El mes de octubre consolida el final de la estación más cálida del año con la llegada del otoño. Durante los meses previos al comienzo del invierno se viven épocas de cambios que afectan a múltiples aspectos de la salud, que se acentúan más con las inusuales temperaturas que se están viviendo. Los expertos explican que durante este periodo el cuerpo humano presenta deficiencias a la hora de defenderse de bacterias y otros microorganismos provocando alteraciones en el sistema inmunitario que pueden debilitarlo.
La gripe, la bronquitis, la faringitis o la neumonía son patologías muy populares durante las temporadas de frío. La gripe es una enfermedad infecciosa de carácter respiratorio causada por un virus que presenta su mayor incidencia durante los meses de otoño e invierno. De hecho, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año mueren en el mundo hasta 650.000 personas por enfermedades respiratorias relacionadas con la gripe estacional.
El sistema inmunitario se presenta como la defensa del cuerpo frente a microorganismos y sustancias que considera extrañas y dañinas. Las células que lo integran trabajan de forma coordinada para mantener la integridad del organismo, por lo que mantenerlo a punto es una tarea crucial para evitar problemas de salud. Los expertos inciden en la importancia de mantener un estilo de vida saludable que incluya una buena alimentación, práctica deportiva y una buena rutina de sueño, así como una buena vigilancia del peso.
Existen situaciones en las que el sistema inmunitario de personas sanas puede verse comprometido con una disminución de las defensas. "En principio, un cuerpo sano pone en funcionamiento su sistema inmune ante la agresión de patógenos. No obstante, hay situaciones en las que el sistema inmunitario de las personas sanas se puede ver comprometido produciéndose una disminución de las defensas", explica Ana Ortiz, gerente del área de salud de Farmasierra.
Consejos para cuidar las defensas
En todas las guías para prevenir la aparición de una patología y para mantenerse sano se encuentra una buena alimentación. La adherencia a alimentos saludables y una dieta saludable y rica en frutas y verduras, junto a un estilo de vida activo, reporta grandes beneficios para las defensas. Aunque en invierno no se tiene la misma sensación de sed debido al frío, es necesario seguir bebiendo suficiente agua para mantener una hidratación correcta.
La práctica de ejercicio físico de forma regular ayuda a prevenir enfermedades y contribuye a mantener una buena forma física. Sin embargo, es importante elegir la ropa más adecuada mientras se practica deporte para evitar que el cuerpo se enfríe por el sudor generado. Los hábitos de sueño saludables también son imprescindibles para el buen desarrollo del sistema inmunológico.
El estrés es otro gran enemigo y está demostrado que si se prolonga durante períodos largos de tiempo incide directamente en la habilidad del sistema inmunitario para mantener en forma las defensas. Evitar los contrastes fuertes de frío y calor y llevar prendas de abrigo resistentes al viento y a la humedad, así como las zonas del cuerpo donde se produce mayor pérdida de calor y más susceptibles de congelación (cabeza, manos y pies) también resultan clave para garantizar el cuidado de las defensas.
El mantenimiento limpio del hogar y su correcta ventilación permite mantener los espacios libres de virus y bacterias. Finalmente, la ingesta de algunos suplementos y probióticos específicos mejoran el equilibrio microbiano intestinal, tienen capacidad de estimular la reacción inmunitaria del cuerpo y aportan beneficios para la salud.