Opinión | A. Sheng/ X. Geng
- 23/08/2015, 17:00
El estancamiento secular acecha en todas partes y China no es una excepción. En todo el mundo, el estímulo monetario y fiscal sin precedentes que siguió a la crisis financiera de 2008 ha hecho que la deuda, los títulos y los precios inmobiliarios subieran, incluso si el comercio y la inversión bajaban. Todo esto ha deprimido la demanda, el crecimiento económico y la inflación. En China se están complicando los esfuerzos oficiales de impulsar el papel de las fuerzas de mercado en la conformación de resultados económicos. ¿Bastará la última medida de las autoridades (la devaluación del yen) para invertir esta tendencia?