos por Microsoft, qué novedades nos han gustado más, y qué aspectos hay que mejorar.

La existencia de Windows 11 en sí misma es una sorpresa, y algo que aparentemente Microsoft no tenía claro hasta hace pocos meses. Originalmente, la compañía iba a centrarse en Windows 10X, un nuevo sistema para dispositivos de dos pantallas; pero el crecimiento en ventas de los ordenadores portátiles le motivó a centrarse en cambiar Windows 10 en algo mejor.

Windows 11 es el resultado, y si bien ya se ha metido en algunas polémicas, como la confusión con la compatibilidad, es innegable que tenemos algo mejor entre manos. La pregunta es ¿es un salto que merezca la pena?

Nuevo menú inicio

El cambio más evidente, y el que ha provocado más discusión, está en una pieza fundamental de Windows: el menú inicio. Por mucho que haya cambiado, desde 1995 está ahí como lo primero que tenemos que hacer para encontrar nuestros programas y archivos. Y en Windows 11, es más diferente que nunca.

El menú inicio de Windows 11

El menú inicio ahora flota en medio de la pantalla, en vez de quedarse en una esquina; por lo tanto, requiere de toda nuestra atención, al tapar todas las aplicaciones abiertas. En la práctica, no es tan malo como sueña; de todas formas, si hemos abierto el menú inicio es porque queremos hacer algo diferente a lo que estábamos haciendo.

De hecho, considero que el cambio de menú inicio es una mejora sustancial respecto a Windows 10. Decimos adiós a las "live tiles", esos cuadrados que ocupaban la mayor parte del menú con aplicaciones e información; fueron objeto de odio en Windows 8 y nunca llegaron a despegar en Windows 10, así que no es una gran pérdida.

A cambio, tenemos un menú inicio mucho más simple y directo, dividido en dos partes: las aplicaciones, y las "recomendaciones". En la parte superior tenemos las apps que hayamos anclado en el menú inicio, como en Windows 10; y si pulsamos en "Todas las aplicaciones" veremos la clásica lista con todos los programas instalados. Es directo, es limpio, y es rápido, me encanta.

Las "Recomendaciones" son algo más confusas. En el momento de escribir estas palabras, esta sección sólo muestra los últimos archivos abiertos; un nombre más apropiado sería "Recientes", pero es un misterio si Microsoft prepara más cambios.

Mejor multitarea

Como alguien que trabaja en casa, las mejoras de Windows 11 en multitarea son muy agradecidas. Microsoft ha eliminado partes que sonaban muy bien en campañas de marketing, pero que no tenían utilidad real como el "timeline", que nos permitía "viajar en el tiempo". En vez de eso, tenemos un simple selector de escritorios; cada uno es totalmente independiente, con sus propias aplicaciones y fondo de pantalla.

El selector de escritorio de Windows 11

Así que puedo tener todos los programas que uso para trabajar en un escritorio, y cuando termino la jornada, cambiar a otro y empezar a jugar o a ver películas. De nuevo, no es nada que no hayamos visto ya en otros lados, pero la implementación es buena y no se complica la vida.

El selector de ventanas de Windows 11

La novedad que más me ha gustado en lo que respecta a la multitarea es la nueva función para repartir ventanas en la pantalla. Si mantenemos el ratón encima del botón de maximizar en cualquier ventana, aparecerá un selector que nos permitirá poner las ventanas como prefiramos; por ejemplo, podemos dividirlas en dos lados de la pantalla, o hacer que ocupen una esquina cada una. Si tenemos un monitor grande, esta función será imprescindible para aprovechar todo el tamaño de la pantalla.

Diseño moderno, esta vez sí

Esta no es la primera vez que Microsoft promete dar una capa de "modernidad" a su sistema operativo, y no sería la primera vez que falla estrepitosamente. Algunos aún recordamos cuando Windows Vista lo convirtió todo en un trozo de cristal, o cuando Windows 8 decidió abandonar al 98% de sus usuarios para funcionar mejor en tablets.

Pero con Windows 11, creo sinceramente que es la primera vez que Microsoft ha conseguido su objetivo. El diseño de este sistema está mucho más trabajado y, especialmente, es mucho más cohesivo. No hay piezas que destaquen del resto, como un trozo sin pintar en nuestra casa, todo ha recibido la misma mano de pintura.

Nuevos iconos y nuevo explorador de archivos

Los nuevos iconos son un buen ejemplo; Microsoft ha tenido que rediseñarlos todos, para que ahora se muestren de frente y no en ángulo como hasta ahora, y el resultado ha merecido la pena. Los nuevos temas son más atractivos, incluyendo un nuevo modo oscuro, y los menús son más fáciles de ver y usar.

Es un diseño con muchas influencias, eso sí. La nueva barra de tareas ahora está centrada, exactamente igual que en macOS con los iconos más fácilmente accesibles. Y también me gusta mucho el nuevo panel de control, que parece sacado de un teléfono móvil y desde el que podemos acceder a WiFi, Bluetooth, modo avión, ahorro de batería y accesibilidad, o cambiar aspectos como el sonido y el brillo de la pantalla.

Los nuevos widgets

Lo bueno, es que no estamos obligados a nada. Los widgets sólo aparecen con el atajo de teclado asociado o pulsando el botón en la barra de tareas, y eso lo puedes quitar haciendo clic derecho. Desde entonces, los widgets desaparecen para siempre y no volverás a pensar en ellos. Lo mismo podemos decir de la integración con Microsoft Teams, aunque esa función aún no está disponible.

Cambiar todo para no cambiar nada

Windows 11 es digno de llevar un número más alto, pero que eso no nos haga pensar que estamos ante una revolución. Sí, han cambiado muchos aspectos críticos del sistema, como el menú inicio y la barra de tareas, pero sigue siendo el mismo Windows de siempre.

Después de las primeras horas de emoción al ver las cosas nuevas, te acostumbras y empiezas a usar Windows como lo has usado siempre. Los cambios están ahí, pero son más del estilo "ahora estos botones son más grandes" y no tanto del estilo "vas a tener que estudiar para reaprender lo que llevas usando 20 años".

Y eso será bueno o malo, pero es, decididamente, Windows.

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