
El desajuste entre la oferta y la demanda en la vivienda tiene dos caras. Por un lado, la insuficiencia de pisos en el mercado provoca un impulso desmedido de de los precios, que ha convertido el acceso a la vivienda en el primer problema para la sociedad. Pero por otro, las empresas del sector están viviendo una edad dorada gracias a una demanda constante y creciente impulsada por las bajadas de tipos y la llegada de inmigrantes. Este boom de negocio que vive este sector ya provocó la irrupción de grandes fondos y patrimonios en las compañías. Tanto es así que España ya ha superado la barrera de los 4.000 millones de este tipo de inversores. Su llegada ha servido para profesionalizar el sector, lo que está siendo fundamental para que las empresas impulsen estrategias dirigidas a maximizar su crecimiento. Con este objetivo, el inmobiliario español está siendo testigo de una época dorada de fusiones y adquisiciones.
El último ejemplo tuvo lugar esta misma semana con la oferta de compra de Neinor por parte de su rival Aedas en alianza con el fondo Apollo. Pero anteriormente la propia Neinor adquirió Quabit y Habitat. Aedas, por su parte, compró Inmobiliaria Espacio y Aurea. Mientras que otros gigantes del sector, como Merlin y Colonial, tampoco han eludido tirar de chequera en los últimos años para crecer vía compras. A la vista está que el inmobiliario español vive un periodo de concentraciones al calor del buen momento que el negocio vive. Una estrategia lógica para un sector compuesto por empresas cuya tamaño es muy inferior al de sus rivales europeos. La ganancia de tamaño se convierte así en una necesidad para estas firmas. Solo así podrán competir en mejores condiciones frente a sus rivales comunitarios e impulsar su crecimiento a escala internacional.