Los activos bajo gestión de la plataforma de deuda de infraestructuras del Grupo Edmond de Rothschild se han cuadruplicado hasta alcanzar los 1.600 millones de euros desde que el fondo Bridge I cerró por primera vez en 2014, con 400 millones de euros. El responsable del área de infraestructuras y financiación estructurada de Edmond de Rothschild Asset Management (EdRAM), Jean Francis Dusch, explica el espíritu de sus inversiones y sus perspectivas.
¿En qué proyectos ha invertido el fondo Bridge IV?
Hemos invertido en 28 proyectos desde 2015, lo que supone un ritmo de inversión muy alto. Hemos aplicado una estrategia innovadora, intentando ser pioneros por sectores y países. Por ejemplo, en España en 2016, planteamos una de las mayores emisiones de bonos para una cartera de energía solar en operación. También fuimos de los primeros en el sector del off-shore en Alemania, y en los sectores de telecomunicaciones (fibra óptica), tanto en Alemania como en Francia, donde también hemos financiado un proyecto de calefacción urbana. Nos gusta pensar en infraestructuras, todo está interconectado. Entre todos estos proyectos, hemos invertido unos 1.400 millones de euros.
¿Cuándo espera conseguir los 500 -750 millones de Bridge IV?
Debería ser a finales de año o principios de 2019. Iniciamos la captación de fondos en marzo y ya hemos superado los 300 millones, 200 para la estrategia de deuda senior, y más de 100 millones para la estrategia de higher yield, que consiste en deuda junior con unos rendimientos entre el 5 y el 7 por ciento.
¿Cuál es el perfil de los inversores?
Contamos con un grupo de instituciones muy potente compuesto en un 75 por ciento por aseguradoras, y el resto son fondos de pensiones. Los principales países de origen son Francia, Alemania, Bélgica, Italia, Suiza y también España. Ya estamos ampliando, ya sea para Bridge IV o para el próximo fondo. Estamos explorando Corea del Sur y Canadá, con un alto potencial para aportar liquidez.
¿Cuál es el retorno?
Para la deuda senior, es más bien un diferencial. Tenemos un mix de fijo y circulante, pero en este momento generamos un retorno del 3,4 ó 3,5 por ciento. El diferencial es aproximadamente de 250 puntos básicos, lo que asegura la calificación de nuestras inversiones en deuda senior, así como una solvencia mínima, y unos requisitos bajos de solvencia (SCR). Es un resultado bastante sólido. Para Bridge IV de alto rendimiento, se trata básicamente de deuda junior. El rendimiento agregado de las primeras transacciones que cerramos ha sido del 6,2 por ciento, un dato muy positivo dado que se estimaba entre el 5 y el 7 por ciento.
¿Cuáles son los activos más interesantes para el fondo?
Cuando lanzamos el fondo hace cuatro años, identificamos las energías renovables como objetivo. Vimos oportunidades de refinanciación en España y en Alemania, donde también había oportunidades en proyectos nuevos. Como teníamos la experiencia, pudimos ser los primeros en estos mercados. Creemos que la transición energética en Europa es clave. En términos de infraestructuras sociales, apostamos firmemente por el sector sanitario, con oportunidades interesantes en Bélgica y Francia. También creemos que la red transeuropea de infraestructuras ofrece muchas oportunidades de refinanciación y de proyectos greenfield, especialmente en los países Escandinavos y también en España. La actualización de las infraestructuras para los servicios públicos y el almacenamiento de recursos naturales también son muy importantes, así como los proyectos de telecomunicaciones, y especialmente de fibra óptica.
¿Qué países son más atractivos?
Hemos invertido en nueve países.¡ Inicialmente invertimos en Francia, Alemania, Bélgica, Italia, España y Dinamarca. Con el primer fondo invertimos también en Reino Unido, pero no lo hacemos ahora porque se trata de un fondo en euros y no queremos exponer a nuestros inversores al riego del tipo de cambio, a menos que nuestros inversores quieran asumir ese riesgo. En Europa, hemos invertido en Italia, pero por el momento preferimos esperar a ver cómo se resuelve la incertidumbre del país. A largo plazo, el fondo se expandirá probablemente a otros países de la OCDE.
¿Cómo ve a España? ¿Está interesado en invertir más?
En España fuimos uno de los primeros en el sector de las renovables. La gestión de la prima a las renovables por parte del Gobierno generó un reto y cierto miedo en los inversores. Por eso, hace dos años pensamos que se podía reestructurar la financiación y mitigar los riesgos. Y eso es lo que hicimos. Las infraestructuras de transporte en España ofrecen ciertas oportunidades de refinanciación en las que hemos invertido, por ejemplo, en carreteras y autovías. Es un mercado interesante. Probablemente podríamos invertir más en España, pero intentamos limitarnos a oportunidades donde nos cercioramos de que existe el paquete completo de seguridad: riesgos completamente mitigados, pero manteniendo unos márgenes altos. Además, también preferimos distribuir los fondos geográficamente. No nos gustaría estar demasiados expuestos en un país.
Estamos intentando identificar dónde está el valor a largo plazo en España. Identificamos las oportunidades y nos gusta asegurar que invertimos con criterio para que en un periodo entre 1 y 3 años, podemos ser inversores y proveedores de deuda. Recientemente, hemos invertido en una planta de gas en España a través del fondo Bridge IV de alta rentabilidad. También estamos cerca de cerrar una operación sobre infraestructuras de biomasa, que además cuenta con un elemento de construcción.