
El primer ministro francés, François Bayrou, se verá obligado a dimitir después de haber perdido la confianza de la Asamblea. Así, el presidente, Emmanuel Macron, tendrá que buscar un nuevo líder para el gobierno francés que sí cuente con el apoyo del parlamento, algo que no está claro que consiga y, por tanto, puede incluso verse también obligado a ir a unas nuevas elecciones.
Todo este caos en el país vecino no gusta al mercado, y eso se traslada a los precios de sus activos, especialmente a los de la deuda, donde su bono, al percibir el inversor un mayor riesgo, ha perdido apetito por él, igualando su rentabilidad al del papel italiano, el cual históricamente ha cotizado siempre con un mayor descuento que el del país galo.
Así, el rendimiento exigido al bono francés ha alcanzado el 3,48%, igualando al que el inversor está pidiendo ahora a un activo homólogo de deuda italiana. Esto es la primera vez que pasa desde el año 2003. En este periodo, Francia siempre ha sido considerada el segundo país más seguro para invertir dentro de la eurozona, solo por detrás de Alemania. Históricamente los inversores siempre han exigido un rendimiento más alto a la deuda italiana a cambio de financiar a un país más inestable políticamente y que carga con un endeudamiento mayor. En la crisis del euro, en 2012, llegó a situarse hasta 400 puntos básicos por encima de Francia y en 2022, esta diferencia todavía se encontraba sobre los 200 puntos.
El riesgo país, medido como la diferencia de rendimiento exigido al bono a 10 años del país francés frente a la referencia en la unión monetaria, el Bund alemán, se ha disparado hasta los 82 puntos desde los 65 enteros en los que cotizaba a mitad del mes de agosto. Este es el mayor nivel desde enero. Como referencia, este indicador en España se encuentra por debajo de los 60 puntos.
Desde Lloyds apuntan que "expectativas de una resolución rápida de esta situación política y fiscal se han reducido y el mercado seguirá muy sensible a esta situación y al déficit fiscal". Esto es algo con lo que tendrá que lidiar el próximo primer ministro. "La alternativa preferida por el presidente Macron es ahora el nombramiento rápido de un nuevo primer ministro, quien intentará llegar a un acuerdo en las acaloradas negociaciones presupuestarias", señala Darío Messi, responsable de renta fija de Julius Baer. "Si esto no funciona, aún existe la posibilidad de elecciones anticipadas. En cualquier caso, la situación actual refleja un desafío con pocas posibilidades de solución fácil: gobiernos frágiles en un panorama político fragmentado. Por lo tanto, la incertidumbre sigue siendo alta, pero no prevemos que los mercados de bonos se descarrilen a partir de ahora", concluye Messi.
Hay que recordar que esta semana la agencia de calificación Fitch revisará el rating de Francia, que actualmente se encuentra en el AA- con una perspectiva "negativa", con lo que la probabilidad de que haya una bajada en este sentido es alta, pudiendo quedarse en A+. Esto, según los expertos, elevaría la presión del mercado sobre la deuda francesa.
Esto, en una semana que en el mercado de deuda está marcada claramente por la reunión del BCE de este jueves, en la que, sin embargo, no se espera ningún cambio por segunda vez consecutiva en la política monetaria, quedándose la referencia de la facilidad de depósito en la zona del 2% una vez que la inflación ha alcanzado los niveles objetivo de la institución.